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lunes, 24 de enero de 2011

26 enfermos mentales del Hospital Ordaz, La Habana, Cuba han fallecido por el frío



"Los hechos se destaparon hace poco mas de un año, aunque en un principio la dictadura comunista cubana se resistió a admitirlos finalmente no pudo evitarlo e incluso el caso ha llegado a ser uno de los juicios más sonados en la isla: 26 enfermos mentales que estaban ingresados en el hospital psiquiátrico Eduardo Bernabé Ordaz de La Habana murieron como consecuencia del frío, según las primeras explicaciones ofrecidas desde instancias oficiales.

Sin embargo, tal y como cuenta Gaceta de Cuba, otros informes que no se han hecho públicos revelaban que muchos de los enfermos padecían caquexia debido a la extrema malnutrición a la que se veían sometidos. Del mismo modo, según testimonios a los que hace referencia en el periódico cubano en el exilio los muertos en enero de 2010 podrían haber superado la treintena.

De hecho, testimonios colgados en foros de Internet hace un año apuntaban en esta línea ya antes de que el caso fuese reconocido por las autoridades de la isla: "Fuentes que laboran en el centro y que prefieren el anonimato hablan incluso de 31 fallecidos desde el sábado 9 hasta el martes 12 de enero".

En este mismo espacio otro informante señalaba que los enfermos del citado hospital no tenían "colchones para dormir ni frazada [manta] para taparse" y que de hecho los fallecidos "estaban durmiendo en el suelo".

También apuntan, en un mensaje del 13 de enero de 2010, un día antes de que la noticia saltase a los medios, que tras las muertes "se movilizo aquello, se metió la seguridad y dicen que ya aparecieron colchones, frazadas y la comida mejoró y en las noches les están dando chocolate caliente".

Mientras que el régimen apunta a una "negligencia" que hizo que el hospital no estuviese preparado para las excepcionalmente bajas temperaturas que se dieron en la isla en los días de los hechos, otras informaciones y testimonios de cubanos de la zona apuntan a que trabajadores del hospital desviaron los suministros, ya de por sí escasos, destinados a los enfermos: "Se trapicheaba con todo: comida, ropa, colchas, incluso de ese hospital salieron refrigeradores, ventiladores y muchos otras cosas".

A pesar de que el régimen sí ha filtrado que el juicio se celebró en los últimos días, se ha sabido muy poco sobre la investigación llevada a cabo y tampoco se conocen los nombres o el número de acusados.

En declaraciones a distintos medios algunos de los familiares de los fallecidos reconocían que "no sabemos nada, nada más que fuimos citados". BBCMundo recoge también el testimonio de uno de los implicados, un cocinero, acusado al parecer de robar alimentos.

Elizardo Sánchez, presidente de la opositora Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) que denunció el caso, afirma por su parte que la mayor parte de los inculpados son "personas que no podían decidir sobre la reparación de las ventanas o que los enfermos fueran correctamente abastecidos".

La CCDHRN señaló en su momento que además de la ausencia de ropas, colchones o mantas y de la más que deficiente alimentación de los enfermos había en el psiquiátrico multitud de ventanas rotas, lo que obviamente fue letal durante la ola de frío.

Además, denunció que las autoridades se niegan a aceptar "la cooperación de la Cruz Roja Internacional ni el escrutinio de otras ONGs especializadas" cuya presencia habría podrido evitar que la situación llegase a ese punto de deterioro.

El caso, que como tantas otras noticias sobre Cuba pasó más que desapercibido en nuestro país, supone un brutal desmentido de uno de los grandes mitos con el que se sigue tratando de intoxicar a la opinión pública occidental: la excelencia del sistema de salud cubano, un sistema que en realidad y como todo en la isla se ha hundido a niveles absolutamente tercermundistas tras cinco décadas de dictadura comunista. (Seleccionado de la web española de Libertad Digital, del 24-01-11)

