Nos llama la atención, nuevamente, circunstancias que ocurren en España, que parecerían calcadas de nuestro país o viceversa. En ambos países gobierna un régimen populista, con todas las taras y defectos congénitos de esta clase de gobierno. Una de las peores consecuencias de este tipo de gobierno, la que perjudica gravemente a la población, es la gran ausencia de fuentes laborales sustentables, reemplazadas, conforme esta maléfica doctrina, con prebendas otorgadas por el gobierno, convirtiendo a la masa de desocupados, en clientes de las autoridades de turno. Los gobiernos de corte populista, se dicen irónicamente, defensores de la ciudadanía, de los sectores más paupérrimos de la población. Pero, si para muestra basta un botón, como decimos siempre, en realidad los que resultan más perjudicados por estos sujetos sin corazón, son los menos pudientes. Las clases sociales más bajas, a quien siempre este tipo de gobiernos, hipócritamente pregona defender. Veamos como en España aumentó el número de personas sin trabajo, lo que el gobierno, como acá, trata de disimular alterando las estadísticas, sin respetar el copy rigth de nuestro Moreno.
“A pesar de las maniobras de distracción que inventa cada día el Ejecutivo, los datos no engañan a nadie: el número de parados registrados en las oficinas del INEM subió en octubre en 98.906 personas, encadenando así su tercer ascenso consecutivo. Desde hace un año hay un millón de parados más, superando ya 3.800.000 personas, con gran ventaja sobre nuestros socios de la UE en esta clasificación negativa. Precisamente ayer, Bruselas reiteró también su previsión de que la crisis en España será más prolongada que en otros países comunitarios, situándonos al nivel de Letonia, Lituania y Bulgaria como los rezagados que viajan en el furgón de cola y que no volverán al crecimiento positivo hasta el tercer trimestre de 2010. La Comisión Europea estima que el paro alcanzará en España el año próximo más del 20 por ciento de la población activa y que el déficit público seguirá disparado, hasta el punto de plantear un grave riesgo para la sostenibilidad de las finanzas públicas. Y en vista de que España está muy alejada de la tasa de crecimiento mínima que permita crear empleo, es previsible que España llegará a las puertas de 2012, año de elecciones generales, con una tasa de paro cercana al 20,5 por ciento, frustrando así la expectativa del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de alcanzar la cita electoral con esa papeleta a medio resolver. Además, y en contraste con la política recaudatoria de un Gobierno incapaz de ofrecer confianza a los ciudadanos, Bruselas asegura que las subidas de impuestos pueden tener un impacto negativo en el consumo privado y prevé una deflación del 0,4 por ciento para este año, muy por encima de las previsiones del Ejecutivo, que sigue empecinado en maquillar cada dato negativo con mensajes positivos, pero no creíbles.
Las recetas de la Comisión Europea son de puro sentido común: apostar por la innovación y la inversión empresarial, fomentar la formación de los trabajadores y mejorar la política de competencia frente a las prácticas restrictivas. También hay críticas muy fundadas hacia un mercado laboral plagado de desequilibrios y con mecanismos inadecuados de negociación. Este lenguaje burocrático no consigue ocultar la crítica demoledora a la rigidez de la legislación española en esta materia. Sin embargo, el radicalismo ideológico de ciertos sectores del PSOE, sumado al interés particular de los sindicatos afines, impide cualquier debate serio sobre la flexibilización de un mercado de trabajo que, dadas las condiciones actuales, continúa produciendo una fábrica de parados.” (Seleccionado de la web española del diario ABC del 04-11-09)
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