El argentino medio, no tiene tiempo pra investigar el pasado. Está ocupado empleando su tiempo para ganarse el sustento cotidiano. Sin embargo, hay quienes no tienen tal problema, ya que gracias a los fondos que les entrega el Estado, disponen de tiempo suficinte en su parasitaria vida, como para urdir tramas que les sea de utilidad para lograr concretar sus oscuros fines. Cuando pasados mas de tres décadas, se prosigue la "investigación judicial", tendiente a lograr la punición de quienes habrían cometido delitos internacionales, violando Derechos Humanos. Cuando para lograrlo no se hesita en apelar a subterfugios arbitrarios, haciendo tabla rasa con la jurisprudencia y las normas internacionales, a las que se utiliza utilitaria y maliciosamente, en forma subjetiva , uno se pregunta: que origen tuvo tal proceder ilícito? otros países, en las mismas circunstancias, procedieron de la misma forma? En España, durante la II República, al término de la Guerra Civil y luego de la Dictadura de Franco, se dedicaron a hacer lo mismo que hacen nuestros otrora subversivos vernáculos, vencidos militarmente? No hicieron lo mismo. Argentina acudió a una suerte de melange de normas destinadas a los criminales de guerra nazis, y mediante ellas, logró inventar al "Monstruo Judicial". Logró llenar la criolla "Bastilla", de prisioneros del odio. Posiblemente, seducidos por lo ocurrido en nuestro país, se observa que tímidamente, comienzan a c oncretarse en la Madre Patria, presentaciones judiciales, enderezadas a excitar a la administración de Justicia. Empero, al parecer les va a ser dificultoso obtener sus fines. Por ejemplo, en el caso del delito de genocidio, habiéndose tipificado tal figura muchos años después de finalizada la contienda civil, la Justicia estimó que no correspondía ser aplicada allí. Lo contrario sería ilegal, por cuanto en España está vedado aplicar retroactivamente leyes penales mas graves,contra los imputados. Como en la Argentina y en todo país civilizado. El principio de legalidad triunfó. Sostuvo la Justicia que durante la época cuestionada no regían las recientes normas penales. España no cambió sus leyes "a medida de los acusados" ya que sería arbitrario, ilegal e inmoral. Argentina, al parecer, no opina lo mismo. Acá el Principio de Legalidad, fué derrotado en toda la linea. Nos señala un distinguido estudioso del tema, que existe cierta resistencia, en España, a que se investiguen judicialmente, ciertos eventos que pueden constituir Delitos Internacionales. Está probado que el responsable de la masacre de Paracuellos de Jarama, ocasión en que los soldados republicanos asesinaron a tiros a mas de tres mil prisioneros, a , quienes luego enterraron en fosas comunes, fue el dirigente comunista D. Santiago Carrillo, quien tiene un particular e ideológico punta de vista. No jurídico, por cierto.
"Se escandaliza el héroe de Paracuellos de que haya quienes muestren "resistencia a investigar" sobre las fosas y demás. Y tiene algo de razón por lo que respecta al PP de Rajoy, empeñado en mirar a un futuro de color de rosa y en inglés, y olvidarse del enfadoso pasado. "¡Claro!", dirá el ciudadano corriente, "¡tiene un pasado tan brutal ese partido...!"
Pero algunos no sólo no nos oponemos a la investigación, sino que hemos investigado abundantemente, mientras que han sido los amiguetes del citado héroe quienes han procurado por todos los medios ocultar los resultados de la investigación. Así que resumiré tan solo uno de esos resultados, suficiente a mi juicio.
Ante todo, los crímenes de la guerra son originados por el hundimiento de la legalidad. El problema crucial y decisivo consiste, por tanto, en quiénes y cómo hundieron la legalidad republicana. Ese problema, de cuya solución dependen todas las demás cuestiones, creo haberlo resuelto definitivamente: fue el Frente Popular, compuesto, de hecho o de derecho, por comunistas, anarquistas, golpistas republicanos, golpistas separatistas y racistas del PNV. Hacer pasar por demócratas y republicanos a estos partidos constituye a su modo una verdadera hazaña, que debe reconocerse a sus promotores, pues han conseguido hacerlo creer a la mayoría durante muchos años. No por ello deja de ser un fraude colosal, del que derivan tantos otros.
