Con relación al reciente aniversario de la jornada del 24 de marzo de 1976, nadie advirtió o comentó que el golpe militar, en su momento fue recibido con cierta simpatía por la población en general. Repasando los medios periodísticos de esa época, es imposible encontrar notas de adhesión y apoyo a Isabelita. Ni el propio Partido Peronista institucional, intentó algo a favor de la presidenta derrocada. Pasados muchos años, al parecer la ciudadanía “olvidó” su anterior actitud. Olvidó que cuando las tropas salieron a la calle, suspiraron aliviados, ya que se pensaba que finalizaba la etapa en que se corría peligro de salir cotidianamente a trabajar, y no regresar por haber sido víctima de una bomba terrorista. Quienes vivimos esos años, no estamos engañados, ya que a pesar de las atrocidades vistas, cometidas por elementos de las Fuerzas Armadas, no es posible negar la realidad.
Una nota del periodista Alfredo Leuco, con relación a esa fecha, nos permite recordar los sucesos pasados, en forma objetiva. Lo que refiere de Ernesto Sábato, es verdad. La ciudadanía no estaba contra el golpe de Estado llevado a cabo en ese momento. Lo veía con no disimulada simpatía. Estaba cansada de oír noticias de las muertes producidas por elementos terroristas. Prudentemente, la gente no se pronunció terminantemente. No existió repudio simultáneo al golpe de Estado, lo que habla a las claras del estado de ánimo existente en ese momento. La prueba la tenemos en la foto adjunta, donde se lo puede ver a Ernesto Sábato, en la Casa Rosada, con otros escritores invitados, visitando al general Videla. No existió rechazo a tal invitación, lo que es destacable. La interpretación que se debe dar a esa visita puede ser la de adhesión, una adhesión condicionada, representando el sentir del argentino medio. Esta es la interpretación de un ciudadano normal. La de los interesados en defender lo indefendible, es diametralmente opuesta. Tratarán de explicar lo inexplicable, mediante mentiras. Si no se tratara del otrora presidente de la Conadep, podrían decir que reflejaba esta visita un incondicional apoyo a la figura del dictador. Sabemos que no ha sido así. Los hechos posteriores lo revelan. Pero, para los fanáticos radicalizados, la única verdad es su verdad, no la realidad como solía decir Perón. Y precisamente basados en tales falsas premisas, se ensañan con quienes tuvieron la “desdicha” de tener un ascendiente militar o parentesco militar o alguna conexidad. Si seguimos así exigirán, para acceder a la función pública, un “certificado” de “pureza de sangre”, tal como ocurría bajo el régimen del nazismo, que esa gente tanto critica. Al parecer ellos pueden proceder de la misma manera, pero en su caso es elogiable y digno de encomio.
¿Recordarán los peronistas que, en su oportunidad, se negaron a integrar la Conadep? Quienes se apoderaron de la camiseta peronista, quienes se han “colado” dentro del Partido Peronista, a fin de hacer uso del mismo, vierten su odio hacia quienes los vencieron en el campo de batalla. Desde dentro del mismo, defienden a capa y espada, “su verdad”, que no es la verdad histórica. Cuando transmiten a las generaciones que los sucedieron, dicha “verdad”, la elevan al rango de verdad revelada, sin tolerar a quienes disienten con ellos. Creemos que, como sostiene Maradona: “Llegó la hora de sacarse las máscaras”.
Refiere Leuco, en la parte pertinente de su citado artículo: “Ernesto Sábato tiene 99 años y no quiere que su cadáver sea utilizado políticamente. Su voluntad es que su velatorio se realice en el club de sus amores de su Santos Lugares. Ultimo deseo: despedirse de este mundo rodeado por la humildad de una barriada obrera. Este testimonio inédito es parte del conmovedor retrato fílmico escrito, dirigido y coproducido por su hijo, Mario Sábato. Sábato morirá sin saber que “un insolente”, como dijo Julio Strassera, hace cuatro años cambió el prólogo del Nunca más, esas dos palabras que recorrieron el mundo cargando de orgullo a los argentinos y que quedaron instaladas eternamente en la memoria colectiva. Mario Sábato confesó que no quisieron amargarle la vida y por eso nunca le dijeron que Eduardo Luis Duhalde, como responsable de los derechos humanos en la era K, “corrigió” un hecho histórico con un nuevo prólogo porque consideraba que el redactado por Sábato abonaba la teoría de los dos demonios.”
