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jueves, 26 de abril de 2012

Trofim Lysenko, protegido de Stalin, mitómano creador de la "biología proletaria".




                                                                  Trofim Lysenko


La persona a la que se refiere esta nota, es uno de los antecedentes de otro personaje, vernáculo éste, que se hacía llamar el  "El Profesor Ritcher", autotitulado físico especialista en energía atómica. Su habilidad, no científica por cierto, logró que el propio entonces presidente de la Nación Argentina, el general Juan Domingo Perón, en la década del 50, convencido por este charlatán de feria, creyera a pie juntillas en su palabra. A tal fin, puso a disposición del citado la Isla Huemul, en el lago Nahuel Huapi y el personal que se necesitara, a su pedido y con el alegado propósito de lograr que la Argentina pudiera usar la energía atómica. Al menos, los diarios de esa época,  así lo ratificaban.  Se trató de una matufia. No reconocida por nadie ya que, empezando por el propio general, creemos que todavía se deben estar preguntando como pudieron ser engatusados tan hábilmente. A la fecha, el viajero puede observar restos de lo construido, a pedido del delirante personaje. Por cierto que el costo de esta aventura, nunca fue revelado. La historia de Lysenko logró que viniera a mi memoria este individuo de nefasta fama, especialista, no en la fisión del átomo, sino en la conocida truffa. 

"En 1928 Stalin, que ya se había hecho con el control absoluto de la URSS, dio un discurso en el que advirtió a sus conmilitones del Partido de que la Unión Soviética arrastraba un retraso de entre 50 y 100 años con respecto a las potencias occidentales.  

Si Rusia no avanzaba deprisa, muy pronto sería invadida y el Gobierno bolchevique derrocado, lo que se traduciría finalmente en una más que probable restauración de la odiada monarquía. La URSS necesitaba abandonar cuanto antes su condición de país rural productor de materias primas baratas y sin elaborar. Tenía también, tal y como había prometido Lenin, que electrificarse y aumentar la producción agrícola hasta alcanzar la suficiencia; el objetivo era no necesitar en modo alguno el mercado, ni siquiera el externo.

La primera víctima de aquel discurso fue la Nueva Política Económica de Lenin, que permitía, con grandes restricciones, la pervivencia de pequeñas explotaciones y una pizca de libertad de comercio. La segunda fue el campesinado soviético, obligado desde aquel momento a colectivizarse a la fuerza en granjas estatales sometidas a las cuotas del plan quinquenal.

Lo cierto es que nadie quería ser colectivizado: los pequeños campesinos, porque ya tenían su parcela, con la que, mejor o peor, sobrevivían; los jornaleros, porque aspiraban a tenerla: sabían que, cuanto más trabajasen, más probabilidades tendrían de mejorar sus condiciones de vida. Por lo demás, siempre les había quedado la válvula de escape de las ciudades, donde poder empezar desde cero una nueva vida a la sombra de la industria o los servicios.

Existía, por otro lado, la sospecha generalizada de que esas explotaciones estatales iban a ser muy ineficientes, dado el bajo nivel de capitalización de la economía soviética y las condiciones de semiesclavitud en las que habría que trabajar en ellas. Entonces, como caído del cielo, apareció un joven jardinero ucraniano destinado en una estación agrícola de Azerbaiyán. Se llamaba Trofimes Lysenko y decía haber encontrado el modo de obtener milagrosas cosechas en invierno. La realidad que Lysenko no había descubierto nada. Se había limitado a constatar que si se enfrían y humedecen, las semillas de trigo pueden germinar rápidamente a finales del invierno, con lo que se podría obtener una cosecha extra.


La vernalización, que es como se llamaba aquello, ya la conocían los agricultores rusos, y en los veranos malos la ponían en práctica para no morirse de hambre. Pero Lysenko, aparte de jardinero, era un bolchevique convencido y, como tal, un mentiroso sin remedio. Justo un año antes de que se anunciase la colectivización del campo escribió un artículo en Pravda en el que proclamaba que conocía la manera de cosechar guisantes en pleno invierno; mejor aún, afirmaba haber descubierto un sistema para abonar la tierra de cultivo sin emplear fertilizantes. Si eso era cierto, los planes agrícolas del Politburó saldrían bien aunque los planificadores lo hicieran muy mal.

Stalin, muy dado a creer en la milagrería revolucionaria, apadrinó al ucraniano, se lo llevó a Moscú y le convirtió en presidente de la Academia de Ciencias Agrícolas de la URSS. Allí, sobrado de medios y de personal, con fastuosos invernaderos a su disposición, comenzó a elaborar una teoría tras otra, a cuál más delirante. Lo primero que hizo fue romper con la genética mendeliana, que pasó a considerarse una "teoría reaccionaria". Lysenko elaboró su propia teoría genética basándose en los estudios de Lamarck, un naturalista del siglo XVIII pionero en enunciar la evolución de las especies. Lamarck creía que la necesidad creaba el órgano y la inactividad de éste originaba su atrofia y desaparición. Así podía explicar, por ejemplo, la extraordinaria longitud del cuello de las jirafas, imprescindible para alcanzar las hojas de los árboles de la sabana.

A Lysenko, un simple jardinero sin estudios universitarios, le sedujo una elaboración teórica tan limpia. Si todos los organismos se adaptan al ambiente y luego transmiten estas peculiaridades a su descendencia, no había más que someter la biología a los dictados del marxismo para que ésta respondiese adaptándose a las necesidades del plan quinquenal. La ciencia y la política, por fin unidas gracias al socialismo. Una vez tuvo listas las líneas generales de la nueva biología revolucionaria, se las llevó a Stalin, que alabó los postulados lysenkianos y los convirtió en dogmas, ante los que no cabía apelación posible, por muy errados que estuviesen.

Las teorías de Lysenko eran, en realidad, un engrudo lleno de disparates en el que la agronomía, la genética, la citología y la teoría de la evolución quedaban oficialmente fusionadas.  El régimen se encargó de bautizar el invento como agrobiología, una ciencia exclusivamente soviética y de curso obligatorio para todos los agrónomos, genetistas y citólogos de la URSS. A Stalin le gustaba hasta el estilo que su pupilo científico tenía de moverse por el mundo. A diferencia de otros científicos, Lysenko era, como él, un comunista fanático, un antiintelectual que abogaba por la práctica, por salir al campo a hacer cosas en nombre de la revolución.

El Kremlin dio a Lysenko un laboratorio en el centro de Moscú e infinidad de ocupaciones. La principal era visitar granjas estatales para hacer experimentos in situ de unas descabelladas teorías que nunca funcionaban. De los guisantes de invierno nunca más se supo, y todos sus intentos por vernalizar otras semillas diferentes al trigo fueron en vano. Conociendo la importancia del personaje, nadie en su sano juicio se atrevía a denunciar el timo. Lysenko no sólo era un protegido de Stalin, sino que llevaba muy mal que se le criticase.

Desde la academia que presidía llevó a cabo una auténtica caza de brujas en el mundo de la biología. El que osaba, aunque fuese tímidamente, poner en duda la obra y las teorías de Lysenko tenía que vérselas con el NKVD. El biólogo más importante la URSS, el genetista Nikolai Vavilov, fue detenido y condenado a muerte por "derechista", "enemigo del pueblo", "saboteador" y "espía británico". Nada de eso era cierto: Vavilov militaba en el Partido y su compromiso político estaba fuera de toda duda. La condena se debió únicamente a sus críticas públicas de las teorías de Lysenko. Vavilov, que había dedicado su vida a investigar la genética de las semillas para mejorarla y aumentar la producción de alimentos, murió de hambre en el Gulag mientras su enemigo recibía el Premio Stalin de manos del gran líder.

Conforme avanzaban los años, las especulaciones teóricas de Lysenko se iban extraviando cada vez más. Metido de hoz y coz en su biología proletaria, negó taxativamente la existencia de los genes y los puso fuera de la ley. A la genética la bautizó como "pseudociencia burguesa" y "criada del ministerio de Goebbels". Al no existir diferencias entre el fenotipo y el genotipo, una semilla de trigo podía convertirse en una de cebada, de maíz o de lo que Lysenko quisiese creando artificialmente las condiciones adecuadas para que obrase la magia. La propaganda se encargaba del resto, anunciando supercosechas y todo tipo de maravillas, solo posibles gracias al talento del camarada presidente de la Academia de Ciencias Agrícolas.

