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martes, 8 de abril de 2008

Atentados Montoneros Contra el Gobierno Constitucional de Martínez de Perón

No se divulgan, con la frecuencia que sería de desear, los atentados cometidos por los terroristas subversivos, durante el período constitucional, finalizado con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976. Los integrantes de la agrupación subversiva Montoneros, que se llenan la boca criticando el golpe que dio inicio a la Dictadura, ellos también atentaron, decenas de veces aunque sin éxito, contra las autoridades constitucionales. Es decir contra las autoridades de su mismo partido, el Partido Peronista. Posiblemente motivados y resentidos ante la expulsión de la Plaza, que de ellos hizo el general Juan D. Perón, oportunamente. Extraemos del diario Crítica del 8 de abril de 2008, lo siguiente: "Pocos días antes del golpe de Estado de 1976, Montoneros intentó matar a Videla. Colocó un coche bomba en el estacionamiento del Edificio Libertador del Comando General del Ejército y la accionó a distancia. La bomba no alcanzó a Videla, que fue demorado en el ingreso porque estaba vestido de civil, sino a Alberto Blas García, un camionero de 31 años que esperaba en el semáforo de la avenida Huergo.Blas tenía una historia común. Había sido boxeador amateur en Santa Fe, transportaba bobinas de acero para una empresa, se había casado y tenía un hijo de nueve años, también llamado Blas. Vivía en Bernal.Esa mañana, la del 15 de marzo de 1976, Blas despertó a su hijo para acercarlo al centro. Tenía que hacerse la cédula de identidad. Pero era muy temprano; prefirió dejarlo en la cama. Lo llevaría su madre en colectivo más tarde.El hijo de Blas no tiene muchos recuerdos de su padre. Lo veía una semana al mes. Tiene en la memoria un viaje a San Rafael para llevar una carga y la última Navidad juntos, los dos abrazados cuerpo a tierra bajo el techo de la galería de la casa. Por la tarde el ERP había intentado copar el Batallón Domingo Viejobueno, que quedaba a la vuelta de su casa. Por la noche, los helicópteros del Ejército iluminaban el barrio con focos de luz y los aviones bajaban en picada y disparaban. La abuela de Blas también tuvo una Navidad accidentada: el ERP incendió el colectivo en el que viajaba y entró corriendo a la casa de Blas en medio del fuego.

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