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martes, 27 de abril de 2010

El odio de la miseria moral


Este artículo, podría haber salido en un diario de Buenos Aires, ya que se acopla perfectamente a la situación que vive la Argentina. La demonización de quienes no comparten la ideología oficial, es una actitud que se ha impuesto tanto en la España de José L.Rodríguez Zapatero, como en la Argentina de los Kirchner. No podemos evitar recordar a Plutarco en su obra Vidas Paralelas. En la fotografía de la izquierda, vemos a los comunistas, encabezados por su principal dirigente D. Santiago Carrillo, aplaudiendo la sanción de la ley de amnistía de 1977. Décadas después, al ver que era un tropiezo para la venganza judicial, se intenta declarar la nulidad de ella. O sea España trata de dar los mismos pasos, que fueron acompañados por el éxito, en nuestro país. El siguiente, es violar la seguridad jurídica y proceder a perseguir cruelmente a los imputados por ellos. Pero se interpone un escollo. Carrillo y los suyos, muchos, fueron funcionarios estatales durante la represión ilegal, contra quienes no comulgaban con las ideas de la II República. Si aplican nuestra doctrina, la que sostiene nuestra Corte, quedan ellos pegados ... y serán también procesados por delitos de lesa humanidad. Con lo que los amigos de D. Santiago Carrillo pensarán como Sansón, o derriban el templo para que mueran los filisteos y ellos se suicidan , o dejan las cosas como están, tratando de salvar, de tal forma, su propio pellejo.

"Parece que hemos vuelto, por el túnel del tiempo, a 1934. Es el mayor logro de nuestro magnífico Gran Timonel, José Luis Rodríguez Zapatero. Hemos llegado adonde quería. Hay gente con mucho miedo y gente con enorme entusiasmo en la venganza. ¡Enhorabuena al presidente del Gobierno y enhorabuena a todos los cretinos que no se dieron cuenta a tiempo de que éste era el plan y que toda la babosa retórica del buenismo era mentira. El fin de semana pasado ha sido aterrador para todo español responsable. Los alardes de revanchismo comienzan a adquirir unas dimensiones y una aceptación oficial, un apoyo gubernamental y una cobertura por parte de todos los medios comprados o chantajeados por el Gobierno que dan auténtico miedo.
Los aquelarres, iniciados por el necio y sectario rector de la Universidad Complutense, Carlos Berzosa, en apoyo de un juez que tiene cogido al Gobierno por la entrepierna parecen no tener fin ya. Y los discursos que oímos son mucho más cubanos o venezolanos, bolivianos o coreanos que europeos. Somos una perfecta anomalía en Europa y a nadie debiera extrañarle que dentro de unos años estemos fuera de ella. No es compatible esta irresponsabilidad y demagogia izquierdista primaria con la convivencia en una Unión Europea con Gobiernos decentes y racionales. O estamos con Cuba o con Alemania. Está claro que mucho del gentucismo que nos gobierna prefiere estar con Cuba y Venezuela. En realidad estamos ante un plan premeditado de revanchismo que con la crisis se ha acelerado y ha descoyuntado las instituciones hasta el perfecto disparate. Llámenlo como quieran, grotesco o abracadabrante. Pero en todo caso es muy peligroso. Porque no hay ningún determinismo histórico que dicte que en este país no van a llegar algunos a las manos.
La oleada de odio pergeñada por nuestro Gobierno contra la mitad de nuestro propio pueblo entra en una fase de no retorno. Yo estoy convencido de que lo quiso siempre Zapatero, desde el 11 de marzo, vísperas de las elecciones en 2004 y desde luego lo ha conseguido. Dada su perfecta ineptitud en todos los demás campos en los que, con su pereza, sinuosidad y malicia practica su actividad de gobernante, el éxito en este campo de la siembra del odio es muy considerable. Ya tenemos dos Españas, la buena y la mala. Él siempre ha gobernado contra la España que somos todos los que no estamos en su secta. Ya formamos muchos la parte de esa España que hay que liquidar para que los buenos tengan razón. Y los buenos son ellos, la España supuestamente antifascista. Los demás somos fascistas porque ellos lo han decidido. Y no debemos tener derechos algunos. Y debemos ser marginados e intimidados porque no somos de la cuerda de su abuelo inventado.
¿Era mejor poeta Lorca que Rosales? ¿Escribía mejor Alberti que Ridruejo? ¿Quién era mejor español? Da igual. En la mente simple, mezquina y sectaria de los actuales gobernantes que lo ignoran todo, y son lo que siempre hemos llamado el mínimo denominador común, el desprecio a la inteligencia y al pudor es la característica más clara. Lo peor. Cuando la miseria gobierna y la indolencia de la mayoría lo permite suceden este tipo de cosas. Un país de historia grande y noble se convierte en una nación sin techo por todos ignorada. Aquí es donde estamos. Nuestra ruina económica, pronto documentada, sólo es comparable a la ruina moral que los peores de este país nos han impuesto. Nuestros hijos vivirán mucho peor que nosotros. Nuestra prosperidad y seguridad se nos van para no volver en una generación al menos. A nuestros nietos les deseo que olviden estos años nuestros, otra nueva pesadilla, como nosotros habíamos olvidado los años fratricidas hasta que una secta de miserables volvió a condenar a nuestro país a sus insistentes fracasos. (Seleccionado de la web española del diario ABC, del 27-04-10)

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