" Ayer desde Buenos Aires arribó uno de los vuelos de AA y llamativamente un gremialista hacía uso de la primera clase, mientras un magistrado de la provincia viajaba con mínimas comodidades. El pasaje de casi 1.000 pesos (solo vuelta) que pagó el Señor José Castro fue objetado por un afiliado que casualmente descendía del mismo avión.
Después de la nota de OPI donde contamos que el titular de la Secretaría de Energía de la provincia Alessandro Perrone viajó en un avión del empresario Lázaro Báez, hay mucha gente que quedó sensibilizada y atenta a cualquier aparición de personajes significativos en el aeropuerto local, ya sea de funcionarios, políticos o empresarios que con su actitud poco usual ponga una nota de color a los largas horas en los viajes que desde este rincón del país se hacen diariamente hacia y desde Buenos Aires.
Esta vez, un pasajero circunstancial que llegó ayer en vuelo de Capital Federal, a su vez afiliado a UPCN, observó no sin poca sorpresa y algo de molestia, que el Sr José Castro Secretario General de su gremio, subió al avión en aeroparque y se instaló cómoda y sonrientemente en primera clase. Disfrutó de la atención personalizada y especial, champagne mediante y surcó los cielos patagónicos sin mayores contratiempo.
El afiliado, que obviamente por sus posibilidades económicas viajaba casi en el eje del tren de aterrizaje, pensó que posiblemente el hecho que Castro ocupara un asiento preferencial, se trataba del reacomodamiento que suele hacer la empresa cuando un pasajero obtiene un tickets de categoría menor y por falta de asientos lo pasan a primera clase.
No, este no fue precisamente el caso
En el vuelo 2896 de Aerolíneas Argentinas que ayer a las 18:30hs aterrizó en Río Gallegos proveniente de Buenos Aires el Secretario de UPCN (seguramente avalado por sus afiliados) viajó en primera clase a un costo de $ 944,42 (sólo para el trayecto de vuelta), cuestión que no cayó muy bien en la opinión de quien nos brindó los detalles para esta nota, que es uno de los aportantes al gremio de los empleados del Estado.
“No se a qué fue Castro a Buenos Aires, pero no quiero pensar que venía de hacer presencia en la plaza de Cristina”, nos decía el empleado que por razones de salud viajó por vía aérea.
Paradójicamente, en clase económica viajaba el Juez provincial Santiago Lozada. Si bien nada quita ni desmerece profesional o personalmente a nadie, viajar en una clase u otra, el hecho fue resaltado por el circunstancial pasajero que ofuscado nos buscó para contarnos lo que para él es una cuestión ética (y económica para el gremio, si se quiere). (Seleccionado de la Agencia OPI Santa Cruz, 03-04-08)
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