Si esos promotores no creyesen que podían apuntalar el fraude explotando los sentimientos de las gentes desinformadas, ni el Gobierno, ni Garzón ni el héroe de Paracuellos habrían dedicado una fracción de segundo a pensar en los muertos. Les dedican atención pura y exclusivamente por eso, porque, por una alquimia prodigiosa, los restos de aquellas personas se transforman, setenta años después, en rentas políticas contantes y sonantes. Por ninguna otra razón se ocupan de ellos, y para el caso viene bien recordar las palabras de Gregorio Marañón dedicadas a aquellos "demócratas": "¡Qué gentes! Todo es en ellos latrocinio, locura, estupidez (...) Tendremos que estar varios años maldiciendo la estupidez y la canallería de estos cretinos criminales, y aún no habremos acabado. ¿Cómo poner peros, aunque los haya, a los del otro lado? (...). Y aun es mayor mi dolor por haber sido amigo de tales escarabajos."
Los desenterradores no sólo son amigos sino que se identifican de lleno con quienes Marañón calificaba tan dura, pero acertadamente. Y tal como el Frente Popular destruyó la legalidad republicana, estos están corroyendo todos los días la legalidad democrática nacida de la transición.
Es el colmo del descaro la pretensión de pasar por serias las "investigaciones" en curso sobre las fosas, realizadas por gente ideologizada hasta la médula, ignorante voluntaria de la historia real y documentada, y subvencionada generosamente desde el poder. Investigaciones típicas de una mentalidad y poder totalitarios, como la misma ley de "memoria histórica", al estilo de las que podría practicar el régimen cubano. O el mismo héroe de Paracuellos, para el caso .(Seleccionado de la Web del diario español Libertad Digital – art. De D. Pío Moa del 05-09-08)
Pero algunos no sólo no nos oponemos a la investigación, sino que hemos investigado abundantemente, mientras que han sido los amiguetes del citado héroe quienes han procurado por todos los medios ocultar los resultados de la investigación. Así que resumiré tan solo uno de esos resultados, suficiente a mi juicio.
Ante todo, los crímenes de la guerra son originados por el hundimiento de la legalidad. El problema crucial y decisivo consiste, por tanto, en quiénes y cómo hundieron la legalidad republicana. Ese problema, de cuya solución dependen todas las demás cuestiones, creo haberlo resuelto definitivamente: fue el Frente Popular, compuesto, de hecho o de derecho, por comunistas, anarquistas, golpistas republicanos, golpistas separatistas y racistas del PNV. Hacer pasar por demócratas y republicanos a estos partidos constituye a su modo una verdadera hazaña, que debe reconocerse a sus promotores, pues han conseguido hacerlo creer a la mayoría durante muchos años. No por ello deja de ser un fraude colosal, del que derivan tantos otros.
Si esos promotores no creyesen que podían apuntalar el fraude explotando los sentimientos de las gentes desinformadas, ni el Gobierno, ni Garzón ni el héroe de Paracuellos habrían dedicado una fracción de segundo a pensar en los muertos. Les dedican atención pura y exclusivamente por eso, porque, por una alquimia prodigiosa, los restos de aquellas personas se transforman, setenta años después, en rentas políticas contantes y sonantes. Por ninguna otra razón se ocupan de ellos, y para el caso viene bien recordar las palabras de Gregorio Marañón dedicadas a aquellos "demócratas": "¡Qué gentes! Todo es en ellos latrocinio, locura, estupidez (...) Tendremos que estar varios años maldiciendo la estupidez y la canallería de estos cretinos criminales, y aún no habremos acabado. ¿Cómo poner peros, aunque los haya, a los del otro lado? (...). Y aun es mayor mi dolor por haber sido amigo de tales escarabajos."
Los desenterradores no sólo son amigos sino que se identifican de lleno con quienes Marañón calificaba tan dura, pero acertadamente. Y tal como el Frente Popular destruyó la legalidad republicana, estos están corroyendo todos los días la legalidad democrática nacida de la transición.
Es el colmo del descaro la pretensión de pasar por serias las "investigaciones" en curso sobre las fosas, realizadas por gente ideologizada hasta la médula, ignorante voluntaria de la historia real y documentada, y subvencionada generosamente desde el poder. Investigaciones típicas de una mentalidad y poder totalitarios, como la misma ley de "memoria histórica", al estilo de las que podría practicar el régimen cubano. O el mismo héroe de Paracuellos, para el caso .(Seleccionado de la Web del diario español Libertad Digital – art. De D. Pío Moa del 05-09-08)
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