Lo que este "genio de la Unión Soviética" perpetraba en la biología era algo parecido a lo que Stalin estaba haciendo con el propio ser humano. Cambiando el entorno podía alumbrarse una nueva generación de hombres nuevos, forjados en el socialismo real, dejados del interés propio y concentrados solo en el colectivo, un ejército de trabajadores perfectos labrados a imagen y semejanza del obrero modelo Stajanov. A partir de 1948 el lysenkismo pasó a ser la doctrina oficial soviética en todo lo relativo a la biología. Desde las alturas su padre y fundador, vigilaba para que nadie se saliese un milímetro del estrecho carril por donde discurrían sus absurdas supercherías pseudocientíficas.

El coste para la Unión Soviética fue altísimo. Los experimentos costaron un sinnúmero de cosechas perdidas y, con ellas, la muerte de cientos de miles de personas. El país se quedó, además, sin biólogos dignos de tal nombre. Nadie se atrevía a entrar en un terreno minado, donde la disidencia se castigaba duramente.

Tras la muerte de Stalin, Lysenko y sus falacias pervivieron durante más de una década. Luego cayó en desgracia y murió solo, abandonado por todos, pero sin tener que responder por ninguno de sus muchos crímenes. (Seleccionado de la web española de Libertad Digital, del 27-04-2012 - Una nota de Fernando Díaz Villanueva).





miércoles, 25 de abril de 2012

Quien con chicos se acuesta ...



                                                                                                  Antoni Brufau y el presidente Kirchner

En el mes de mayo del 2006, el entonces Presidente de la Argentina Néstor Kirchner, se entrevistó con Antoni Brufau. En la ocasión conversaron sobre la seguridad jurídica que la Argentina ofrece, a los inversionistas extranjeros. Pasados 6 años, el señor Brufau puede comprobar que quería decir el entonces presidente cuando se expresó de tal forma. Para nosotros es absolutamente imposible colocar al señor Brufau, en el papel de víctima de las maquinaciones del señor Kirchner. Se trata aquél de un persona muy hábil como para caer, mansamente, en la red que le tendía nuestro Presidente. Y si partimos de tal aserto, es como para no confiar mucho en las afirmaciones efectuadas por el entonces presidente,   y menos en las quejas del presidente de la firma española, habida cuenta su nivel intelectual, "defecto" que invalida todo relato donde aparece como una "inocente" víctima de las maniobras de Kirchner. Creemos, muy al contrario que se trataba del conflicto entre dos pesos pesados de la finanzas argentinas y españolas. Tal conflicto obró como una bomba neutrónica que estalló a los seis años de ocurrido el episodio que se recuerda. 

"Ni Argentina es Bolivia ni Néstor es Evo". Con esta frase tan contundente y explícita ha garantizado el presidente argentino Néstor Kirchner a Antonio Brufau, presidente de Repsol YPF, la seguridad jurídica de las inversiones de la petrolera hispano-argentina en el país andino. Brufau, que todos los meses viaja a Argentina -donde permanece habitualmente cerca de una semana-, se reunió ayer con Kirchner, con quien analizó el nuevo escenario energético en la región tras la decisión del Gobierno boliviano de nacionalizar sus hidrocarburos.

Asimismo, el presidente de Repsol YPF ratificó las inversiones que la petrolera tiene previstas en Argentina hasta 2009 y reiteró el "firme compromiso de la empresa para acompañar el crecimiento sostenido de la economía" del país suramericano, destacó la petrolera en un comunicado.

Brufau, que llegó el pasado lunes a Buenos Aires, subrayó que "el plan contempla un incremento de 400 millones de dólares respecto a la previsión de diciembre último, con lo que la inversión promedio anual asciende a 1.400 millones de dólares, la más alta en la historia de la empresa en el país", subrayó la nota.

Indicó además que Argentina es un "país prioritario" para el futuro de Repsol YPF y puntualizó que la firma invertirá en el quinquenio más de 5.200 millones de dólares en exploración y producción y 1.700 millones de dólares en refino, logística y mercadotecnia, además de 400 millones de dólares en tecnología.

La reunión se produjo un día antes de que Kirchner se reúna hoy en la ciudad argentina de Puerto Iguazú (nordeste) con sus homólogos de Bolivia, Evo Morales; Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; y de Venezuela, Hugo Chávez, para analizar las consecuencias de la decisión boliviana.

Brufau manifestó el martes su "consternación" por la "triste" determinación del Gobierno boliviano de nacionalizar sus pozos de hidrocarburos.  Dijo que el anuncio fue tomado "con preocupación" porque la petrolera, de fuerte presencia en Bolivia, "entendía que había un tiempo de negociación" con el Gobierno boliviano, además de considerar las declaraciones de Morales "injustas" con las compañías internacionales que "trabajan con muchas ganas" en el país andino.

El presidente de Repsol YPF confía en que "todavía hay un tiempo" para negociar con Bolivia e instó a poner "talento e inteligencia" para lograr una solución que beneficie a las partes". (Seleccionado de la web española de El Confidencial del 04-05-06)

Repsol-YPF: La otra cara de la moneda




Tengamos en cuenta que esta visita a España data de julio del 2007, y públicamente se habla ya de crisis energética en la Argentina, cosa que la visitante no negó en ningún  momento. Lo que no señaló era si ella había tomado la debida intervención para paliar tal situación. Tampoco, al menos en esa ocasión, efectuó ninguna exigencia o crítica a la firma Repsol-YPF, ante la inercia de esta empresa puesto que bajó la explotación y la exploración de pozos petrolíferos en la Argentina. En España intentó anunciar, como si fuera algo excepcional, que la firma citada vendió el 25% del capital accionario a los Eskenazi, pero sin revelar las formas que acompañaron a la operación de compra-venta.

"Repsol impide a Cristina Kirchner anunciar en Madrid el comprador del 25% de YPF. Quería volver a Argentina con la gloria de ser quien anunciara la renacionalización de parte de YPF. Y nada más y nada menos que en Madrid, y en presencia de Antoni Brufau, presidente de la compañía. Pero, según publicó ayer el portal Urgente 24, los altos mandos de Repsol lograron frenar los ímpetus de Cristina Fernández de Kirchner, candidata a las elecciones generales a la República de octubre. 


Según publica este portal, ella trató de convencer a los directivos españoles de que ya había decidido que el comprador de ese 25% de YPF fuese el banquero Enrique Eskenazi y que ya podían anunciarlo. Fue entonces cuando Brufau y su equipo le explicaron que se trata de un proceso que implica a una empresa cotizada en Bolsa por lo que existen limitaciones de información y que, además, hay una ‘due dilligence’ en marcha, lo que implica, entre otras cosas, que se debe permitir negociar a las partes. 

Es una prueba más del carácter arrollador de la candidata a la presidencia de Argentina y de la que ha dejado buena muestra durante el almuerzo que tuvo ayer con varios empresarios españoles en Madrid. “Menuda mujer”, decía uno de ellos. “No sólo ha entrado al trapo de todo lo que le han preguntado sino que encima no se ha cortado en echarnos en cara cosas cuando ha querido”. “Es un torbellino. Va a ganar las elecciones seguro, pero tiene que controlarse un poco”, decía otro. 

Baste como ejemplos los dos siguientes. Primero: cuando a un periodista se le ocurrió preguntar por la reciente crisis energética que azota al país, ella aseguró que se debe al desarrollo económico de Argentina, que ha provocado el aumento de consumo de energía y la consiguiente escasez por la falta de infraestructuras adecuadas. Después de eso, dos recaditos: primero, la falta de infraestructuras energéticas se debe a que la empresa privada dejó de invertir en 1997; y segundo, “estamos en España y ayer la mayoría de los barceloneses se quedó a oscuras y no veo hoy a nadie de ustedes tirándose de los pelos”. 

