"En Asturias, anarquistas, socialistas y comunistas adoptaron un frente común bajo el lema “Unión de Hermanos Proletarios (UHP).” No aceptaron la derrota en las urnas y decidieron conquistar el poder político por la fuerza de la revolución, con un golpe de Estado revolucionario. Su modelo era la Revolución soviética de 1917.
En Mieres, 200 mineros armados se apoderaron del Ayuntamiento y de los cuarteles. El 6 de octubre se lanzaron sobre Oviedo y ocuparon las fábricas de armas de Trubia y la Vega. Se cometieron incendios, saqueos de tiendas, robos y ejecuciones de sacerdotes, burgueses y empresarios.
El Comité revolucionario adoptó las siguientes medidas:
§ § Se proclamó la Dictadura del proletariado
§ § Se creo el Ejercito Rojo
§ § Servicio militar obligatorio entre 17 y 40 años
§ § Se pidió apoyo a Rusia
Finalmente, el general Franco, al frente de la Legión, venció al Ejército Rojo, aunque el balance fue de 400 muertos. Los principales responsables de los asesinatos fueron juzgados y algunos condenados a muerte. Largo Caballero fue condenado y encarcelado. La represión fue dura en un principio, pero en 1936, cuando ganó el Frene Popular, fueron amnistiados todos. …
El caos de la I Guerra Mundial había favorecido el auge de las ideologías extremas. Fascismo y nazismo fueron la respuesta brutal a la violencia comunista y anarquista. Largo Caballero lo expresó claramente en un mitin electoral: “Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros las realizamos”
Manuel Azaña, imitando a los franceses, formó un Frente Popular con la izquierda burguesa, socialistas y comunistas. Las derechas se presentaron a las elecciones desunidas. Las elecciones del 16 de febrero dieron el siguiente resultado. Votos emitidos 9 716 705. La derecha ganó claramente en León, Castilla, y Navarra. En el resto de España dependiendo de las ciudades. La izquierda cometió muchos fraudes.
Derecha
Frente Popular
Centro
Entre el 16 de febrero y el 15 de junio los republicanos destruyeron y quemaron 196 iglesias, 10 periódicos y 78 centros políticos. Hubo 192 huelgas y 334 muertos. El enfrentamiento fue muy duro entre media España que se resistía a morir y la que estaba más que dispuesta –y así lo anunciaba-- a asesinarla. La violencia crecía de forma imparable: en Málaga, se llegó a una verdadera guerra entre anarquistas y socialistas; los choques eran diarios entre trabajadores de la CNT y de la UGT; entre falangistas e izquierdistas; entre la Guardia Civil y los campesinos. Se atacaba a tiros a la fuerza pública.
Calvo Sotelo, jefe del Bloque Nacional, en el Parlamento criticó severamente al Jefe del Gobierno Casares Quiroga, diciéndole que “era incapaz de contener la turbamulta, que con ademán soez y vociferante, estaba imponiendo la ley de la fuerza en la calle. Las hordas incontroladas sembraban el pánico entre los ciudadanos”.
Mientras el Gobierno era incapaz de controlar la anarquía en las calles, en los cuarteles se oían ruidos de sables. Los generales Franco, Varela y Mola se reunieron en Madrid. Mola conectó con militares monárquicos y contaba con el apoyo de muchas guarniciones. También participaron el general Sanjurjo y el Tte. Coronel Yagüe. Los tradicionalistas navarros prometieron su apoyo. José Antonio, preso en Alicante, dio orden a los falangistas de que apoyaran al general Mola.
La gota de agua que colmó el vaso fue el asesinato premeditado y alevoso de Calvo Sotelo por la Policía Gubernamental el 13 de agosto. Nunca en Europa occidental un dirigente de la oposición había sido asesinado por la policía.
La guerra de España se debe encuadrar dentro de las guerras civiles causadas por los avances revolucionarios en Europa y en México durante el primer tercio del siglo XX. Esto tiene la máxima importancia a la hora de enfocar de forma inteligible la guerra de España, que no tuvo nada que ver con un enfrentamiento entre democracia y fascismo, como viene pretendiendo una historiografía tan descaminada como políticamente interesada. Fue una pugna entre revolución y contrarrevolución, la más importante y sangrienta de la época si exceptuamos la guerra civil que siguió en Rusia a la toma del poder por Lenin.
Este enfoque nos permite eludir las mil contradicciones y el continuo forzamiento de los datos a que obliga la versión hasta hace poco predominante. Pues, ¿cómo podía una democracia componerse de comunistas, socialistas y anarquistas fundamentalmente, además de los racistas del PNV y los nacionalistas catalanes promotores de la guerra civil en 1934, o de unas izquierdas republicanas que nunca aceptaron unas elecciones adversas? ¿Cómo podían los supuestos demócratas practicar una política de exterminio contra la Iglesia que recuerda, si bien en proporciones menores, a la practicada por los nazis contra los judíos? ¿Y el pueblo? ¿No estaba la mitad del pueblo, por lo menos, del lado de sus "opresores fascistas"?. Al final todo queda como una conspiración de traidores a la "república" española, tan modélica, según nos cuenta un buen número de intelectuales ignorantes o malintencionados….
El Gobierno fue incapaz de controlar la situación. Comunistas, anarquistas, republicanos, socialistas, nacionalistas vascos y nacionalistas catalanes asaltaron muchos cuarteles y se hicieron con el poder en Asturias, La Mancha, Murcia, Madrid, Badajoz, Andalucía oriental, Vascongadas, región Valenciana y Cataluña, lo que suponía el 60% de la población total de España. Esta zona pasó a llamarse zona republicana o roja. Coincide con los sitios donde las comandancias de la Guardia Civil se mantuvieron fieles al Gobierno. Casi toda la Armada y la aviación quedaron en manos republicanas.
La zona nacional la componían Castilla la Vieja, Navarra, Galicia, Andalucía occidental, Baleares, Canarias y Norte de África.”
(Seleccionado de la web española http://geografia.freeservers.
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