jueves, 20 de enero de 2011

Argentina debe aprender de la desgracia ajena y no repetir los mismos errores


Leyendo este artículo que adjuntamos, no podemos evitar pensar en el destino de nuestro país. Como Tunez y otros tantos, hemos sido colonia y luego de apartarnos de la Madre Patria, hemos seguido caminos no tan paralelos, con sus defectos y sus virtudes. Algunos países, en tales condiciones, han sido presa fácil de ciertas ideologías que, utilizando el anhelo común de ser independientes, han caído en las garras del marxismo internacional, otros están al garete entre otras naciones en sus mismas condiciones y otros, tomando ejemplo de lo que no se debe hacer para fracasar, van camino a una evolución sin precedentes. Nosotros, vamos en forma paulatina hacia donde están las naciones repudiadas o ignoradas por la comunidad internacional. Por cierto que podemos dar un brusco golpe de timón y enfrentar la tempestad. ¿Lo lograremos? ¿Habrá algún estadista que se haga cargo de esa tarea?. Lo dudamos. Veamos lo que pasó en Tunez: "La sociedad tunecina que lucha por la democracia y por su dignidad nacional es heredera de una importante historia. En 1956, el movimiento nacional liderado por Habib Burguiba consiguió la independencia tras treinta años de lucha en nombre de los principios de la revolución y la república francesas. Su partido, el Néo-Destour (Constitución en árabe), exigía: “Liberté, Égalité, Fraternité: est-ce trop demander à la République Française?”. Tras la emancipación colonial, Burguiba construyó la nacionalidad tunecina y un Estado moderno, no como un país árabe más, sino como producto de una historia mucho más compleja que seguía la estela de antiguas civilizaciones venidas de Oriente y Occidente y de personajes fundamentales como Aníbal, San Agustín o el gran sabio musulmán Ibn Jaldún. Pero que también incluía a los reformadores tunecinos que en 1861 aprobaron la primera Constitución o que fundaron el colegio Sadiki en 1871, en cuyo espíritu modernizante se han formado hasta hoy los líderes del movimiento nacional.
Fue a partir de toda esa herencia que Burguiba forjó su gran construcción política: el Estado laico, social y modernizador que cuadraba a su concepto de nación tunecina. Bajo esos principios, emprendió un programa de modernización social que dio prioridad a la educación, la evolución de las mentalidades, el derecho de la familia y la mujer. Cerró las escuelas coránicas del país e impuso un sistema escolar moderno y republicano que en sus primeros años absorbía un increíble treinta por ciento del presupuesto nacional. Con el código del estatuto personal y del derecho de familia, abolió la poligamia y el repudio, instituyó el divorcio paritario y otorgó a la mujer los mismos derechos que al varón.

En economía, si bien tuvo los mismos errores de burocratización y estatalización de todos los sectores económicos que cometían casi todos los líderes del tercer mundo en esa época, a partir de 1970 empezó a alinearse con los organismos económicos y financieros internacionales. Ello no evitó altibajos y sacudidas que provocaron la gravísima crisis del pan, con algaradas y muertos en la capital. No fue hasta 1986 que, tras los acuerdos con el Banco Mundial y el FMI de financiación y de reconducción de la política económica, junto con los acuerdos con la CEE, se inauguró un largo ciclo de crecimiento económico.

En ese momento, Ben Ali dio el golpe de Estado “médico” contra el anciano Burguiba, justo seis semanas después de ser ascendido a primer ministro conservando la cartera de Interior, lo que prueba la efectiva senilidad de aquel. Ben Ali heredaba así un país encarrilado ya hacia el crecimiento y la modernización, aunque la democracia continuaba ausente. Burguiba nunca sintió la necesidad de poner en marcha un verdadero proyecto de democratización, ya que como “combatiente supremo” y padre del Estado y la nación ejerció de déspota ilustrado. En un país harto del autoritarismo e intrigas palaciegas del fin du règne de Burguiba, Ben Ali, que había hecho carrera como superpolicía especialista en seguridad, accedió a la presidencia con la promesa de democracia, apertura y libertad. Sin embargo, la excusa de sofocar y quebrar un incipiente movimiento islamista y de la izquierda le sirvió para convertir Túnez en un Estado policial hasta extremos de control increíbles. Con los años, la insaciable voracidad de su familia política, el sentimiento de completa impunidad y la borrachera de poder convirtieron su régimen en una cleptocracia organizada en favor de la familia presidencial, que constituía un anacronismo creciente en una sociedad en plena evolución y modernización. Hasta que la avaricia rompió el saco y el pueblo de Túnez, protagonista real de esa historia de modernización social desde la independencia, ha decidido luchar por la dignidad de su país y con admirable valor ha derribado al dictador. (N.de R.: nos trae a la memoria otro presidente que optó por la cleptocracia, apoyado en la impunidad y la borrachera de poder).