La segunda muestra del ‘huracán’ Cristina, 54 años, se produjo cuando un empresario alabó el famoso pacto de La Moncloa como germen del renacer de la economía española y preguntó a la dama argentina si su país iba a copiar el ejemplo español. Ella, después, eso sí, de alabar ese acuerdo y lo que supuso para España, dijo que las situaciones no eran comparables porque “Argentina no tiene una Unión Europea que le pague las infraestructuras. Nos las tenemos que hacer nosotros. Argentina no tiene un Bundesbank que se eche la región a la espalda y tire de ella hacia delante”.

“Está claro que es dura, ¿no? Menuda bronca nos ha echado”, decía otro empresario después de escucharla. “Pero no sólo es dura. Es la primera mujer que veo que habla durante casi 40 minutos sin consultar un papel y sin cometer ni un sólo error en su parlamento”, aseguraba este empresario. “Ahora ya sé quién está detrás del éxito de Néstor Kirchner”. 

Pese a la dureza de la candidata, con toda seguridad hoy nadie la criticará en la comida que mantendrá con 15 exclusivos empresarios en la sede de la CEOE, entre los que estarán César Alierta, Francisco González y Antoni Brufau. “Cuando vino Kirchner le contestaron y luego él se vengó. Así que no creo que mañana nadie alce la voz en esa comida”, aseguraba un empresario ayer". (Seleccionado de la web española de Cotizalia.Una nota de Carlos Ribagorda - 25/07/2007)

Un directivo relata el "asalto" de Kirchner a la sede de Repsol-YPF






Tomás García Blanco, director general de Exploración y Producción relata los tensos momentos vividos el 14 de abril. Les echaron de YPF en cinco minutos. Ni siquiera Cristina Fernández de Kirchner había terminado de dar el discurso en el que anunciaba la expropiación "inmediata" de la filial de Repsol cuando los funcionarios argentinos entraron en las instalaciones de la compañía para desalojar a sus empleados.

"Entraron de pronto. Estábamos viendo la intervención de la presidenta en televisión y nos sorprendió, porque apenas habían pasado unos minutos y estaban en nuestros despachos", ha explicado Tomás García Blanco, director general de Exploración y Producción de YPF al diario Expansión.

El subsecretario de Coordinación del Ministerio de Planificación de Argentina, Roberto Baratta, fue el responsable de la operación y el encargado de invitar a los trabajadores, con una lista de nombres en una mano y un pelotón de la gendarmería argentina en la otra, a que tomaran "sus pertenencias personales y abandonaran el edificio".

No hubo tiempo ni para hacer las maletas. "Ni a Antonio Gomis (director general de Repsol en Argentina) ni a mi, nos dejaron recoger nuestras cosas del despacho. Tuve que abandonar mi apreciado Quijote, una de esas cosas que siempre llevo encima como ejecutivo español expatriado", cuenta Blanco.

"Ese mismo día, retuvieron a nuestro director de Planificación y al de Administración, a los que interrogaron. Se decretó silencio porque la cautela aconsejó no pronunciarse cuando puedes ser un rehén", asegura Tomás y añade que "ahora que estamos en casa y sin amenazas, podemos contar lo que pasó".

Los dos directivos ya están en casa pero no olvidan esa tensa jornada del 14 de abril cuando a ninguno de los dos se les permitió ponerse en contacto con sus familias "todavía quedan allí 44 trabajadores del equipo que están volviendo poco a poco", relata.

"Pasamos de ser héroes a villanos en unos meses al encontrar este yacimiento de hidrocarburos no convencionales. Con los recursos de Vaca Muerta, Argentina puede duplicar su producción de hidrocarburos. El yacimiento provocó un cambio de actitud brutal en el Gobierno", asegura Blanco, el responsable del descubrimiento de Vaca Muerta.

 "Nos cerraron todas las puertas y no quisieron hablar con nosotros de ninguna manera desde febrero de este año. Querían apropiarse del recurso como fuese y tengo la impresión de que forzaron la situación", concluye. (Seleccionado de la web española de Libertad Digital, del 25-04-2012)

sábado, 21 de abril de 2012

Llora por ti mismo, Argentina




                                                                                          (Gentileza diario ABC-Madrid)

Los argentinos, inútil es ocultarlo o hacernos los distraídos, lamentablemente no gozamos de buena fama en el exterior. Las causas son múltiples y creemos que todas tienen sustento razonable. No critico a quienes piensan mal de nosotros. Pero .... creo que así como una golondrina no hace verano, no debemos generalizar.  No podemos pensar que si no nos quieren es porque los de afuera son malos y nosotros somos los buenos de la película. 

Los últimos episodios revelan que, al menos para la mayoría de los argentinos,la misiva citada en la última parte del Blog de Pérez-Maura, de quien tomamos el artículo siguiente, es la descripción de la cruda realidad, realidad  que hizo exclamar a un gran escritor español, a la sazón visitante de nuestro país hace décadas,  que el mejor negocio sería adquirir a los argentinos por lo que realmente valen y revenderlos por lo que creen que valen ... Y no es que se le haya ocurrido tal idea por odio hacia nosotros. Muy al contrario, nos quería mucho y también nos conocía muchos. 

Este escritor, cuyo nombre ni viene a mi memoria en este momento, dijo algo que justifica a quien pueda afirmar que la culpa es de tal o cual gobernante. Es evidente que ciertas actitud, reñidas con la honestidad intelectual y de la otra, en la Argentina es  "genética", ningún gobierno tiene la "exclusividad" ya que es casi cultural el ser un amigo de lo ajeno, entre un núcleo mas o menos grandes de los habitantes de este país. Si lo sazonamos con la comodidad, la pereza intelectual y y el escaso nivel de todo tipo que muchos exhiben, es una empresa difícil hacer a un lado esta tara. España tuvo lo suyo ya que si no hubiera sido así, no habrían muerto un millón de personas, en la Guerra Civil. Algunas cosas las heredamos de la Madre Patria, otras las superamos positiva o negativamente.

Aclarando los tantos, debemos recordar que el trigo que el entonces Presidente general Juan Domingo Perón, autorizó que se embarcara hacia España, bloqueada por las demás naciones, representó una señal de amor hacia España. Una señal de que nadie de afuera nos iba a imponer a quien debíamos querer u odiar.  Era un niño para esas época, pero recuerdo que se comentaba el gesto hacia la Madre Patria. Pasados los años me vengo a enterar de que no era una donación, como nos habían enseñado en la escuela, como nos habían comentado, fue un negocio de compra-venta ya que España pagó lo que recibía. Evidentemente el gesto trataba de no herir al pueblo de España que, para esa época, realmente pasaba  hambre. Tengamos en cuenta que Argentina se exponía a ser mal mirada por los Aliados y por el  mundo financiero internacional, con las consecuencias del caso. Con el correr de los años, la conducta hidalga de la Argentina cambió de rumbo y estamos donde estamos. Hasta convertirse la actitud de la Argentina, con la confiscación   -borrada del mapa con la Constitución de 1853-  como arma política esgrimida por maestría por quienes se dicen democráticos. El autor de la siguiente nota, dice cosas que en otro momento, no podríamos tolerar. Merced a la conducta de nuestros  gobernantes, ahora, agachamos la cabeza con vergüenza y nada mas ... 

"La furia nacionalista generada por mi artículo “Argentina: ‘El doble de delincuentes que de celdas’” ha generado una cascada de comentarios. Más de 100 pueden verse en este Blog. Llama la atención los muchos que, además de insultar, descalifican el artículo por fiarse de rumores periodísticos al hablar de una posible expropiación. Cada uno se fía de quien quiere o de quien puede.

Lo que sí me impresionó ayer, al ver el anuncio de la nacionalización de Repsol por parte de la presidenta, fue el gesto del ministro de Trabajo de Argentina, Carlos Tomada, agitando su puño cual forofo que celebra la consecución de un gol por su equipo. Si yo fuera ministro de trabajo, saltaría por la ventana ante la noticia de que el empleo lo va a tener que generar el Estado y no la iniciativa privada. Una vez más, me vino a la mente la imagen del anuncio del “default” por Adolfo Rodríguez Saa y las palabras de incredulidad de López Murphy “¡Lo aclamaron!”. Este 17 de abril ocurrió lo mismo: La presidenta Cristina Fernández incautó una de las compañías más prósperas de Argentina y sus compatriotas se alegraron en lugar de llorar ante la ruina que les viene.

