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viernes, 1 de agosto de 2008

La Cárcel de la Corte Penal Internacional una Prisión de Alta Gama


En la ciudad de La Haya, Holanda existe un edificio histórico, parte del cual ha sido arrendado por la Corte Penal Internacional, con el objeto de albergar a los imputados de delitos internacionales. Los medios europeos dan cuenta que allí permanecerá alojado Radovan Karadzic, imputado de genocidio, crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad, en el conflicto de Croacia, Bosnia y Kosovo.
El referido permanecerá recluido en una celda sencilla ,con baño propio, en la prisión de esta localidad costera con el Mar del Norte que alberga en la actualidad a 37 detenidos en relación con las guerras sucedidas en los lugares citados. Dado que seguramente opte por dirigir su propia defensa, posiblemente se le permita utilizar una oficina con un ordenador conectado a Internet, al igual que se hizo con Milosevic.
Observando las fotografías, del lugar donde permanecen alojados los imputados de violaciones de derechos Humanos, juzgados por la Corte Penal Internacional, no pude menos que comparar ese lugar con las celdas que, en prisiones comunes, habilitamos en la Argentina para quienes se encuentran sometidos a procesos en causas del mismo tenor. Tanto el Tribunal Internacional de Yugoslavia como la Justicia Argentina resaltan su respeto por tales derechos. Pero es del caso advertir, con estupor, que mientras allá se respetan los Derechos Humanos de los encausados, considerardo que son de toda la Humanidad, para todos los hombres, en la Argentina al parecer, se considera que los encausados, quienes conforme a la Constitución tienen el estado natural de inocencia, no son tan inocentes. Y si lo son, si gozan de presunción de inocencia, son tratados como criminales, sin asco, sin compasión y sin tener en cuenta que son personas. Asesinos o no, delincuentes o no, los derechos humanos son de toda la raza humana.Los diversos Tratados y Convenciones Internacionales así lo reconocen explícitamente. Pero, insisto, aparentemente las autoridades carcelarias olvidan lo preceptuado por nuestra Carta Magna en cuanto afirma taxativamente que "Las cárceles de la Nación, serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos mas allá de lo que aquella exija, hará responsable al juez que lo autorice". Según ha llegado a mis oído, por ejemplo, la unidad carcelaria de Marcos Paz, por su estado y dadas las condiciones de habitabilidad que ofrece a sus moradores, no es para seres humanos, no es para un país como la Argentina. Posiblemente sus pabellones, ni siquiera podemos adjudicárselos a una república bananera llamada "Costa Pobre". Entiendo que si la Justicia de nuestro país así lo considera, deben estar detenidos los imputados, pero también entiendo que las condiciones de vida de ellos o los de cualquier ser humano, en sus mismas condiciones, deben ser ajustada y extremadamente acordes, con los Convenios Internacionales firmados por la Argentina.Nos lo recordó nuestra Corte Suprema de Justicia en el caso de los establecimientos carcelarios de la provincia de Mendoza.
El siguiente artículo, nos ilustra como procede la Justicia, de una comunidad civilizada. No existen pretextos como para hacer sufrir a los que tienen la desgracia, como en este caso, de ser privados de su libertad. No juzgamos si bien o mal, pero creemos que debe tenérseles, la consideración debida a un ser humano cualquiera. Ni mas ni menos. En el caso que ilustramos, vemos que los detenidos imputados por delitos internacionales, no se encuentran alojados en una cárcel común, como vemos que así ocurre en la Argentina, sino en una cárcel "ad hoc". Podemos observar también que las comodidades de que gozan los allí alojados, no se corresponden a presos vip, pero tampoco el extremo opuesto, donde entre insectos, variación intensísima del clima, escasa o nula higiene personal, condiciones sanitarias nulas o paupérrimas y en el habitáculo donde residen, las condiciones que sufren ellos se asemejan a las que recuerdan sufrieron, los que fueron privados de su libertad en forma ilegal. El Estado, en este caso, los priva de libertad en forma legal, por lo que las condiciones deben ser diametralmente opuestas. Así se ha visto en la cárcel de Spandau, destinada únicamente a los condenados por los Tribunales Militares de Nuremberg y en el caso del Mariscal Petain, quien pasó el tiempo de su condena, alojado como único detenido en el pabellón, rodeado de celdas vacías como Otto Hess. Fué autorizado a ser internado en un sanatorio particular y a su muerte fue enterrado, por especial autorización del presidente de Francia, con uniforme de mariscal de Francia y con los honores correspondientes a ese grado. No pretendemos tales honores ya que somos realistas y no los merecen pero, al parecer en nuestro país, no hemos llegado a despegarnos la faida que todos llevamos a nuestras espaldas, como pesada mochila.
"El centro de detención del Tribunal Penal Internacional (TPI) alberga en condiciones que responden a las más altas instancias de ONU a los inculpados que se encuentran a la espera de un proceso judicial, un juicio o un traslado a la prisión donde cumplirán condena.
Se trata de celdas alquiladas por la ONU al Estado holandés en un ala de la prisión de Scheveningen (La Haya), un edificio con un pasado histórico donde numerosos miembros de la resistencia holandesa a la ocupación nazi fueron torturados y ejecutados.
Cada preso dispone de una celda, abierta durante el día, con una cama, una mesa de trabajo, un fregadero, un aseo y estantes
. Todos tienen acceso al teléfono y a la televisión, así como al taller de arte, a las salas de deporte y juego y a la cocina, y pueden hacer compras en la tienda de la prisión. Además disponen de una «habitación conyugal» en la que reciben las visitas de sus parejas.
A los que se sorprenden de los «privilegios» de los presos, la dirección de la cárcel les recuerda que mientras no sean condenados gozan de la presunción de inocencia, lo que justifica la comodidad de su reclusión.
«En espera de juicio, el bienestar físico y mental de los presos es primordial», afirma el TPI en su sitio de internet.
(Web de GARA: http://www.gara.net/index.php).

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