Ahora toca construir la democracia, hacer una verdadera transición. Túnez cuenta para ello con una sociedad modernizada, con cuadros competentes y honrados tanto en la administración como en el sector privado y con amplias clases medias que, tras veinte años de crecimiento anual superior al 5%, tienen un nivel económico modesto pero no mísero. Con la cimentación de la democracia, el pueblo de Túnez hará honor a su historia de largo y sostenido esfuerzo. De hecho, el efecto dominó de revueltas en el mundo árabe no será fácil sin esas premisas previas de desarrollo social y educativo, pero el ejemplo de Túnez, si no lo sabotean, ha de tener un efecto benéfico en toda la región. Y el apoyo claro y decidido de la UE habrá de desempeñar un papel crucial, imprescindible, en este nuevo y esperanzador proyecto del pueblo tunecino". (Seleccionado de la web española del diario La Vanguardia, del 20-01-11)

lunes, 17 de enero de 2011

Delitos de Lesa Humanidad durante la Guerra Civil Española - Tercera Parte




En el verano de 1936, en el pueblo toledano de El Campillo de la Jara, donde no había frente de guerra y el pueblo estaba en paz, las autoridades republicanas se reunieron y elaboraron listas de hombres que debían ser fusilados con criterios tan dispares como ser agricultor propietario, ser médico, ser criado del médico o rezar el rosario.
En los pueblos pequeños las noticias vuelan de boca en boca y estando mi abuelo y bisabuelo (de 22 y 49 años de edad respectivamente), pequeños agricultores que no se habían significado políticamente nunca, cenando tras una dura jornada de trabajo en el campo, alguien del pueblo se llega a nuestra casa y espeta “idos corriendo que os van a matar”, lo cual hacen. Salen corriendo con lo puesto y se ocultan a las afueras del pueblo aprovechando la oscuridad de la noche e inician marcha monte a través, en dirección al pueblo de Puente del Arzobispo, donde estaba la línea del frente y donde esperaban encontrar amparo. Por el camino se van encontrando con otros hombres huidos y hacen grupo. Ven en la oscuridad de la noche en la lejanía la luz de un cigarro, lo que desencadena su huida en tropel al creer que eran sus perseguidores (narra mi abuelo que era tal la desesperación con la que corría para salvar su vida que no se dio cuenta que su padre desfallecido se había quedado retrasado). Tras toda una noche a marcha forzada, llegan a Puente del Arzobispo y un soldado moro que guarda la entrada del pueblo les da el alto, teniendo que esperar los huidos a la autorización de las autoridades nacionales para poder pasar a zona nacional. En esto, se ve llegar a un hombre joven por el camino al que reconocen como el médico del pueblo, Don Valeriano, hijo del secretario del Ayuntamiento, Don Fidel, al que habían matado los milicianos unos días antes en una cuneta a las afueras del pueblo. El médico era hombre joven como mi abuelo, con la carrera recien terminada, no acostumbrado a la dureza del trabajo del campo y venía huyendo de las sacas de las autoridades republicanas. Entonces el grupo de huidos empezó a llamarle para que se acercara sin miedo y este al oir las voces se dio media vuelta y volvió sobre sus pasos como un zombi. Entonces mi abuelo tomó una caballería de las que solía haber atadas pastando en los cercados a las afueras de los pueblos y montandola de un salto salió corriendo en su busca. Cuando lo alcanzó, el médico se encontraba destruido moralmente y físicamente por la peripecia vivida en los últimos días que le había destrozado la vida, hasta el punto de no reconocer a mi abuelo.

