Hemos seleccionado, de la hemeroteca, una versión más de la captura por los partisanos comunistas, del Duce Benito Mussolini y su posterior ejecución. De su lectura, podemos extraer conclusiones abonadas por el lapso transcurrido, desde ese episodio. En su momento no fue fácil colegir que los partisanos eran, en su gran mayoría, militantes comunistas. No sólo procedieron a asesinar alevosamente al Duce, a su amante y al grupo que los acompañaba, sino que se apoderaron ilícitamente de pertenencias del citado, en nombre del conocido “Botín de Guerra”. El accionar de los asesinos, se encuentra previsto y penado en las normas internacionales que rigen la humanidad en el accionar bélico. Ellas determinan que debieron haber entregado a las autoridades pertinentes, a los capturados y que debieron someter a los rehenes, al pertinente juzgamiento. Nada de esto se llevó a cabo. No se respetaron las leyes. Quienes quitaron la vida, de forma violenta, a los prisioneros cometieron delitos de lesa humanidad. Pasaron los años, y ni en Italia ni en ningún otro lugar del mundo, nadie se molestó en imputar a este grupo, la comisión de delitos que, a la fecha, no han prescripto. Nos ofrece este episodio, un perfil desconocido, cual es el que parte de la base de que solamente quienes cometen delitos de lesa humanidad y no pertenecen al bando de los marxistas leninistas, son perseguidos y juzgados por la Justicia. En el mundo, no existen ejemplos de imputados de aberrantes conductas, previstas en las normas internacionales que humanizan las acciones bélicas, que hayan sido juzgados como corresponde, y que pertenezcan al bando del marxismo. Los partidarios del Duce, pasados los años, y calmadas las aguas, pudieron haber denunciado a los asesinos. Decimos pudieron, ya que ellos tampoco lo hicieron. Nadie, al parecer, se ocupó de denunciar tal atroz proceder con el ex dictador italiano. Los ejecutores de la masacre fueron designados en Italia, en importantísimas funciones. Nadie impugnó tales designaciones, habida cuenta, sus antecedentes de criminales de guerra.
“Dos capítulos relacionados con los últimos días de Mussolini todavía permanecen obscuros, aunque llevan ya títulos de extraordinaria novela de aventuras: «El verdugo del Duce» y «El tesoro de Dongo». Recientes revelaciones permiten hacer un poco más de luz en torno al drama que se desarrolló junto a la frontera suiza en los últimos días de abril de 1945. En primer lugar interesa saber quien fue el hombre y que orden obedeció cuando el 28 de abril de 1945 ejecutó a Mussolini, en Giulino di Mezzegra, junto al lago de Como. El jefe del Partido Comunista italiano, Togliatti, acaba de declarar que fue él en persona quien ordenó, dos días antes de la captura del Duce, de ejecutar a Mussolini y a los jefes fascistas inmediatamente después de su detención y luego de haberse asegurado bien de su identidad. Togliatti ha añadido que fueron miembros del Partido Comunista quienes ejecutaron a Mussolini, a Claretta Petacci y a los ministros y personalidades neofascistas. Ahora se sabe bien el nombre del «juez» que dictó la pena de muerte contra Mussolini y sus colaboradores: Palmiro Togliatti, que antes de 1945 era célebre como revolucionario comunista por actuar como miembro del Komitern con el seudónimo" de «Ercole». Si no hay duda alguna con respecto a la personalidad del “juez” no puede decirse lo mismo respecto al «verdugo». Desde un comienzo se dijo que el ejecutor de Mussolini era un guerrillero conocido por «Coronel Valerio», pero había confusión sobre la personalidad verdadera del mismo. Algo se ha avanzado en él camino de la identificación de este célebre «Coronel Valerio». En el «Estado Mayor» de Luigi Longo, entonces jefe de los guerrilleros en el norte de Italia y hoy segundo secretario general del Partido Comunista, se encontraban dos «Coronel Valerio». El primero es un hombre de carne y hueso bien conocido: Osvaldo Negarville, actual alcalde comunista de Turín y. antes subsecretario de Asuntos