“Mario Sábato fue testigo de cómo Ernesto “se desmoronaba de angustia” cada noche, cuando volvía a su casa tras escuchar y procesar los testimonios del horror genocida. “En esa época no era tan fácil como ahora. El infierno estaba allí, en nuestras narices. Ni Menéndez ni Bussi usaban pañales para gerontes”, tiró Mario por elevación a las actuales autoridades. Los oportunistas que sobreactúan lo que no hicieron en su momento, los que hacen alardes de coraje por cazar dinosaurios en el zoológico y los que trafican con los días más sangrientos de los argentinos siguen envenenando el debate público maduro que este país necesita y merece.”
“ … En aquel momento, Bonafini dijo: “El texto de Sábato es una mierda. Nuestros hijos no eran demonios, eran revolucionarios, guerrilleros maravillosos y los únicos que defendieron la patria. Entiendo que algunos de la derecha estén muy ofendidos y los progres también”. El jueves, otra vez con el aparato de movilización y difusión oficial detrás, Hebe volvió a expresar su balance sobre lo que pasó y pasa en la Argentina. Con el puño en alto y el poncho rojo dijo estar dispuesta a dar la vida por el proyecto de Néstor y Cristina. También rescató como “lo mejor que nos pasó” la masacre de Trelew, en 1972, cuando fueron fusilados 16 presos de organizaciones foquistas tanto de origen marxista como peronista “como una muestra de unidad revolucionaria”. Finalmente, convocó a mirar “sólo Canal 7 y escuchar Radio Nacional o la Radio de las Madres y alguna otra”.
El sectarismo furioso y blindado muchas veces, como las patrullas perdidas de la insurrección armada de los 70, conduce al aislamiento del ciudadano común y a vivir en un micromundo que certifica y nunca cuestiona esa creencia de que se está hablando en nombre del pueblo en general y de los trabajadores en particular. Esa presunta vanguardia no hace otra cosa que incrementar el desinterés y el rechazo de las grandes mayorías despolitizadas en un tema fundante como es la defensa de los derechos humanos y fragmenta hasta el infinito a las entidades que hace años vienen luchando por ese digno objetivo”. (Seleccionado de la web del diario perfil, del 27-03-2010)
Una nota del periodista Alfredo Leuco, con relación a esa fecha, nos permite recordar los sucesos pasados, en forma objetiva. Lo que refiere de Ernesto Sábato, es verdad. La ciudadanía no estaba contra el golpe de Estado llevado a cabo en ese momento. Lo veía con no disimulada simpatía. Estaba cansada de oír noticias de las muertes producidas por elementos terroristas. Prudentemente, la gente no se pronunció terminantemente. No existió repudio simultáneo al golpe de Estado, lo que habla a las claras del estado de ánimo existente en ese momento. La prueba la tenemos en la foto adjunta, donde se lo puede ver a Ernesto Sábato, en la Casa Rosada, con otros escritores invitados, visitando al general Videla. No existió rechazo a tal invitación, lo que es destacable. La interpretación que se debe dar a esa visita puede ser la de adhesión, una adhesión condicionada, representando el sentir del argentino medio. Esta es la interpretación de un ciudadano normal. La de los interesados en defender lo indefendible, es diametralmente opuesta. Tratarán de explicar lo inexplicable, mediante mentiras. Si no se tratara del otrora presidente de la Conadep, podrían decir que reflejaba esta visita un incondicional apoyo a la figura del dictador. Sabemos que no ha sido así. Los hechos posteriores lo revelan. Pero, para los fanáticos radicalizados, la única verdad es su verdad, no la realidad como solía decir Perón. Y precisamente basados en tales falsas premisas, se ensañan con quienes tuvieron la “desdicha” de tener un ascendiente militar o parentesco militar o alguna conexidad. Si seguimos así exigirán, para acceder a la función pública, un “certificado” de “pureza de sangre”, tal como ocurría bajo el régimen del nazismo, que esa gente tanto critica. Al parecer ellos pueden proceder de la misma manera, pero en su caso es elogiable y digno de encomio.