Aconsejo la lectura de la Tercera de Javier Rupérez en ABC de hoy. Arranca diciendo que “La ironía de la Historia hace que fuera José María Aznar el que en 2003 obtuviera a duras penas de George W. Bush, y luego de Horst Kohler, el entonces Director Ejecutivo de FMI y más tarde Presidente de Alemania, el asentimiento para articular los préstamos correspondientes que la Argentina de Kirchner (todavía él), sumida en el marasmo económico, urgentemente necesitaba. Fueron los mismos momentos en que el propio Aznar desbloqueó en la Casa Blanca el acuerdo de libre comercio entre Chile y los Estados Unidos, almacenado en el refrigerador después de lo que los americanos consideraban conducta poco amistosa de Ricardo Lagos, el Presidente chileno, con Washington al comienzo de la guerra de Irak. Chile, como se recordará, era en aquellos momentos miembro no permanente del Consejo de Seguridad y tomó ardorosamente partido con los opuestos a la acción bélica.

“Aznar no tenía especiales buenas relaciones ni con Kirchner ni con Lagos pero consideró su obligación política y si se quiere patriótica, en función de los intereses superiores de España y de su presencia exterior, el ayudar a repúblicas hispanoamericanas en dificultades. Algunos entonces recordaron que en el fondo aquello traía a la memoria la ayuda que el General Perón prestó a la hambrienta España del General Franco con los envíos de cereales que nuestro país tan urgentemente necesitaba en los momentos críticos del aislamiento, al comienzo de los años cuarenta del pasado siglo. Lo cierto es que Aznar nunca dio publicidad a esas exitosas y amistosas gestiones, quizás porque entendiera que de su conocimiento público solo cabía esperar incomodidad para los beneficiarios...”

Como bien dijo el ministro de Exteriores español, García-Margallo, el lunes por la noche, ya volverán a necesitar ayuda...

Entre la tormenta de improperios y descalificaciones que he recibido por mi artículo antes citado, me ha llamado la atención un comentario elogioso. Al poder tener acceso al correo electrónico del remitente, he podido identificar a un importante banquero argentino, cuya familia directa ha servido a la República incluso desde el Gobierno de la nación. Su comentario aparece publicado con el # 55 y el alias Defraudado: "Como Argentino veo que con este tema tu blog puede batir record de comentarios porque va dirigido a la debilidad de mis compatriotas que es la soberbia. Al argentino común (no a todos por supuesto) le gusta que se le mienta siempre que sea con barniz épico. Cristina es inteligente y lo hace bien. Si hay un problema no se admite pero si se admite es seguramente producto de un acto de Dios inevitable. También nos gusta que se nos diga que somos un país rico pero que alguien ha escondido esa riqueza y se necesita de un líder fuerte para recuperarla de manos de ese malvado preferentemente extranjero (trabajar no es la solución porque toma mucho esfuerzo y sin garantías de éxito). Finalmente también nos creemos la envidia del mundo y por ende que los capitales tienen la obligación de invertir en Argentina. Es difícil admitir que si Repsol compró YPF no es porque Menem la vendió sino porque nadie más (Argentino o extranjero) la quiso comprar, igual de difícil admitir que el objetivo no es el petróleo de todos los Argentinos sino evitar que YPF pague dividendos en dólares ya que no los tenemos (que poco épico). En fin tu problema no es tanto haber dicho verdades incomodas en publico sino haberlo hecho desde España. Buena suerte Argentina y que American Express no cancele su tarjeta a la Presidente.”  Poco más puedo añadir. (Seleccionado de la web española de ABC del 21-04-2012- artículo de Ramón Pérez-Maura)




jueves, 19 de abril de 2012

Algo que nadie comenta: Las Chekas, una siniestra creación del "democrático" régimen ruso comunista.








La siguiente nota hace referencia a una organización de triste fama, siniestra por donde se la mire. Con el  tiempo pasó a ser símbolo de la violación de los derechos humanos, elevada a la enésima potencia. Pero como el origen de ella fue el marxismo-comunista, aunque parezca mentira, se trató de que pasara desapercibida, al menos para los historiadores admiradores del sanguinario régimen, caído con el Muro de Berlín. En distintos lugares., hubieron organismo que se asemejaron a la Cheka, aunque con otro nombre. Durante la Guerra Civil Española, la II República creo una organización que se ocupó de eliminar mediante feroces torturas, a los adversarios políticos. A quienes no compartían la ideología de las autoridades. Algunos sostienen que las instalaciones de la ESMA, que  sirvieron para albergar y torturar a detenidos, posteriormente desaparecidos,  se asemejaba a una cheka "criolla". Pero este calificativo, como es lógico en estos individuos, no prosperó ya que se estaba empuñando un arma de doble filo. No podían estos  "demócratas" reconocer que ellos hacían exactamente lo mismo, pero no se apeló nunca al derecho internacional para juzgar a los autores de las violaciones a los derechos humanos, como sí se hizo en nuestro país, con el resultado por todos conocido. El artículo reseña algo que, por lo general, se trata de ocultar por medio de los marxistas militantes. Porque les convine adoptar tal postura o porque ni siquiera conocen lo sucedido en esas mazmorras.

"La madrugada del 11 al 12 de abril de 1918 fue una noche de cuchillos largos en Moscú. Mil agentes de una desconocida agencia estatal irrumpieron en los domicilios de quinientos ciudadanos sospechosos de militar en organizaciones anarquistas. Se trataba de una agencia recién creada a la que llamaban Cheka y que dependía directamente del camarada Lenin.   

La redada se saldó con la detención de todos los sospechosos y la ejecución sumaria de un pequeño grupo en las dependencias que la organización acababa de estrenar en la plaza Lubianka, junto al Kremlin. 

La Cheka era el tipo de organismo represor que Lenin venía buscando desde su ascenso al poder unos meses antes. Las soflamas de liberación se habían apagado tan pronto como los bolcheviques se adueñaron del Kremlin. Lejos de colmar las aspiraciones de los trabajadores rusos, la revolución encarnada en Lenin estaba tornándose muy impopular. Los comunistas ya no eran vistos como libertadores, sino como bestias vengativas y sedientas de sangre que robaban al proletario para después entregar el botín al Partido.

La creciente desafección hacia la camada bolchevique hacía temer lo peor. Pero Lenin no tenía ninguna intención de desalojar el poder que tanto tiempo y esfuerzo le había llevado conquistar. Nada menos que una vida entera dedicada a la conspiración política coronada por un inesperado éxito en las jornadas de octubre. Tras ellas, y con intención de mantener a raya a los díscolos, encargó a uno de sus lugartenientes, el aristócrata polaco Felix Dzerzhinski, que formase una milicia dedicada a vigilar de cerca y reprimir los conatos de disidencia que fuesen apareciendo mientras el Partido se acomodaba en Moscú.

Dzerzhinski creo una "estructura ligera, flexible, inmediatamente disponible, sin un juridicismo puntilloso, sin restricción para tratar, para golpear a los enemigos con el brazo armado de la dictadura del proletariado". La "estructura" se escondió tras un nombre tan de aquel momento que nadie sospechó nada raro: "Comité Militar Revolucionario de Petrogrado", se llamaba. 


El Comité de Petrogrado era algo necesariamente temporal. Dos meses después de establecerse se vio superado por los acontecimientos. Sus setenta integrantes se quedaban cortos para atender los frentes de la contrarrevolución, que cada vez eran más numerosos e incontrolables. En diciembre Lenin llamó de nuevo a Dzerzhinski para encomendarle la creación de una "comisión especial" que luchase "con la mayor energía revolucionaria contra la huelga general de los funcionarios y determinara los métodos para suprimir el sabotaje". Comisión especial en ruso se dice "Chrezvychaynaya Komissiya", es decir, Che-Ka.

Lenin andaba obsesionado con la Revolución Francesa, a la que consideraba precedente y madre nutricia de la rusa. Quería encontrar un "Fouquier-Tinville que nos mantenga en jaque a toda la canalla revolucionaria", un "sólido jacobino revolucionario" que supiese estar a la altura de una empresa tan ambiciosa como la de demoler hasta los cimientos la contrarrevolución. Ese jacobino iba a ser, por méritos contrastados, el propio Dzerzhinski.