Exteriores. Este Negarville, aunque llevó el nombre de guerra de «Coronel Valerio», ha declinado el título de «Verdugo de Mussolini». El segundo. «Coronel Valerio» es un personaje misterioso, de aquellos cuya vida comienza de una manera normal y que luego entran en la leyenda. El verdadero «Verdugo de Mussolini» seria Audisio, nacido en 1909 en Allesandria, en el Piamonte, hijo de un obrero de la fábrica de sombreros Borsaliho. También él trabajó en la misma firma, aunque de dependiente, hasta que fue condenado a cinco años de prisión por actividades comunistas. Al recobrar su libertad ingresó como miembro activo en la organización clandestina comunista para pasar luego con el grado de coronel, al «Estado Mayor» de la división de guerrilleros comunistas Garibaldi. Este Valerio Audisio después de la liberación de Milán recibió la orden de salir para la región del lago Como, hacia donde se creía que se dirigía Mussolini. Cómo cumplió su misión según se sabe de una manera perfecta en cuanto a la ejecución de Benito Mussolini y de Claretta Petacci. Pero hay mucha luz que hacer todavía en cuanto el «Tesoro de « Dongo». Cuando Mussolini y sus colaboradores huían con la pretensión de buscar refugio en Suiza eran portadores de un verdadero tesoro, formado por las Joyas y los objetos preciosos de Mussolini y de los jerarcas y los fondos de la República neofascista. El valor del tesoro ascendía a varios millares de millones de liras. Además, cosa muy importante, se encontraba el archivo secreto de Mussolini, que contenía documentos de gran valor histórico, como, por ejemplo, una correspondencia Churchill-Mussolini, según se dice, que el Duce quería utilizar para justificar la actuación de los últimos tiempos del fascismo. El «Coronel Valerio», después de ejecutar a Mussolini y a Claretta Petacci en Giulino di Mezzegra, se llevó al pueblo de Dongo a los personajes neofascistas, los cuales fueron fusilados en la plaza pública después de un «'juicio revolucionario». Después del fusilamiento de Dongo, entran en el terreno del misterio y de la leyenda el paradero del «Verdugo de Mussolini» y del «Tesoro de Dongo». La Prensa comunista italiana, contestando a una serie de acusaciones, según las cuales por orden déeTogliatti se mandó a Moscú para regalar a Stalin el archivo secreto, del Duce, mientras se repartieron las joyas y el dinero entre los dirigentes, comunistas, pretende que el tesoro fue entregado por los guerrilleros comunistas al mando superior, quien a su vez lo dispersó para premiar a los guerrilleros y socorrer a la población civil. Se ha llegado a escribir que la estancia de Churchill en el lago Como, inmediatamente después de la liberación de Italia, estaba relacionada con el deseo del primer ministro británico en recuperar algunos documentos comprometedores del archivo de Mussolini. La realidad es que no se sabe dónde ha ido a parar este famoso «Tesoro de Dongo». Algunos creen que se encuentra en Suiza o bien en Rusia, aunque se defiende perfectamente la hipótesis de que fue repartido entre el «Coronel Valerio» y sus compañeros de guerrilla.
Cuando la anarquía se apodera de un país, se sabe por experiencia que cualquier cosa, "por inverosímil que parezca puede ser realidad.” Sobre el «Tesoro de Dongo» y el «Verdugo de Mussolini» se escribirá siempre, de la misma manera que se sigue escribiendo sobre todos los episodios' de la gran aventura napoleónica. Un día se sabrá la verdad sobre estos capítulos de las últimas jornadas de Benito Mussolini, y entonces conoceremos la suerte de este Valerio Audisio, el verdugo improvisado del Duce, que hoy no se sabe si ha sido asesinado bien si se ha refugiado en Rusia a causa de la historia complicadísima del «Tesoro de Dongo». Las grandes figuras reclaman siempre el interés del mundo, que se apasiona por todo lo que se relaciona con sus acciones y vida. Mussolini no puede escapar a esta regla general- Ramón Gaí “. (Seleccionado de la web española de la hemeroteca de La Vanguardia-13-03-1947).
