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lunes, 14 de abril de 2008

Entretelones en la cuestión de la soja en la Argentina


Extraemos unos párrafos, de un artículo aparecido en Madrid, España donde se hace mención a los problemas derivados de las retenciones a la soja y a su comercialización en el campo, en nuestro país. Allí se afirma: “ (…) Ahora, a Kirchner (que sigue siendo el presidente de facto, más allá de las histerias de su mujer) se le ha ocurrido algo más sencillo que el IAPI, y de más directo enriquecimiento del Estado y, por tanto, personal (recuerde el lector, o entérese de ello, que cuando era gobernador de Santa Cruz decidió, por razones de seguridad ante la devaluación que se venía, depositar los ahorros de la provincia en una cuenta suiza, en dólares, de los que todavía no se sabe dónde están). Se le ha ocurrido poner a la soja, que es lo que todo el mundo con un pedazo de tierra cultiva y vende al exterior, y a los demás productos rurales de exportación, un superimpuesto, al que llama "retención", del 40 (cuarenta, sí) por ciento.
"El campo" reaccionó, claro. La Sociedad Rural, Coninagro (cooperativas), etcétera, empezaron a actuar como organizaciones sindicales, cortaron las carreteras y complicaron las comunicaciones en todo el territorio, y hasta fueron tímidamente a manifestarse a la Plaza de Mayo, a las puertas de la casa de Gobierno, de la que no salió nadie a atenderlos.

Los Kirchner deben de haber mirado discretamente desde detrás de una ventana cómo su grupo mafioso parapolicial, el de los piqueteros de Luis D'Elia, se lanzaban contra las señoras y los señores del Barrio Norte, los descendientes de los antiguos terratenientes, ahora pequeños propietarios, con decisión y contundencia: a palos y, según D'Elía, dispuestos a matar a todos los "blancos".
El peronismo siempre ha tenido fuerzas de choque. Durante las dos primeras presidencias de Perón (1946-1955) era la Alianza Libertadora Nacionalista de Guillermo Kelly, conspicuamente nazi; después fue lo que terminó denominándose Comando de Organización, dirigido por Alberto Brito Lima y parte integrante de la Triple A del coronel Osinde y López Rega. Ahora, desde el ascenso al poder del matrimonio compuesto por el abogado y la falsa abogada, son los piqueteros, nacidos al calor del movimiento que culminó con el golpe de estado contra De la Rúa: como participaron todos, no se supo hasta casi un más tarde quién era el que mandaba. Los piqueteros son la continuación, el continuose del empezose del Comando de Organización. El resentimiento en armas.
Los piqueteros por un lado y los camioneros por otro (si ahora los sojeros pudieran vender, al margen de su batalla fiscal, no tendrían quién les transportara la producción al puerto de Buenos Aires) hacen la política de los Kirchner para expoliar la única fuente de riqueza en la que tienen poder para intervenir (con las petroleras hay pactos firmados de los que cuesta salirse). Será éste otro Gobierno argentino que, al acabar, porque todo acaba, hasta el peronismo, deje a sus miembros más ricos y al país más pobre. Vía fiscal: los impuestos son un robo en general, y lo son un poco más en este caso. Estamos con "el campo", aunque planten soja, una desgracia universal.”. (Extraído de la web del madrileño Libertad Digital, del 14 de abril de 2008, de Horacio Vázquez-Rial)

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