Ante la huida de estos hombres, como represalia encarcelaron y torturaron a sus mujeres, las cuales pasaron la noche rezando el rosario en la checa a la espera de lo que decidieran hacer con ellas las autoridades republicanas al día siguiente.
(N.de R.: recordemos que se denominaba "cheka" o "checa" al lugar donde eran conducidos los prisioneros políticos, una vez capturados. Por lo general se trataba o de inmuebles oficiales o confiscados a sus propietarios. Allí se procedía a torturar física y psíquicamente a los aprehendidos y, en su caso eran liberados u obligados a dar "un paseo". En esta última ocasión, eran conducidos a lugares estratégicamente seleccionados, donde procedían a cavar su propia tumba, para inmediatamente ser pasados por las armas, sin mas. A la fecha estos crímenes de guerra no solamente no han sido sancionados penalmente, sino que no pueden serlo habida cuenta la sanción de la norma decretando una amplia amnistía. Tal norma, al contrario de lo que ha sucedido en la Argentina, no ha sido nulificada por España ya que se considera que no es viable hacerlo. España, con su actitud, demuestra que procede en forma civilizada y conforme a derecho. Nuestro país, muy por el contrario, demuestra que no se respetan los principios establecidos, no sólo en los tratados firmados por el país, sino la propia Constitución Nacional. Por otra parte, habida cuenta que, a la fecha de comisión de los eventos perseguibles penalmente, no se encontraba tipificada legalmente, en España, la figura penal internacional que se les imputaba a los autores, se declaró inadmisible aplicarle a ellos una norma penal mas gravosa.).
Prosigue la narración: "A una de ellas la liberaron ya que estaba amamantando a un hijo de meses y al resto las llevaron a las afueras del pueblo y las fusilaron. Fueron 6 mujeres, mi bisabuela, la mujer del médico, la mujer del chofer del médico (pues en estos tiempos lo normal era que el médico no supiera conducir y necesitaba a alguien que le llevara a las visitas en lugares apartados) y otras 3 mujeres más. También saquearon sus casas robando muebles, enseres, aperos y ganados.
Nunca pensaron los perseguidos que llegarían al extremo de ensañarse con sus madres y esposas las salvajes autoridades republicanas. El brazo ejecutor de los fusilamientos, al parecer fueron unos milicianos llegados desde el pueblo toledano de Polán, que iban de pueblo en pueblo haciendo este tipo de trabajitos, de los cuales nunca se supo terminada la guerra.

Enterado de rumores según los cuales iban a destruir la placa conmemorativa de estos hechos que había en la fachada de la iglesia del pueblo, me desplacé desde Madrid donde resido para obtener fotos, pero llegué tarde pues ya habían picado toda la fachada de la iglesia. Me desplacé entonces al lugar donde fueron asesinadas, pues sabía que allí había un monumento conmemorativo. Probablemente por lo apartado del lugar, en una carretera abandonada, no han reparado en su existencia y a lo mejor no lo destruyen. Efectivamente, allí se encuentra la cruz. (Seleccionado de la web española de Libertad Digital) .

domingo, 9 de enero de 2011

Delitos de Lesa Humanidad durante la Guerra Civil española- Segunda Parte


Sobre las cifras del terror en los dos bandos, los datos más fiables hoy son los de Ángel David Martín Rubio, que he citado varias veces: da un número algo superior de muertes en el bando nacional, pero la intensidad del terror fue mayor en el Frente Popular, ya que, por la evolución de la guerra, solo pudo aplicarse en una extensión menor de territorio y población.

"Ello aparte, hay que señalar tres diferencias fundamentales en el terror de un bando y otro: a) en cuanto a los odios; b) en cuanto al terror entre las propias izquierdas; c) en cuanto al sadismo empleado.

Por lo que respecta al primer punto, importantísimo, el odio fue cultivado por las izquierdas, con ese nombre y desde el principio de la república, dando lugar a una serie de brutales agresiones que terminaron por despertar en parte de la derecha un odio de respuesta. En todo momento llevó la izquierda la iniciativa en el cultivo de ese sentimiento y en las agresiones. La derecha se retrajo, en parte por influencia del catolicismo, que procuraba mitigar esas pasiones, mientras que las izquierdas, en especial socialistas, veían en ellas un arma revolucionaria.