“Dos capítulos relacionados con los últimos días de Mussolini todavía permanecen obscuros, aunque llevan ya títulos de extraordinaria novela de aventuras: «El verdugo del Duce» y «El tesoro de Dongo». Recientes revelaciones permiten hacer un poco más de luz en torno al drama que se desarrolló junto a la frontera suiza en los últimos días de abril de 1945. En primer lugar interesa saber quien fue el hombre y que orden obedeció cuando el 28 de abril de 1945 ejecutó a Mussolini, en Giulino di Mezzegra, junto al lago de Como. El jefe del Partido Comunista italiano, Togliatti, acaba de declarar que fue él en persona quien ordenó, dos días antes de la captura del Duce, de ejecutar a Mussolini y a los jefes fascistas inmediatamente después de su detención y luego de haberse asegurado bien de su identidad. Togliatti ha añadido que fueron miembros del Partido Comunista quienes ejecutaron a Mussolini, a Claretta Petacci y a los ministros y personalidades neofascistas. Ahora se sabe bien el nombre del «juez» que dictó la pena de muerte contra Mussolini y sus colaboradores: Palmiro Togliatti, que antes de 1945 era célebre como revolucionario comunista por actuar como miembro del Komitern con el seudónimo" de «Ercole». Si no hay duda alguna con respecto a la personalidad del “juez” no puede decirse lo mismo respecto al «verdugo». Desde un comienzo se dijo que el ejecutor de Mussolini era un guerrillero conocido por «Coronel Valerio», pero había confusión sobre la personalidad verdadera del mismo. Algo se ha avanzado en él camino de la identificación de este célebre «Coronel Valerio». En el «Estado Mayor» de Luigi Longo, entonces jefe de los guerrilleros en el norte de Italia y hoy segundo secretario general del Partido Comunista, se encontraban dos «Coronel Valerio». El primero es un hombre de carne y hueso bien conocido: Osvaldo Negarville, actual alcalde comunista de Turín y. antes subsecretario de Asuntos Exteriores. Este Negarville, aunque llevó el nombre de guerra de «Coronel Valerio», ha declinado el título de «Verdugo de Mussolini». El segundo. «Coronel Valerio» es un personaje misterioso, de aquellos cuya vida comienza de una manera normal y que luego entran en la leyenda. El verdadero «Verdugo de Mussolini» seria Audisio, nacido en 1909 en Allesandria, en el Piamonte, hijo de un obrero de la fábrica de sombreros Borsaliho. También él trabajó en la misma firma, aunque de dependiente, hasta que fue condenado a cinco años de prisión por actividades comunistas. Al recobrar su libertad ingresó como miembro activo en la organización clandestina comunista para pasar luego con el grado de coronel, al «Estado Mayor» de la división de guerrilleros comunistas Garibaldi. Este Valerio Audisio después de la liberación de Milán recibió la orden de salir para la región del lago Como, hacia donde se creía que se dirigía Mussolini. Cómo cumplió su misión según se sabe de una manera perfecta en cuanto a la ejecución de Benito Mussolini y de Claretta Petacci. Pero hay mucha luz que hacer todavía en cuanto el «Tesoro de « Dongo». Cuando Mussolini y sus colaboradores huían con la pretensión de buscar refugio en Suiza eran portadores de un verdadero tesoro, formado por las Joyas y los objetos preciosos de Mussolini y de los jerarcas y los fondos de la República neofascista. El valor del tesoro ascendía a varios millares de millones de liras. Además, cosa muy importante, se encontraba el archivo secreto de Mussolini, que contenía documentos de gran valor histórico, como, por ejemplo, una correspondencia Churchill-Mussolini, según se dice, que el Duce quería utilizar para justificar la actuación de los últimos tiempos del fascismo. El «Coronel Valerio», después de ejecutar a Mussolini y a Claretta Petacci en Giulino di Mezzegra, se llevó al pueblo de Dongo a los personajes neofascistas, los cuales fueron fusilados en la plaza pública después de un «'juicio revolucionario». Después del fusilamiento de Dongo, entran en el terreno del misterio y de la leyenda el paradero del «Verdugo de Mussolini» y del «Tesoro de Dongo». La Prensa comunista italiana, contestando a una serie de acusaciones, según las cuales por orden déeTogliatti se mandó a Moscú para regalar a Stalin el archivo secreto, del Duce, mientras se repartieron las joyas y el dinero entre los dirigentes, comunistas, pretende que el tesoro fue entregado por los guerrilleros comunistas al mando superior, quien a su vez lo dispersó para premiar a los guerrilleros y socorrer a la población civil. Se ha llegado a escribir que la estancia de Churchill en el lago Como, inmediatamente después de la liberación de Italia, estaba relacionada con el deseo del primer ministro británico en recuperar algunos documentos comprometedores del archivo de Mussolini. La realidad es que no se sabe dónde ha ido a parar este famoso «Tesoro de Dongo». Algunos creen que se encuentra en Suiza o bien en Rusia, aunque se defiende perfectamente la hipótesis de que fue repartido entre el «Coronel Valerio» y sus compañeros de guerrilla.
Cuando la anarquía se apodera de un país, se sabe por experiencia que cualquier cosa, "por inverosímil que parezca puede ser realidad.” Sobre el «Tesoro de Dongo» y el «Verdugo de Mussolini» se escribirá siempre, de la misma manera que se sigue escribiendo sobre todos los episodios' de la gran aventura napoleónica. Un día se sabrá la verdad sobre estos capítulos de las últimas jornadas de Benito Mussolini, y entonces conoceremos la suerte de este Valerio Audisio, el verdugo improvisado del Duce, que hoy no se sabe si ha sido asesinado bien si se ha refugiado en Rusia a causa de la historia complicadísima del «Tesoro de Dongo». Las grandes figuras reclaman siempre el interés del mundo, que se apasiona por todo lo que se relaciona con sus acciones y vida. Mussolini no puede escapar a esta regla general- Ramón Gaí “. (Seleccionado de la web española de la hemeroteca de La Vanguardia-13-03-1947).
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