A mediados de diciembre estaba ya todo decidido. La Cheka sería la espada del Partido y así se hizo ver en el escudo de la organización, formado por una espada dorada de la que sobresalía, en relieve, la estrella de cinco puntas y el emblema de la hoz y el martillo. Trotsky anunció a los suyos que "en menos de un mes el terror va a adquirir formas muy violentas". La apelación a los jacobinos era continua. El comisario del Pueblo para la guerra, recordó que la pena ya no sería "la prisión, sino la guillotina, ese notable invento de la gran Revolución Francesa".

Días después Lenin en persona se dirigió a un soviet de obreros fabriles para advertirles de que la Revolución se defendería con uñas y dientes. "¡A menos que apliquemos el terror a los especuladores –una bala en la cabeza en el momento– no llegaremos a nada!", les dijo llevado por el enajenamiento revolucionario que se apoderaba de él durante los mítines. Dzerzhinski, por su parte, iba ultimando los detalles de la nueva agencia que tendría dos tareas fundamentales. La primera "suprimir y liquidar todo intento y acto contrarrevolucionario de sabotaje". La segunda "llevar a los saboteadores ante un tribunal revolucionario".

En marzo la Cheka quedó formalmente constituida. Estaba dividida en tres departamentos: información, organización y operación. Al principio sólo se le adjudicaron 400 funcionarios que pronto, en sólo tres meses, ya serían más de dos mil, a los que había que añadir un contingente de tropas especiales, militares debidamente entrenados en el contraespionaje que dependían directamente de la "Gran Casa", apodo que los chequistas pusieron al edificio de la plaza Lubianka. 


Los efectivos de la Cheka aumentaron exponencialmente cuando la guerra civil se recrudeció en enero de 1919. Esta organización tenía una ventaja fundamental: operaba total y absolutamente al margen de cualquier ley o convención. Los disidentes y los soldados blancos la temían mucho más que al Ejército Rojo. Los chequistas practicaban la tortura sistemáticamente y reservaban muertes atroces para los detenidos. Aplicaban el manual completo de tormentos medievales: desollamiento, crucifixión, empalamiento, lapidación, horca... no había especialidad que los agentes de Dzerzhinski ignorasen.

Para atemorizar a la población civil organizaban espeluznantes ejecuciones públicas en las que desplegaban gran creatividad homicida. En las provincias del norte solían desnudar a los presos y verter sobre ellos agua que, a 30 grados bajo cero, se congelaba rápidamente formando estatuas de hielo vivientes. En ocasiones colocaban un tubo en la boca de los reos y deslizaban una rata sobre él para que ésta, azuzada por un tizón que el verdugo ponía en el otro extremo del tubo, desgarrase la garganta de los condenados hasta provocarles una espantosa muerte.

El fusilamiento era quizá el más benévolo de sus veredictos. Nadie estaba a salvo. Cualquiera mayor de ocho años era condenable al paredón. Las ejecuciones tenían que ser masivas y públicas para infundir un temor casi religioso entre los aldeanos. En aquella guerra sin cuartel iba a ser el miedo a una represalia siempre inhumana el mejor aliado de los bolcheviques. La prensa del régimen se hacía eco de las proezas que la Cheka iba perpetrando por Rusia en cuidadas historias de portada que ponían los pelos de punta a cualquiera.

A cualquiera menos al camarada Lenin, decidido a hacer de su invento la columna vertebral de la nueva Rusia socialista. En enero de 1920, coincidiendo con algunas de las masacres más pavorosas, se reunió con un soviet de líderes sindicales y les dijo con vehemencia: "No debemos dudar si fusilamos a miles de personas, y no dudaremos, y salvaremos el país".

Los excesos de la Cheka cruzaron las herméticas fronteras de Rusia y llegaron a Occidente. Pero la Revolución bolchevique tenía aún crédito ilimitado, nadie movió un dedo para denunciar la degollina sin cuento que estaba teniendo lugar en Rusia tras las bambalinas de la guerra civil. Dzerzhinski había cumplido. En 1922 la guerra terminó y, con ella, cualquier atisbo de disconformidad con los nuevos zares del imperio que, desde ese año, pasó a llamarse Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Había llegado la hora de convertir la "comisión especial" en algo más orgánico y propio de la nueva realidad posrevolucionaria. De la Cheka nació la OGPU, siglas en ruso de Directorio Político Unificado del Estado. La palabra –Cheka– y la profesión –chequista– se resistieron a morir. Los rusos siguieron conociendo a la temida policía política como la Cheka y hasta exportaron la idea (y el miedo) al extranjero, incluyendo la España republicana, donde el modelo soviético de policía política se aplicó con rectitud aterradora durante la guerra civil. Se desconoce cuántas víctimas ocasionó la Cheka original en sus cuatro años escasos de vida, pero las estimaciones más moderadas calculan que la cifra asciende a las 200.000 personas.

Dzerzhinski nunca hubiera podido imaginar que su macabro invento pudiese llegar tan lejos y convertirse en un instrumento tan eficazmente mortífero. Murió pocos años después, de un infarto, mientras pronunciaba un discurso. La URSS le supo agradecer los servicios prestados erigiendo una monumental estatua de 15 toneladas esculpida en hierro en la plaza Lubianka, delante de su verdadero hogar, la "Gran Casa", la de la Cheka. (Seleccionado de la web española de Libertad Digital, del 19/04/2012- "La Cheka, el brazo armado de la Revolución" por Fernando Díaz Villanueva).

miércoles, 18 de abril de 2012

Las nacionalizaciones en Venezuela durante el Gobierno de Chávez









Las noticias que llegan a nuestro país, desde la hermana República Bolivariana de Venezuela, no reflejan la realidad de lo que sucede. Estimamos que se torna necesario hacer pública, la actitud que ha tomado allí el tiranuelo marxista Hugo Chávez, posiblemente presa de un ataque de "nacionalismo" barato, cegado por la fobia a todo lo que sea capitalismo, sazonado con el acíbar de su resentimiento social. Indudablemente Chávez nos ha ganado por varios cuerpos, en lo que se refiere a ir a contrapelo de la historia. Los hechos que traen a colación en la siguiente nota, no dudamos que permitirán evaluar con una mayor precisión la actitud de la Argentina, en la actualidad, y posiblemente sean de utilidad a fin de evitar repetir la historia de esta película que todos vimos ya alguna vez. Desde ya que el final no es un misterio para nadie. El final anunciado permite concluir que los ciudadanos de nuestro  desgraciado país, no merecemos vivir en él. 

"El presidente Hugo Chávez ha anunciado que nacionalizará el Banco de Venezuela, filial de la entidad española Grupo Santander, dando un paso más en su oleada de estatalizaciones que han afectado a sectores estratégicos de la economía.

Chávez inició en el 2007 su agenda para implantar una economía socialista con la toma de control de proyectos en la industria petrolera, empresas del sector eléctrico y el mayor grupo de telecomunicaciones del país.

A principios de este año, el mandatario continuó su cruzada nacionalista, ordenando nacionalizar las principales empresas cementeras y la mayor siderúrgica del país.

El Grupo Santander posee el 96% de las acciones de la entidad, la tercera del país por activos y captaciones.

Estas son las principales nacionalizaciones de empresas privadas realizadas por el Gobierno de Chávez.

Petróleo

En cumplimiento de un decreto de nacionalización, el Gobierno tomó el 1 de mayo del 2007 las instalaciones de cuatro refinerías de crudo pesado en la Faja Petrolífera del Orinoco valorados en 30.000 millones de dólares, que eran operados por petroleras internacionales.

Las negociaciones se concretaron meses después y culminaron con la salida de dos socios estadounidenses, Exxon Mobil y ConocoPhillips, que interpusieron sendos procesos de arbitraje internacional contra Caracas buscando una mayor compensación por sus activos.

La estadounidense Chevron, la británica BP, la noruega Statoil y la francesa Total aceptaron los términos propuestos por el Ejecutivo y permanecieron como socios minoritarios en los proyectos.