El segundo punto lo he comentado muchas veces, por lo revelador: las peleas entre las izquierdas por el poder y el botín derivaron en dos pequeñas guerras civiles entre ellas y en cientos o miles de asesinatos, además de torturas, detenciones ilegales, etc.

En cuanto a la crueldad y el sadismo, también se manifestó en el Frente Popular con una intensidad sin paralelo en el bando nacional
. Estoy leyendo Los catalanes en la guerra de España, de José María Fontana, reeditado por Ediciones Grafite hace cinco años, un libro muy, muy recomendable para recuperar la historia. Extraigo de él algunos párrafos indicativos:

El simple hecho de ser religioso o sacerdote, o mero seminarista, equivalía a llevar implícita la sentencia de muerte, hallándose cualquiera facultado para ejecutarla, sin previa incoación de causa ni formalidad alguna (…) El clero sufrió la más sañuda persecución, llegándose incluso, con frecuencia, a los más espeluznantes martirios”

“Se dieron bastantes casos de personas quemadas vivas. En Tarragona pereció así el médico Vives. Un dirigente rojo llamado Recasens, con otros varios, lo sacó de casa en pijama y lo llevó a poca distancia de la ciudad; cerca de la carretera lo roció con gasolina y le prendió fuego, contemplando divertido la horrenda agonía de la víctima, que lanzaba gritos espeluznantes. Antes del año moría el asesino, cosido a balazos por sus ex amigos rojos. Josefa Nicolau Fabra era vendedora en el mercado de Tortosa, y fue detenida como represalia por haberse escapado su marido de la cárcel instalada en el colegio de San Luis. Cuando ya había sido detenido de nuevo su marido, Emilio Lucía Izquierdo, y después de azotado lo habían asesinado, la sacaron de prisión y, a unos dos kilómetros de Tortosa, en la carretera de Barcelona, fue quemada viva.

Ramón Segura Piñol, de Ulldemolins, fue asesinado atado a un pino después de un largo y horrible martirio. A Juan Valle, de Guiamets, lo mataron e Gavá después de sacarle los ojos, herirle en las extremidades y colgarle boca abajo. Páginas y más páginas podrían llenarse con la escueta relación de monstruosidades parecidas (…) Ojos reventados como horrendos mejillones. Carnes achicharradas. Gritos de horror y desesperación (…) Caras espeluznantes en la agonía…”

“En los años 1937 y 1938 (…) en la culta ciudad de Barcelona, bajo la “República” española y el Estatuto catalán, los hombres construyeron ergástulas de tortura refinada, infinitamente más completas y perfectas que las de los siglos bárbaros, para hacer sufrir, física y psíquicamente a otros hombres por el solo hecho de no pensar en la misma forma que sus verdugos”

“La cheka llamada de Vallmajor era el local social de la Sección sexta del SIM (…); a pesar de su relativa pequeñez, la población penal existente en ella fue de unos 350 a 550 reclusos. El otro “preventorio” del SIM estaba situado en la calle Zaragoza, y albergaba una población penal de unos 300. En ambos “centros penitenciarios” se empleaban bastantes métodos de tortura: la “nevera”, la “verbena” la “silla eléctrica”, o el “huevo”, a más de traumatismos directos en verdadera riqueza de modalidades, ora el puñetazo, cuyos resultados iban desde el manto cardenalicio con hemorragia hasta la rotura de huesos y extirpación de ojo, o bien el “vergajazo” o la delicada ingeniosidad de saltar sobre los pies desnudos del presos, o tostárselos a fuego lento.

La “verbena” consistía en un cajón de madera cuyas dimensiones obligaban a estar encogido, ni de pie ni sentado, dando frente a una mirilla con una potente lámpara encendida, mientras la tapa superior golpeaba sobre la cabeza con fuerte ruido. Se consiguió por este método un máximo de sufrimiento físico y psíquico.La “silla eléctrica” servía para convulsionar al que en ella se sentaba, con descargas De diferente y creciente intensidad (…)

Eran tan horribles y espantosos los sufrimientos, que se produjeron muchos intentos de suicidio. M. Robles se tiró al patio, y aquel sonriente y bondadoso viejo, Francisco Morera, regresó de un interrogatorio lleno de sangre que le manaba hasta por las orejas, y, después de unas horas de insensibilidad en el suelo, se ahorcó de un grifo a setenta centímetros del piso, con su cinturón. Son dos botones de muestra”.

