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sábado, 3 de julio de 2010

El Tapabocas de todos los tiempos


El tapabocas de todos los tiempos. Ya no hubo show en el banquillo ni con los periodistas, ni gritos parranderos de "¿vos sabes quién el mejor del mundo? Yo tengo a Messi, ¿vos a quién tenés?", en el paroxismo de un triunfo tras otro. Porque 'El Diego' bipolar, que es más símbolo que entrenador, largaba sobre lo divino y lo humano sin importarle su cargo y hasta rearbitró partidos ajenos: de 'penales' que no le pitaron a fulanito, de 'offsides' que favorecieron a la menganita España, que un tal 'referí' cantó como Bocelli para favorecer a futanito... El contraste fue 'el Diego' triturado por el rodillo alemán, sin argumentos, sin voz y sin ganas de seguir, de silencios rotos que sufren más que las palabras. ¿Y ahora qué, Diego?, se preguntaba Argentina mientras su mito inconsolable realizó su rueda de prensa de perdedor después que Löw porque estaba aún hundido en el vestuario y le costaba asumir la realidad: "A los 50 años que voy a cumplir el 30 de octubre, esto es lo más duro que me tocó vivir, porque estar al frente de tantos jugadores y buenas personas... Es una trompada de Muhammad Alí, no tengo fuerzas para nada".
Su catálogo de bla, bla, bla imposible de igualar por cualquier otro 'Mr' vivo no fue tal "en el peor momento de su vida". Todo hacía pensar que sus críticos tenían la güadaña lista tras la patética clasificación en Montevideo (0-1) en la que espetó a los periodistas en el éxtasis de su mezquindad: ¡Qué la chupen y la sigan mamando!. Pero no hurgaron sobre el ídolo 'moribundo', ni en la metastasis argentina del fracaso. "Me di cuenta de que adentro, como técnico y como jugador, el fútbol que gusta a la gente es éste, ir adelante, tocar, jugar. No se cumplió el sueño pero se encontró un camino, el de respetar al fútbol argentino, de tocar la pelota, de volver a las raíces. Me puedo ir mañana, pero me gustaría que estos chicos siguieran demostrando lo que son y haciendo ver el verdadero fútbol argentino, sin misterios, sin peleas".

Eso sí, le molestó la pregunta sobre el heredero Messi, que se va del Mundial con un rosco vacío, sin gol y sin corona que valga: "Ha jugado un gran Mundial, y si no marcó fue porque se fue un poco la pelota o porque los arqueros rivales fueron figuras". Y prosiguió: "Quien diga que no siente la camiseta es un estúpido", sobre todo "tras verlo llorar en la cancha".

La sufrida clasificación mundialista tuvo su epílogo final con una barrida de cabo a rabo y sin discusión, que él no vio así: "Le dimos ideas a Alemania que nunca tuvo". Y del futuro, 'Dios' dirá: "No sé si voya a seguir aquí, en este cargo. Tengo que hablar con mi familia y éste no son los momentos". La gloria del banquillo de Dios duró dos semanas mundialistas hasta que la primera máquina ataque-defensa masacró su táctica partida.

Löw sabía del potencial de los suyos y lo aplicó. Decían los sabios que con Mascherano, como único mediocentro, y cuatro atacantes como Máxi, Tévez, Messi e Higuaín era una selección tan potente arriba como vulnerable atrás. Pero se ganaron partidos como quien espanta moscas alrededor de Messi y Dios estaba henchido de felicidad hasta el día que Alemania le endosó la mayor goleada a Argentina desde desde el 4-0 ante Holanda el 26 de junio de 1974. "Ellos hicieron las ocasiones que nosotros no pudimos concretar. Sabíamos que a balón parado eran muy peligrosos y a la primera que tuvieron nos marcaron. Eso les dio la movilidad que hasta ahora no habían tenido", explicaba sin dar mayor poderío al mejor bloque del mundial.

Diego fue ungido como seleccionador nacional en octubre de 2008 tras la renuncia del Coco Basile en una maniobra envolvente y populista del 'don Vito' Julio Grondona (78 años), 'todopoderoso' presidente de la AFA y vicepresidente de la FIFA. Carlos Bilardo, el catequista maradoniano de México'86, amenazó con presentarse a la elecciones de la AFA. Y el señor Grondona cortó la rebelión con una decisión protecionista para su poder omnímodo y sus 'ópacas' cuentas bancarias. Algo así como: 'Tú, señor Bilardo, serás mi secretario técnico. Hable con el Diego para que se haga cargo de mi albiceleste'. Dicho y hecho cuando la razón hablaba de un tal Carlos Bianchi como emperador de los títulos en Boca. Pero el 'Virrey' Bianchi, con Grondona en la poltrona desde la dictadura militar argentina, allá por 1979, nunca será el técnico de todos los argentinos mientras él viva. Eso dice la leyenda. Por lo menos, los dos protectores, fueron a consolar a su 'Dios' caído antes que diera la cara ante el mundo.". (Seleccionado de la web española del diario El Mundo, Secc.Deportes del 03-07-10)

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