Siderurgia

Chávez ordenó en abril del 2008 renacionalizar la siderúrgica Ternium Sidor, filial en Venezuela del conglomerado internacional Ternium. El Gobierno asumió en junio el control operativo de la mayor acería de la región andina y el Caribe, y dio de plazo hasta septiembre para llegar a un acuerdo definitivo con Ternium sobre el precio que el Estado pagará por su 60% en la firma.

Telecomunicaciones

El Gobierno culminó en mayo del año pasado la estatalización de CANTV, la mayor empresa de telecomunicaciones del país, tras pagar 1.300 millones de dólares por el 86% de las acciones.

Venezuela llegó a un acuerdo con la estadounidense Verizon, que era el accionista de referencia, para comprar su 28,5% en la compañía por 572 millones de dólares.

Además, lanzó una Oferta Pública de Toma de Control (OPTC) sobre los títulos en la Bolsa de Caracas y el mercado estadounidense que permanecían en manos de minoritarios.

Electricidad

Venezuela también concretó en mayo del 2007 la nacionalización de La Electricidad de Caracas tras comprar el paquete accionario del 82% de la estadounidense AES Corp. por 740 millones de dólares.

Además, adquirió títulos adicionales de la empresa, la mayor eléctrica privada del país, a través de una Oferta Pública de Adquisición (OPA) en la Bolsa de Caracas, lo que le aseguró el control de más de un 90% de su capital.

Venezuela suscribió en febrero un convenio para pagar 106 millones de dólares a la estadounidense CMS Energy por su paquete accionario del 88% en la eléctrica local Séneca.

Cementeras

El mandatario venezolano también ordenó este año nacionalizar la mayor parte del sector cementero con la compra de las unidades locales de la mexicana Cemex, de la suiza Holcin y una filial de la francesa Lafarge.

Chávez decretó en junio la medida, en la que dio de plazo hasta diciembre para que las privadas transfieran sus activos.

Alimentos y tierras

En los últimos meses, el mandatario ha adquirido para el Estado algunas empresas menores en el sector de alimentos, como una planta lechera y una compañía de frigoríficos para carne, y ha declarado de utilidad pública algunas empresas que pasaron a ser propiedad de sus empleados.

Desde hace algunos años, Chávez lleva adelante una batalla contra el latifundio y ha expropiado numerosas fincas agrarias en todo el país". (seleccionado de la web española de El Mundo, del 01-08-2008)

Liquidez China Resucita Vaca Muerta







El interés de las petroleras chinas por los yacimientos argentinos no es nuevo. Se lleva hablando de ello al menos desde 2009, cuando los conglomerados estatales CNPC y CNOOC tantearon por primera vez el mercado. En fechas más recientes lo habrían intentado de nuevo tanto CNOOC como Sinopec, uno de los músculos energéticos más importantes del gigante asiático y principal socio de Repsol en Brasil, donde en 2010 compró un 40% de las acciones.

Pero la decisión del Gobierno argentino de expropiar a Repsol su participación en YPF y tomar el control ha desatado los rumores. El semanario económico Caixin, quizá el más fiable de China, aseguraba que la empresa que dirige Brufau habría llegado a un preacuerdo con Sinopec para vender YPF por 15.000 millones de dólares. La noticia, publicada más de 24 horas después del anuncio de nacionalización, generó confusión. ¿Estaba Repsol vendiendo una empresa que le acababan de expropiar? ¿Estaban al tanto las autoridades chinas y las argentinas de la operación? ¿Había un pacto o una oscura trama para arrebatarle su joya a Repsol? Desde la oficina de prensa de Sinopec no ayudaban a resolver las dudas. Consultadas por El Confidencial, ayer insistían en que no podían confirmar, pero tampoco desmentir, que hubiese en curso una operación.

Fuentes de la agencia Reuters y el diario Financial Times aclaraban que, en realidad, el preacuerdo era anterior al monólogo de Cristina Kirchner frente al retrato de Eva Perón. La nacionalización, de hecho, habría dinamitado el preacuerdo con las petroleras. En resumen: los chinos habrían perdido por ahora su opción de entrar mandando en lo que algunos consideran el tercer país con más reservas no descubiertas de hidrocarburos del globo. Porque, a día de hoy, la mayoría de los analistas descartan que Argentina y China cierren un pacto a corto plazo tras la patada a Repsol.

Se describe el clima como un “campo de minas político”, una forma de decir que el coste de cualquier operación de venta sería enorme en términos de imagen (y de derecho) internacional. El propio Brufau lo insinuó ayer durante su desahogo público. "Los chinos, por muy chinos que sean, son muy serios. Y nadie serio entra por la puerta falsa", expresó.

¿Significa eso que China ya no le hincará el diente a los yacimientos argentinos? Parece que no. La prensa económica china y analistas consultados por El Confidencial tienden a pensar que, tras la salida de Repsol, se seguirán buscando fórmulas de colaboración entre China y Argentina, aunque admiten que el último golpe de timón del populismo peronista obligará a actuar con cautela y a pensárselo dos veces.

El vicepresidente de la Sociedad China de Energía, Zhou Dadi, aseguraba que podría interesar “independientemente del contexto político y económico”. Lo cierto es que Pekín ha demostrado en infinidad de ocasiones su disponibilidad a entrar allí donde ningún país o multinacional se atreven. Lo han hecho en los últimos años, por ejemplo, en Irak o Afganistán, asumiendo contratas de minería y petróleo que el resto de competidores descargó por su elevado riesgo. Y es que el abastecimiento de energía es una de las prioridades estratégicas del país más poblado del mundo, que necesita cerca de 8 millones de barriles de petróleo al día para mitigar su dependencia del carbón y satisfacer la creciente demanda de su industria y su población.

Dos no bailan si uno no quiere. ¿Querrá hacerlo Argentina, una vez que se le pase el fervor patriótico? Porque, con la resaca, tendrá que afrontar cómo financiar la explotación de YPF. Se calcula que hacen falta unos 250.000 millones de dólares para explotar los nuevos yacimientos que tanto necesita su economía para solucionar los problemas energéticos y el desabastecimiento provocado por las nefastas políticas de los últimos años. ¿De dónde van a sacar tanta “plata”?

Kirchner acusaba a Repsol de haber sido capaz de invertir lo necesario, pero sus atribuladas cuentas públicas no parecen en condiciones de asumir un plan más ambicioso que lo que proponía Brufau. Su situación es aún peor que los de España: un déficit galopante y una prima de riesgo rozando los mil puntos y el cuarto peor destino del mundo para invertir, según CME Market Data.

Liquidez china para Vaca Muerta

Los mimbres están listos para que acabe en boda. O al menos en tórrido romance. No hay nadie ahora mismo con más liquidez y tragaderas que Pekín para meterse hasta las rodillas en Vaca Muerta. Además, el modelo de expropiación diseñado por los peronistas deja la puerta abierta a asociaciones o financiación exterior. En palabras de Kirchner “no es una estatalización, sino una nacionalización”, una frase que, según Clarín y La Nación, podría expresar que el Gobierno está haciéndole hueco a un socio con capital. Medios digitales argentinos empezaban a sugerirlo ya hoy, señalando por cierto hacia Oriente.

No es disparatado pensar que a medio plazo se busquen fórmulas de cooperación que permitan a Argentina mantener la soberanía sobre sus recursos. China es siempre flexible al respecto: a muchos otros países ha ofrecido financiación para explotar yacimientos a cambio, por ejemplo, de un “número X” de metros cúbicos de hidrocarburo al año. Son sólo hipótesis, por supuesto. Un experto de la Academia de Ciencias Sociales lo resumía ayer así por teléfono: “La explotación de petróleo es complicada en todo el mundo y el mercado está copado, mientras que las energías alternativas tardarán en cuajar. Argentina tiene los recursos que queremos y, si necesita dinero, sabe que con nosotros puede contar”. (Seleccionado de la web española de El Confidencial del 18-04-2012)

martes, 17 de abril de 2012

Repsol, Kirchner y el Grupo Petersen.