Otra especialidad fueron los campos de concentración, llamados eufemísticamente “de trabajo”, mucho más brutales que cualesquiera del bando contrario: “Entre tales campos, el más célebre por su negra historia fue el número 3, situado en Omells de Nagaia (Lérida), que, en los últimos tiempos tuvo por jefe a un tipo (…) llamado Monroy, que tenía más muertos sobre su conciencia que pelos en la espesa barba. Allí, entre muchísimos otros, mataron a varios amigos; me acuerdo siempre del jovial médico Casimiro Torrens, apolítico, tan buena persona y llena de vida… a quien asesinaron porque se negó a certificar la defunción, por enfermedad, de un preso muerto tras un bárbaro y prolongado martirio. El campo núm. 1 estuvo en Hospitalet del Infante, y tuvo como jefe también a Monroy. Mucha fue, asimismo, la gente en él asesinada, en virtud de la opinión del Mandamás de que “quien no podía trabajar no servía a la República” y, por tanto, se le pegaba un tiro en la nuca. Solía curar a los enfermos de febrículas obligándoles a permanecer, en pleno invierno, veinte minutos dentro del mar, escogiendo para ello la hora del atardecer y buscando, incluso, los días ventosos, tan frecuentes en aquella costa. Deporte favorito en el tal “campo” era el de lanzar piedras sobre los desdichados presos (…) Sin duda por esto y por su ferviente espíritu republicano, le nombraron (a Monroy) jefe de los campos de concentración, durante cuyo mando se mató a los recluidos en ellos por los motivos más nimios...”
Hay que decir que sobre las chekas y los campos de concentración dieron también testimonio diversos izquierdistas que los sufrieron en las represalias mutuas entre las izquierdas. (...).(Seleccionado de la web española de Libertad Digital, “Sadismo Republicano”, del 03-01-11, de D.Pío Moa)

Nos señala, además que “Uno de los tópicos sobre nuestra guerra civil –después de caer por tierra el embuste de que la represión nacional fue muy superior a la roja– afirma que en los dos bandos hubo un terror parecido. Quizá en cifras absolutas sea así, pero no, desde luego, en la intensidad de los odios y de la crueldad, en la cual el Frente Popular superó, con mucho, a sus contrarios. Hice algunas referencias al hecho en Los mitos de la guerra civil, un rasgo casi siempre mezclado con robos y pillajes masivos.
Como, en términos puramente humanos, los dos bandos pertenecían al mismo país, resultan un poco chocantes estas diferencias. La clave no está, desde luego, en las personas mismas, sino en las concepciones y sistemas políticos implicados. He expuesto en varias ocasiones y libros la frecuente invocación al odio como arma revolucionaria por parte del PSOE y de otros partidos de izquierda. A menudo la derecha ha calificado de "fratricida" a la guerra civil, pero este era un concepto muy alejado de la izquierda: incluso una persona relativamente moderada como Federica Montseny negaba cualquier posible sentimiento fraternal, afirmando que entre su bando y el contrario había más diferencias que entre los habitantes de la Tierra y los eventuales marcianos. Según las doctrinas izquierdistas, las derechas no representaban otra cosa que la opresión, el atraso, la explotación de los trabajadores y el oscurantismo religioso. No había, por tanto, ninguna razón para tenerles consideraciones. Admitiendo ese punto de vista, su odio resultaba mucho más radical de lo que podía ser el de la derecha, pues esta, debía admitirse, se veía obligada a limitar su terror y a respetar a la masa de las izquierdas, ya que vivía de explotarlas (aunque la mitad del pueblo, al menos, votase a los explotadores). En cambio las izquierdas nada tenían que perder, más bien al contrario, exterminando a sus enemigos. Y con tanta mayor saña y despreocupación moral podían hacerlo cuanto que, desdeñosos de ideas religiosas, sabían que no había otra vida en la que debieran penar por ningún crimen. Si alguna contención hubo, derivó del mal efecto de su terror en otros países a cuya ayuda aspiraban, y del miedo creciente a perder la guerra y sufrir las consecuencias.
La propaganda "republicana", es decir, del Frente Popular y de inspiración básicamente comunista, ha achacado las atrocidades a los anarquistas, cuando en verdad todos las cometieron; o, alternativamente, a "venganzas" lamentables pero comprensibles por parte de gente inculta y secularmente oprimida. En realidad fueron los dirigentes de los partidos, gente relativamente culta e imbuida de doctrinas utópicas, quienes con sus propagandas incitaron a la gente año tras año, y organizaron de forma sistemática el terror mediante las chekas, el SIM y otros medios. Una variante de esa falsedad, en Cataluña, consistió en la atribución de los crímenes a "los murcianos y andaluces" inmigrados. Pero, observa José María Fontana (Los catalanes en la guerra de España), la intensidad del terror en Cataluña fue superior al de otras regiones, y en él participaron todos los partidos y toda clase de apellidos regionales. (Seleccionado de la web de Libertad Digital, del 07-01-11)

