Lamentablemente, la ciudadanía en general, pasa por alto que los movimientos de los subversivos guerrilleros, en los distintos países de Latinoamérica, no actúan individualmente. Existe entre ellos un hilo muy fino, desconocido para la gente. El citado entramado, cuenta con la complicidad de ETA y otros grupos guerrilleros similares, afines en sus deseos de derribar gobiernos, sean dictadura militares o constitucionales. Para ellos este "detalle" es algo nimio, no les importa en absoluto. Nos señala un medio español, la participación que, en las actividades de la FARC, tiene la organización criminal ETA. Los detalles aterran.
"ETA no sólo enseñó a las FARC a usar explosivos militares o a utilizar móviles como detonadores de bombas, como recoge el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco en su último auto. Los informes de las Comisaría General de Información de la Policía revelan que al menos cuatro etarras ensayaron con los terroristas colombianos en plena selva cómo utilizar «hexógeno», una sustancia que se utiliza como potenciador de los artefactos explosivos que ETA emplearía medio año después, en diciembre de 2006, para volar el aparcamiento de la T-4 de Barajas.
El interrogatorio de los agentes de los servicios de Información españoles a cuatro de los «arrepentidos» el pasado mes de octubre en Bogotá ha servido también para saber que los etarras se dedicaban a dar clases de «política» a los colombianos sobre las virtudes de Batasuna.
El testimonio de uno de estos cuatro ex miembros «desmovilizados» de las FARC, apodado «César», es el que revela la importancia de aquellos cursos. Él participó en varias clases que tuvieron lugar a mediados de 2006 en los campamentos denominados «Malanga», «El Tigre» y «Las Pavas», «todos ellos en territorio venezolano». En esos lugares, «César» coincidió con cuatro «profesores» etarras: de dos de ellos sólo facilita las características físicas, el tercero es un tal «Schumacher» y el cuarto un tal «Carlos», identificado como el etarra José María Zaldúa Korta en fotografías. Participaron en los cursillo entre 35 y 55 guerrilleros.
Los etarras enseñaron «técnicas y utilización de explosivos que se escapaban del uso común de la guerrilla»: el C-4, un explosivo militar muy fácil de encontrar en Venezuela porque se usa en prospecciones, la pentrita, un clásico de ETA, y una tercera sustancia desconocida para las FARC y que los etarras comenzaban a usar experimentalmente entonces y que «César» llama RDX.
Se trata, apuntan los expertos antiterroristas, de hexónegeno, ciclonita o ciclotrimetilentrinitramina, el reforzante que, tras el atentado de Barajas, ya ha aparecido en varios almacenes incautados a la banda. La confesión del «arrepentido» es la primera referencia fiable del uso de hexógeno por parte de ETA.
El informe remitido a la Audiencia Nacional por la Policía, fechado el 10 de noviembre de 2009, apunta además que en 2006 los instructores de ETA revelaron muchos otros de sus secretos, tales como «fabricar iniciadores (de bombas) de mercurio dentro de una jeringa de metal para activarse con el movimiento» o «cómo y dónde poner las cargas para hacer coches bombas y colocar bombas lapas», apuntan los documentos del Ministerio del Interior.
«Camilo», otro arrepentido «desmovilizado» en septiembre 2007, también aportó datos sobre el alto nivel de esos cursos a los dos funcionarios de la Comisaría de Información que se desplazaron el año pasado a Colombia. Este individuo asistió a un curso impartido por Iñaki Domínguez Atxalandabaso y otro etarra conocido como «Martín Capa» en verano de 2007, las últimas clases de las que tiene referencia la Policía.
«Les enseñaron -apuntan los informes- a utilizar teléfonos móviles como sistemas para iniciar cargas. Para ello debían utilizar un cable unido al conector de batería (...) después se realizaba una llamada a ese teléfono y, tras oír el primer tono, estallaba el explosivo»."
El interrogatorio de los agentes de los servicios de Información españoles a cuatro de los «arrepentidos» el pasado mes de octubre en Bogotá ha servido también para saber que los etarras se dedicaban a dar clases de «política» a los colombianos sobre las virtudes de Batasuna.
El testimonio de uno de estos cuatro ex miembros «desmovilizados» de las FARC, apodado «César», es el que revela la importancia de aquellos cursos. Él participó en varias clases que tuvieron lugar a mediados de 2006 en los campamentos denominados «Malanga», «El Tigre» y «Las Pavas», «todos ellos en territorio venezolano». En esos lugares, «César» coincidió con cuatro «profesores» etarras: de dos de ellos sólo facilita las características físicas, el tercero es un tal «Schumacher» y el cuarto un tal «Carlos», identificado como el etarra José María Zaldúa Korta en fotografías. Participaron en los cursillo entre 35 y 55 guerrilleros.
Los etarras enseñaron «técnicas y utilización de explosivos que se escapaban del uso común de la guerrilla»: el C-4, un explosivo militar muy fácil de encontrar en Venezuela porque se usa en prospecciones, la pentrita, un clásico de ETA, y una tercera sustancia desconocida para las FARC y que los etarras comenzaban a usar experimentalmente entonces y que «César» llama RDX.
Se trata, apuntan los expertos antiterroristas, de hexónegeno, ciclonita o ciclotrimetilentrinitramina, el reforzante que, tras el atentado de Barajas, ya ha aparecido en varios almacenes incautados a la banda. La confesión del «arrepentido» es la primera referencia fiable del uso de hexógeno por parte de ETA.
El informe remitido a la Audiencia Nacional por la Policía, fechado el 10 de noviembre de 2009, apunta además que en 2006 los instructores de ETA revelaron muchos otros de sus secretos, tales como «fabricar iniciadores (de bombas) de mercurio dentro de una jeringa de metal para activarse con el movimiento» o «cómo y dónde poner las cargas para hacer coches bombas y colocar bombas lapas», apuntan los documentos del Ministerio del Interior.
«Camilo», otro arrepentido «desmovilizado» en septiembre 2007, también aportó datos sobre el alto nivel de esos cursos a los dos funcionarios de la Comisaría de Información que se desplazaron el año pasado a Colombia. Este individuo asistió a un curso impartido por Iñaki Domínguez Atxalandabaso y otro etarra conocido como «Martín Capa» en verano de 2007, las últimas clases de las que tiene referencia la Policía.
«Les enseñaron -apuntan los informes- a utilizar teléfonos móviles como sistemas para iniciar cargas. Para ello debían utilizar un cable unido al conector de batería (...) después se realizaba una llamada a ese teléfono y, tras oír el primer tono, estallaba el explosivo»."
Recuerdo que, "casualmente", este tipo de cable era utilizado en nuestro país, por la organización mafiosa de Montoneros. Una semana antes de darse el golpe del 24 de marzo de 1976, atentaron contra Videla, a metros del Ministerio de Guerra, utilizando una metodología similar. Pero, en este caso específico, se trataba de "jóvenes idealistas" ... Las víctimas del suceso, nadie las recuerda, no tienen organizaciones, que se encarguen de avivar en la sociedad, el fuego de la memoria.
"El «arrepentido» dio además todo tipo de detalles de cómo los etarras controlaban el uso del C-4 y cómo les explicaron hacer bombas con «sistemas de iniciación por movimiento y por presión», aunque recomendaron a sus alumnos que no utilizaran este tipo de artefactos hasta no ser más expertos." (Seleccionado de la web española del diario A.B.C..del 31-03-10)
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