Les invito a participar del siguiente caso práctico que a buen seguro les iluminará sobre el caso Repsol y la expropiación que el gobierno argentino acaba de anunciar, que al perro flaco España todo son pulgas.
Remontémonos a 2008, momento en que la firma petrolera acuerda la venta de un 25,46% de su filial argentina al Grupo Petersen, propiedad de la familia Eskenazi, entonces a partir de un piñón con los Kirchner en general y Néstor en particular. Valoración inicial de todo YPF, alrededor de 15.000 millones de dólares.
Bien.
Llega la hora de pactar las condiciones de pago y entonces ocurre lo siguiente:
Primera en la frente: la operación se estructura en dos plazos, un 15% al momento de la firma y el otro 10% como una opción a ejercer en cinco años. Se ejecuta finalmente en la primavera de 2011. Sin embargo, el precio aplazado no es fijo sino que está sujeto a una serie de variables financieras como el precio de YPF en el mercado, los intereses pagados por los Eskenazi y los dividendos por ellos cobrados. Curiosa forma de asegurarse un valor, ¿no creen?

Segunda en la frente: el desembolso inicial del comprador apenas alcanza un 5% del total. El 95% restante se divide entre financiación bancaria y lo que se conoce como un Vendor Loan por parte de Repsol: es el vendedor quien financia esa parte de la adquisición. Al riesgo de precio se une por tanto el de cobro de lo vendido si se produce cualquier variación de statu quo, como ha sido el caso. 

Tercera en la frente: en mayo de 2011, al completarse la compra final del 10% pendiente, no hay entrada de caja alguna para la matriz al reproducirse la fórmula financiación mixta entre el enajenante y la banca. Aún así la compañía se valora a 13.000 millones de dólares, 2.000 por debajo del primer cierre y un 25% por debajo de donde cotizaba entonces YPF en mercado.

Cuarta en la frente: ese Vendor Loan disfruta de unas condiciones, cuando menos, sorprendentes, con cinco años de carencia de intereses y principal para los Eskenazi y un vencimiento final de 15 años en su origen. Un Payment in Kind en toda regla, fórmula reconocida en el mundo financiero como de alto riesgo. 

Quinta en la frente: además, la operación condiciona la política de inversiones y dividendos de la petrolera nacional. Repsol se ve obligada en YPF a un pay-out -porcentaje de pago de dividendos sobre el beneficio- inusualmente alto para los estándares de la industria (90%) lo que incide en la conservación de caja operativa y, por ende, en su capacidad para acometer proyectos en el país. Eso en un entorno de limitación de tarifas domésticas y de repatriación de capitales. Casi nada.

Sexta en la frente: por si fuera poco, ambas adquisiciones hasta completar el porcentaje acordado incorporaban un derecho de venta a favor del comprador si la española bajaba del 50% o cambiaba su política de retribución. Por si las moscas, vaya.

¿Qué quiero decir con esto? Que, con independencia de que sea un escándalo lo que está ocurriendo en Argentina con Repsol, de los barros de su condescendencia inicial vienen estos lodos. Es innegable que una operación como la descrita solo se justifica por el interés en agradar al gobierno de turno, que era quien actuaba en la sombra. De hecho, la excusa formal de su presidente fue ya por aquel entonces la necesaria ‘argentinización’ de la compañía. Y es igualmente cierto que, en su articulación original, el acuerdo dista poco de ser una expropiación de facto donde, quien vende, financia primero y paga finalmente con su caja la transacción. Mal precedente para el 57,43% ahora en riesgo.

Es la hora del llorar y el rechinar de dientes pero hace tiempo que deberían haber saltado las alarmas en Repsol sobre la seguridad jurídica local. Lo que ahora ha sucedido era un accidente a punto de ocurrir, si tomamos como referencia las disputas de empresas privadas con el gobierno argentino en distintas cortes y tribunales de arbitraje internacionales. Ahora, la negativa de Eskenazi al ‘qué hay de lo mío’ de Cristina Kirchner ha encendido la llama del cambio de expropiador, de privado (de este agujero a ver si se levanta Petersen) a público. La búsqueda del chino por parte de los directivos de la matriz llega desafortunadamente tarde, cuando ya habían cedido el control de la situación. Una pena, la verdad. 

Ahora a luchar, que es lo que toca… Asiste, sin duda, a Repsol el derecho y la razón pero pobres armas parecen frente a la demagogia y el victimismo...   (Seleccionado de www.cotizalia.com.es del 17-04-2012))

El comportamiento de Repsol con los Eskenazi, cuanto menos es sumamente extraño e inusual.








El profesor de macroeconomía del IESE, Pedro Videla, un buen conocedor de los países emergentes, ha declarado hoy que tras la nacionalización del 51% de YPF, "si esto les sale bien a los Kirchner, continuarán las nacionalizaciones".

Esto podría afectar a otras empresas españolas, como Telefónica, Abertis, Endesa o Gas Natural, que tienen fuertes inversiones en el país austral y sobre los que la presidenta, Cristina Fernández Kirchner ya deslizó el lunes una velada amenaza cuando anunció la nacionalización de YPF.

Videla, de origen chileno y buen conocedor de la economía argentina, ha explicado a El Confidencial, que "el problema no es que les hayan robado a los accionistas de Repsol 10.000 ó 15.000 millones. El problema es que hoy Argentina es un país mucho menos fiable que ayer para los mercados y para la inversión extranjera".

Videla, que también es doctor en Economía por la Universidad de Chicago, apuesta a que en los próximos días "las agencias de rating como Standard & Poors incrementarán el riesgo país de Argentina por culpa de esta nacionalización".

"Pero esto no parará a los Kirchner, que además cuentan en Argentina con una gran tradición de gobiernos populistas que siempre han necesitado un enemigo exterior para justificarse. Lo hicieron hace 30 años con la guerra de las Malvinas y ahora lo están haciendo con Repsol", ha recordado este profesor de Economía.

Pedro Videla advierte que "el gran perjudicado por esta nacionalización no va a ser ni Repsol ni España sino el argentino medio, que aunque ahora pueda jalear la nacionalización, a medio plazo va a ser más pobre, porque los de siempre le van a seguir robando". En este sentido Pedro Videla ha descartado que la nacionalización vaya a resolver los problemas de balanza energética de Argentina: "al contrario, se van a agravar porque la dirección de Repsol en YPF estaba haciendo mucho para paliarlos".

Videla descarta que la economía argentina vaya a resentirse por esta situación, ya que "la economía del país seguirá a buen ritmo siempre que se mantengan los precios de la soja y de las materias primas. Pero cuando se hunda el precio de la soja será un desastre".

"En cambio, las clases medias se irán empobreciendo, con menos recursos para la educación y con un país cada vez más aislado internacionalmente. Argentina es hoy un país con una clase dominante aislada en sus quintas, que sólo sale a trabajar a bloques de oficinas fortificados y sin contacto con la mayoría de la población, que se va empobreciendo, mientras ellos permanecen aislados en su burbuja y sin contacto con el país real".

Pedro Videla recomienda a España que "no tome represalias comerciales, que siempre empobrecen todavía más a las clases más bajas" y que centre sus medidas en castigar a las clases dirigentes argentinas y "y siempre desde el paraguas de la UE, porque esto no es una agresión a España. Es una agresión a Europa".

Entre estas medidas podrían estar, según este economista, exigir visado a todos los argentinos que quieran viajar a la UE o limitar la apertura de cuentas bancarias en el espacio europeo "algo que haría que las clases dirigentes que ahora critican a los Kirchner en privado empezaran a hacerlo en público".

Por último, Videla también responsabiliza, en parte, a Repsol de lo sucedido: "Cuando Repsol aceptó que los Eskenazi comprasen el 25% de YPF sólo porque eran amigos de Néstor Kirchner, les financió y se les dio todas las facilidades abrió la puerta para que un día pasase ésto. Si aceptas en otros país condiciones que nunca darías por buenas en España te arriesgas a que te pasen cosas como éstas".      (Seleccionado de la web española de El Confidencial del 17-04-2012)

PDVSA e YPF hermanadas en una tarea común ...








Interviene en directo la presidenta de la República Argentina para anunciar la expropiación de Repsol-YPF. Son cerca de las seis de la tarde, hora española, mediodía en Buenos Aires.

Escenario, una de las salas de la Casa Rosada. La casa del pueblo, claro. Tras el atril, a su derecha, la bandera del país, la albiceleste en la que un sol figurado con rostro humano.

Se convierte en experto testigo de una más de las tropelías que han cometido los gobernantes argentinos en nombre de su pueblo, que ahora tiene como víctima a la petrolera española.