sábado, 8 de enero de 2011

Delitos de Lesa Humanidad durante la Guerra Civil Española-Parte Uno





Recientemente hemos seleccionado una nota, relacionada con las similitudes que guardan las izquierdas marxistas, tanto en la Argentina como en España. Cuanto mas estudiamos con detenimiento, el comportamiento de los líderes marxistas en estos países, durante el desarrollo histórico del siglo XX y del presente, podemos observar conductas sospechosamente similares. Decimos sospechosamente por cuanto, en ese lapso, problemas gravísimos que asolaron a esos países, concluyeron en forma muy similar. Es difícil atribuir a la casualidad, que dadas ciertas circunstancias idénticas, en Argentina y en la Madre Patria, quienes sustentan la ideología marxista hayan reaccionado igual. No descartamos que bien se puede tratar de la llamada “obediencia debida”. Nos reseña el ilustre historiador D.Pío Moa ciertos episodios ocurridos durante la II República Española, ocasión en la que políticos que adherían al marxismo internacional, hicieron lo posible para sembrar el odio entre los españoles, con el oscuro designio de aprovecharlo a favor de sus maléficas intenciones. “Cuanto peor mejor” no diría Lenin. En la Argentina, durante el gobierno constitucional, se persiguió a los criminales terroristas. Ellos desataron un conflicto armado no internacional. Como en toda guerra hubo abusos por parte de ambos bandos. Vencidos los subversivos, quienes no ocultaron nunca sus intenciones de derribar al gobierno constitucional del general Juan D.Perón, astutamente los terroristas marxistas argentinos, alentados por el comunismo cubano y el comunismo de otras potencias, idearon una plan muy inteligente. Apelando a la pertinaz mentira, acudieron a lo que podríamos denominar Plan Fénix, lo que les permitió años mas tarde resurgir entre sus cenizas. El método que siguieron los subversivos, consistió en imputar en forma obsesiva a sus enemigos, los crímenes mas aberrantes, haciendo a un lado, en forma hipócrita y cínica que ellos también apelaron a tal metodología. Reemplazaron la crueldad en su accionar por la mitomanía. Estudios realizados recientemente nos permite llegar a la conclusión que, esta metodología, es la misma que utilizaron en España los vencidos marxistas o comunistas o rojos como quiere llamárseles. Nos señala el maestro: “El método seguido en la república, y ahora, consiste en acusar obsesivamente al contrario de los crímenes más horrendos. Estas prácticas conocieron un auge espectacular después del fracaso de la insurrección de octubre del 34, con una campaña de infundios sobre la represión de Asturias que transformó la derrota político-militar de las izquierdas en una victoria moral: los autores de esa rebelión contra la república quedaron como víctimas de unas derechas vesánicas y de una crueldad insondable, en lo que fue una recuperación de las clásicas falsedades de la leyenda negra.
La campaña, terriblemente efectiva, logró llenar de odio a grandes masas de la población, y se convirtió en el eje de las elecciones de febrero del 36, en las que la izquierda prometió investigar aquel terror, achacado a la derecha. De su veracidad da cuenta el dato de que, una vez en el poder, las izquierdas olvidaron su promesa e hicieron caso omiso de las exigencias de la CEDA para que la cumpliesen.
Hoy, las izquierdas, irreconciliables e incapaces de aprender de la historia, insisten en campañas semejantes en torno a "los crímenes del franquismo", que ya han fanatizado a mucha gente, rompiendo el espíritu de la transición.
Durante un tiempo hablaron sobre todo del terror durante la guerra, hasta que las oportunas réplicas demostraron que el terror izquierdista no solo no había sido menor, sino que había resultado más sádico y sañudo. Entonces derivaron hacia la represión de posguerra, inflando los números de manera salvaje, al estilo de la campaña de Asturias. Pero aquella represión se hizo mediante juicios que probaron la responsabilidad de miles de izquierdistas en multitud de crímenes. ¿Cómo borrar esa realidad histórica? Afirmando la nulidad de aquellos juicios por "falta de garantías". Pero no solo tenían garantías, bastantes más que los tribunales populares, sino que, por esa norma, podrían anularse todos los juicios habidos en el pasado, en España y fuera de ella, (...) Porque la campaña no busca clarificar la historia, sino fabricar odio, y es en sí misma tan criminal como la de la represión de Asturias. En estas malas artes, la tradición izquierdista-separatista viene de lejos.”

