Poca difusión le dieron los medios, a una apocalíptica "profecía económica", originada en un desconocido profesor universitario de la ciudad de Nueva York. Un medio español, se hizo eco de una nota publicada por Nouriel Roubini, de él se trata, donde alertaba acerca de una serie de eventos de índole económico-financiera, y sus repercusiones en todo el mundo civilizado. Lo que es curioso y llama la atención es que detalla el citado, en el mes de febrero del 2008, los acontecimientos que ocurren en la actualidad. Como así también, la precisión de sus anuncios acerca de los eventuales peligros si no se procede a un inmediato golpe de timón, en el mundo de las finanzas. Tengamos en cuenta que no se ha constatado, al menos hasta la fecha, que estudiosos del tema hayan efectuado anuncios parecidos sobre los acontencimientos de marras.
"Nouriel Roubini es el hombre de moda en esta crisis. La referencia constante. El faro que ilumina a los desorientados inversores. La guía de aquellos que transitan desnortados por las tenebrosas calles de la coyuntura actual. Se podría decir que es uno de sus escasos ganadores. Se lo ha ganado a pulso. Jugó a gurú y le ha salido bien. Su documento “Riesgo de un colapso financiero o los doce pasos del desastre que está por venir”, publicado en febrero, ha resultado ser absolutamente profético. Su tono apocalíptico asusta. Pero los acontecimientos le han dado la razón. ... . Lo que podía parecer un thriller económico-financiero, fruto de la imaginación de un enajenado intelectual, se ha convertido en una guía práctica para entender lo sucedido a partir de esa fecha. Transcribo, literalmente, su apartado 11. Recuerden, es de hace ocho meses.
“Once: el empeoramiento de la crisis de crédito que afecta a la mayoría de los mercados, tanto de contado como de derivados, traerá consigo un drenaje casi completo de la liquidez en numerosas áreas de negocio, incluidas algunas de las que actualmente consideramos más líquidas. Se disparará el interbancario, resultado de la percepción de un elevado riesgo de contrapartida, la falta de confianza, la prima de liquidez exigida y la propia incertidumbre crediticia. Los diferenciales entre la deuda del Tesoro y la privada así como los indicadores de volatilidad o cualquiera otra referencia indicativa de la aversión al riesgo se irán por las nubes”.
“Nos encontraremos con una recesión económica global conforme las pérdidas y la restricción del crédito se expandan por el planeta. Veremos pánico, ventas desesperadas y desplome en el precio de los activos que traerán consigo quiebras de entidades sistemáticamente importantes y ampliarán los negativos efectos financieros y económicos de la crisis. La política monetaria y fiscal serán ineficaces (…). La falta de confianza en las contrapartidas generará un deseo de acumulación de efectivo que hará impotente cualquier acción sobre los tipos de interés Debemos estar preparados para lo peor: el colapso del conjunto del sistema”.
"Los sistemas financieros de los países desarrollados se encaminan a un colapso a corto plazo, consecuencia de la caída libre de las bolsas, el cierre del mercado monetario y la ampliación masiva de los diferenciales de crédito, que puede conducir a quiebras generalizadas de firmas solventes pero carentes de liquidez en todos los sectores productivos (…). A nivel económico, prácticamente no hay país sin riesgo de un aterrizaje brusco, incluidos los emergentes. El tren de la recesión global ha abandonado la estación. La ilusión de que la contracción económica va a ser brusca u corta –una V de seis meses-, ha sido sustituida por la certeza de que esto va para largo – una U que se durará, al menos dos años- e incluso por la posibilidad, si la ruptura del modelo financiero se confirma, de una recesión a la japonesa que se alargue durante más de una década.
En un mundo tan sobrado de capacidad productiva como el actual, la reducción de la demanda traerá consigo la siguiente preocupación: la deflación, una amenaza difícil de combatir cuando el precio del dinero se acerca peligrosamente a cero. (…) La desconexión entre políticas monetarias cada vez más agresivas y el aumento de las tensiones en los distintos activos a los que debería afectar es especialmente preocupante (…). Cuando los mercados están sobrevendidos, incluso las medidas más desesperadas no tranquilizan a sus partícipes, como ha quedado probado. (…) Llegados a este punto, el daño está hecho. Sin embargo, aún se puede evitar este desastre económico y financiero. …”. El autor de esta suerte de “profecía económica” es profesor de Ciencias Económicas de la “Escuela de Negocios de la Universidad de Nueva York" y Presidente de la Corporación RGE Monitor. (Seleccionado de la web de la publicación especializada económica española Cotizalia del 11-10-08).
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“Once: el empeoramiento de la crisis de crédito que afecta a la mayoría de los mercados, tanto de contado como de derivados, traerá consigo un drenaje casi completo de la liquidez en numerosas áreas de negocio, incluidas algunas de las que actualmente consideramos más líquidas. Se disparará el interbancario, resultado de la percepción de un elevado riesgo de contrapartida, la falta de confianza, la prima de liquidez exigida y la propia incertidumbre crediticia. Los diferenciales entre la deuda del Tesoro y la privada así como los indicadores de volatilidad o cualquiera otra referencia indicativa de la aversión al riesgo se irán por las nubes”.
“Nos encontraremos con una recesión económica global conforme las pérdidas y la restricción del crédito se expandan por el planeta. Veremos pánico, ventas desesperadas y desplome en el precio de los activos que traerán consigo quiebras de entidades sistemáticamente importantes y ampliarán los negativos efectos financieros y económicos de la crisis. La política monetaria y fiscal serán ineficaces (…). La falta de confianza en las contrapartidas generará un deseo de acumulación de efectivo que hará impotente cualquier acción sobre los tipos de interés Debemos estar preparados para lo peor: el colapso del conjunto del sistema”.
"Los sistemas financieros de los países desarrollados se encaminan a un colapso a corto plazo, consecuencia de la caída libre de las bolsas, el cierre del mercado monetario y la ampliación masiva de los diferenciales de crédito, que puede conducir a quiebras generalizadas de firmas solventes pero carentes de liquidez en todos los sectores productivos (…). A nivel económico, prácticamente no hay país sin riesgo de un aterrizaje brusco, incluidos los emergentes. El tren de la recesión global ha abandonado la estación. La ilusión de que la contracción económica va a ser brusca u corta –una V de seis meses-, ha sido sustituida por la certeza de que esto va para largo – una U que se durará, al menos dos años- e incluso por la posibilidad, si la ruptura del modelo financiero se confirma, de una recesión a la japonesa que se alargue durante más de una década.
En un mundo tan sobrado de capacidad productiva como el actual, la reducción de la demanda traerá consigo la siguiente preocupación: la deflación, una amenaza difícil de combatir cuando el precio del dinero se acerca peligrosamente a cero. (…) La desconexión entre políticas monetarias cada vez más agresivas y el aumento de las tensiones en los distintos activos a los que debería afectar es especialmente preocupante (…). Cuando los mercados están sobrevendidos, incluso las medidas más desesperadas no tranquilizan a sus partícipes, como ha quedado probado. (…) Llegados a este punto, el daño está hecho. Sin embargo, aún se puede evitar este desastre económico y financiero. …”. El autor de esta suerte de “profecía económica” es profesor de Ciencias Económicas de la “Escuela de Negocios de la Universidad de Nueva York" y Presidente de la Corporación RGE Monitor. (Seleccionado de la web de la publicación especializada económica española Cotizalia del 11-10-08).
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