¿Recordarán los peronistas que, en su oportunidad, se negaron a integrar la Conadep? Quienes se apoderaron de la camiseta peronista, quienes se han “colado” dentro del Partido Peronista, a fin de hacer uso del mismo, vierten su odio hacia quienes los vencieron en el campo de batalla. Desde dentro del mismo, defienden a capa y espada, “su verdad”, que no es la verdad histórica. Cuando transmiten a las generaciones que los sucedieron, dicha “verdad”, la elevan al rango de verdad revelada, sin tolerar a quienes disienten con ellos. Creemos que, como sostiene Maradona: “Llegó la hora de sacarse las máscaras”.
Refiere Leuco, en la parte pertinente de su citado artículo: “Ernesto Sábato tiene 99 años y no quiere que su cadáver sea utilizado políticamente. Su voluntad es que su velatorio se realice en el club de sus amores de su Santos Lugares. Ultimo deseo: despedirse de este mundo rodeado por la humildad de una barriada obrera. Este testimonio inédito es parte del conmovedor retrato fílmico escrito, dirigido y coproducido por su hijo, Mario Sábato. Sábato morirá sin saber que “un insolente”, como dijo Julio Strassera, hace cuatro años cambió el prólogo del Nunca más, esas dos palabras que recorrieron el mundo cargando de orgullo a los argentinos y que quedaron instaladas eternamente en la memoria colectiva. Mario Sábato confesó que no quisieron amargarle la vida y por eso nunca le dijeron que Eduardo Luis Duhalde, como responsable de los derechos humanos en la era K, “corrigió” un hecho histórico con un nuevo prólogo porque consideraba que el redactado por Sábato abonaba la teoría de los dos demonios.”
“Mario Sábato fue testigo de cómo Ernesto “se desmoronaba de angustia” cada noche, cuando volvía a su casa tras escuchar y procesar los testimonios del horror genocida. “En esa época no era tan fácil como ahora. El infierno estaba allí, en nuestras narices. Ni Menéndez ni Bussi usaban pañales para gerontes”, tiró Mario por elevación a las actuales autoridades. Los oportunistas que sobreactúan lo que no hicieron en su momento, los que hacen alardes de coraje por cazar dinosaurios en el zoológico y los que trafican con los días más sangrientos de los argentinos siguen envenenando el debate público maduro que este país necesita y merece.”
“ … En aquel momento, Bonafini dijo: “El texto de Sábato es una mierda. Nuestros hijos no eran demonios, eran revolucionarios, guerrilleros maravillosos y los únicos que defendieron la patria. Entiendo que algunos de la derecha estén muy ofendidos y los progres también”. El jueves, otra vez con el aparato de movilización y difusión oficial detrás, Hebe volvió a expresar su balance sobre lo que pasó y pasa en la Argentina. Con el puño en alto y el poncho rojo dijo estar dispuesta a dar la vida por el proyecto de Néstor y Cristina. También rescató como “lo mejor que nos pasó” la masacre de Trelew, en 1972, cuando fueron fusilados 16 presos de organizaciones foquistas tanto de origen marxista como peronista “como una muestra de unidad revolucionaria”. Finalmente, convocó a mirar “sólo Canal 7 y escuchar Radio Nacional o la Radio de las Madres y alguna otra”.
El sectarismo furioso y blindado muchas veces, como las patrullas perdidas de la insurrección armada de los 70, conduce al aislamiento del ciudadano común y a vivir en un micromundo que certifica y nunca cuestiona esa creencia de que se está hablando en nombre del pueblo en general y de los trabajadores en particular. Esa presunta vanguardia no hace otra cosa que incrementar el desinterés y el rechazo de las grandes mayorías despolitizadas en un tema fundante como es la defensa de los derechos humanos y fragmenta hasta el infinito a las entidades que hace años vienen luchando por ese digno objetivo”. (Seleccionado de la web del diario perfil, del 27-03-2010)
1 comentario:
Todo lo que aquì se expresa refleja la realidad acaecida por esas èpocas, lamentablemente por efecto de que el que calla otorga, se les permitiò contar la historia a los vencidos, cuando sabemos que la historia siempre ,para bien o para mal, la cuentan los vencedores.
Asì nos fuè y esta patètica realidad de hoy se debe precisamente a que estos terroristas que hoy nos gobiernan hayan impuesto sus mentiras como la HISTORIA OFICIAL, ante la pasividad del no te metas del pueblo,sintoma clàsico de nuestra ignorancia cìvica.
Espero si realmente existe la justicia divina que actue,puès esto merece la peor de las penas,PERPETUA A TODO EL STAFF DE GOBIERNO Y SUS COLABORADORES EXTERNOS,TODOS SIN EXCEPCION.
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