Señala D. Pío Moa, antecedentes relacionados con actitudes reprochables a los marxistas que desempeñaron cargos oficiales, durante la II República. La comisión de delitos aberrantes, la comisión de delitos de lesa humanidad, no fue un monopolio exclusivo y excluyente de las fuerzas nacionales o sea las de Francisco Franco, ya que sus enemigos, las fuerzas comunistas o rojos, se comportaron de idéntica forma. Algunos arriesgan que los republicanos superaron en tal aspecto a las fuerzas nacionales. En España, pasada la Transición, se solicitó por diversas ONG sedicentes defensoras de los derechos humanos, que se procediera a la apertura de fosas comunes de la guerra civil, ya que no se podían investigar delitos derivados de los excesos habidos durante la contienda, habida cuenta las normas de amnistía que rigen en España, amnistía que no ha sido derogada y, al contrario, fue ratificada, fue confirmada por la Justicia. Esta misma Justicia, apoyándose en una norma legal de las Cortes, se negó a acceder lisa y llanamente a lo peticionado, derivando los pedidos a las respectivas administraciones para que resolvieran el tema. Así lo dispone la ley. Igual que en la Argentina, allí se fraguaron los datos relacionados con la cantidad de asesinados en la contienda entre hermanos. En España se difundieron dudosos datos, sobre el número de víctimas, llegándose a deformar la verdad de lo acontecido. La mentira, al parecer, campeaba por sus fueros. Refiere D.Pío Moa al respecto, ciertos eventos muy parecidos a lo sucedido en la Argentina. Ciertas actitudes que revelan una actitud profesional de siembra de odio y de embustes. Nos señala el distinguido historiador español: “Dice en el blog OJ que, como andaluz, tiene interés en las cifras que ha dado la Junta de Andalucía sobre las fosas comunes de la guerra civil, pues los números no le encajan. Es normal que no encajen porque los promotores de esas “investigaciones” subvencionadas y con claros fines políticos, constituyen un grupo corrupto, profesional de la siembra de odios y embustes. Me sorprende mucho que, después de haberse demostrado mil veces, año tras año, la catadura moral y política de esa gentuza, que no en vano se identifica a sí misma con el criminal y antidemocrático Frente Popular, se siga prestando alguna atención a sus informes y acusaciones. Todo lo que dicen debe darse por falso mientras no se demuestre lo contrario. Creo haber probado un número suficiente de sus falsedades y calumnias en diversos libros, y no puedo pasarme la vida rebatiendo cada nuevo y desvergonzado invento suyo. Otros pueden hacerlo, en cualquier caso, pues nunca sobra dejarlos una y otra vez en evidencia.