El auditorio reunido por el peronismo redivivo que encarna Cristina Fernández de Kirchner incluye a la élite política de ministros, gobernadores provinciales, empresarios, sindicatos…

Una sustancial representación del régimen que se dispone a festejar con vítores lo que CFK lleva meses planificando. Seguro que su decisión responde a razones económicas e ideológicas, que obedece a una forma socialista de control de los medios de producción que Marx dejó escrito en «El capital» en forma de catecismo y que conmilitones del bolivarianismo ramplón que fundó Chávez vienen implementando desde hace ya algunos años. 


Pero, en el fondo, tácticamente, en nada se diferencia de un recurso al que acuden todos los caudillos para desviar la atención de los problemas reales del país, que en este caso son serios y profundos. Para la expropiadora, que sea una petrolera española la expropiada contiene motivaciones ideológicas añadidas.

Si, ademas, puede presumir de responder a lo que cínicamente ha llamado «amenazas», primero la respuesta contundente (y apropiada) del Gobierno español y después la demanda del propio Obama, su jugada propagandística es perfecta: “Nadie va a doblegar a Argentina”. 

Porque, en efecto, a Argentina no le va a doblegar la colonialista España, ni la imperfecta Europa y menos aún los imperialistas Estados Unidos. No. A Argentina la va a doblegar quienes siempre lo han hecho en la historia: sus gobernantes, tan vacíos en generosidad como plenos en sus bolsillos. (Seleccionado de la web española del diario ABC, una nota del 16-04-2012)

Fuentes, generalmente bien informadas, no descartan que la extracción de petróleo de la Argentina, sea realizada por la compañía estatal PDVSA. (Petróleos de Venezuela SA)

Algo mas sobre el hundimiento del Titanic










El Titanic está herido de muerte. El témpano de hielo lo condena a hundirse en pocas horas. El buque lanza sus primeros mensajes de socorro.

Los pasajeros de primera empezaban a ocupar los botes con incredulidad y a regañadientes. Casi todos pensaban que era exceso de precauciones. Ni Dios podría hundir el Titanic. Primero mujeres y niños. Uno o dos marineros en cada bote. Los pasajeros no podían saberlo en ese momento, pero la falta de botes salvavidas y su mal empleo iban a ser el cuello de botella de la tragedia.

El Titanic tenía botes para acomodar solamente a 1.178 de las 2.235 personas a bordo. Pero aun en ello el buque superaba los reglamentos, que solo le obligaban a disponer de cupo para 926 personas. En el desorden que caracterizó la evacuación se acomodaron apenas 700 personas en el espacio de 1.178. Y después del hundimiento del buque, apenas 13 más de las que flotaban en las aguas yertas fueron izadas a los botes. 

El primer bote de los 20 disponibles fue descendido por poleas al agua desde cubierta a las 12:45 a.m. Los 19 pasajeros que iban en él habían sido reclutados con dificultad. El bote tenía capacidad para 65 personas. Cuando se negaron a entrar mujeres y niños, el oficial encargado invitó a los hombres para que subieran. Solo unos pocos lo hicieron. A esa hora aún se creía que el trasatlántico iluminado ofrecía mejor resguardo que las aguas oscuras del mar. 

Pero a medida que se extendió el miedo y el Titanic empezó a inclinarse de nariz dentro del agua, más personas quisieron subir a los otros botes. Uno llegó a disfrazarse de mujer para lograrlo. Otros que pretendían apoderarse de una de las embarcaciones solo se abstuvieron de hacerlo cuando un oficial desenfundó revólver y los amenazó. Muchas mujeres prefirieron permanecer en el buque con sus maridos antes que separarse de ellos, como ocurrió con el magnate Isidor Straus y su esposa. En medio de la anarquía, apenas natural en un buque que nunca llegó a cumplir el obligatorio simulacro de emergencia, un bote bajó con solo doce personas de primera clase y su mucama, y tres caballeros con tiquete de lujo.

Pero la primera víctima de una catástrofe que iría a arrojar 1.522 no se produjo en el mar sino en los sótanos del buque. Acababa de llegar la orden a los fogoneros de subir la cubierta; uno de ellos, en su precipitada carrera se rompió una pierna. Los compañeros trataban de cargarlo cuando un torrente de agua salada inundó el cuarto de bombas y lo ahogó. Eran las 12:15 de la noche. 

El acceso a los botes resultaba mucho más fácil para los pasajeros de primera clase, que ocupaban los niveles altos del buque. Cuando los de segunda y tercera pretendieron llegar a cubierta, encontraron obstáculos para hacerlo; puertas cerradas, pasillos que conducían a otros sitios. Uno de los aspectos más dramáticos es la discriminación social de las víctimas. En primera clase perecieron el 6 por ciento de las mujeres y niños y 69 por ciento de los hombres, en segunda clase murieron el 19 por ciento de las mujeres y niños el 90 por ciento de los hombres; en tercera clase murieron el 56 por ciento de las mujeres y niños y el 86 por ciento de los hombres.

Esta discriminación no respetó sexos ni edades. Los cinco niños que viajaban en primera clase y los 14 que iban en segunda se salvaron. En cambio, de los 76 que se transportaban en tercera, perecieron 53. En total murieron el 40 por ciento de los 337 pasajeros de primera; el 56 por ciento de los 271 pasajeros de segunda; el 75 por ciento de los 712 pasajeros de tercera; y el 76 por ciento de los 915 tripulantes.

Una hora y media después de que chocó con el témpano de hielo, el apacible panorama del buque semidormido era completamente distinto. Cientos de pasajeros se arremolinaban en la cubierta. La inclinación del Titanic hacia adelante era notoria y al mismo tiempo acusaba una leve pendiente hacia estribor. "El ruido era terrible -relató más tarde John B. Thayer, uno de los sobrevivientes-. El rugido vibrante y profundo de los tubos de escape del vapor a través de las válvulas de seguridad resultaba ensordecedor. La acción crecía."

Aunque muchos testigos coinciden en señalar que no hubo escenas histéricas, sería difícil decir que no resultaban dramáticas. Esposos y esposas, padres e hijos, se ponían citas inciertas al separarse. Casi todos los pasajeros llevaban chalecos salvavidas, de los cuales había 3.560 a bordo. La mayoría de los que aspiraban desesperadamente a un puesto en los botes sobrantes llevaban piyamas y un sobretodo. Otros iban completamente vestidos. No faltaron algunos que prefirieron ataviarse de etiqueta.

El multimillonario Benjamín Guggenheim y su secretario encontraron tiempo para regresar a sus camarotes y vestirse de frac. "Nos hemos vestido con nuestros mejores trajes -dijo Guggenheim-. Estamos preparados para morir como caballeros."

William T. Stead, escritor y periodista, se dirigió imperturbable a esperar la muerte, solitario, con un libro en la mano en el salón de fumadores. Este mismo William Stead había escrito en 1893 un cuento en el que relataba las tribulaciones de un buque en trance de cruzar el área del Atlántico norte infestado de icebergs. El cuento de Stead contenía un párrafo terriblemente profético: "El lecho del océano, por encima del cual circulan los grandes barcos de línea, está salpicado con los huesos blancos de miles de pasajeros que compraron sus tiquetes, pero nunca llegaron a su destino...". El pasajero Thayer vio a un hombre que se bebió una botella de ginebra sin respirar. "Si salgo vivo de esta -se dijo Thayer para sí- ese es un personaje que nunca volveré a ver." Fue, sin embargo, uno de los primeros sobrevivientes que se encontró cuando estuvieron a salvo. Otro hombre que le había quitado dos niños pequeños a su esposa semanas antes y huido con ellos, los ubicó en un bote y desapareció luego entre la multitud. Hubo episodios dignos de Corazón, el libro romántico de Edmundo de Amici. Uno de ellos fue de dos amigas, la señorita Edith Evans y la esposa del señor John Murray. Cuando les llegó su turno de subir al último bote, solo quedaba un puesto.

-Vaya usted -le dijo la señorita Evans a la señora-. Usted tiene hijos que la esperaban en casa.

El bote D fue descolgado a las 2:05 a.m. sin Edith Evans. En otro bote se produjo un altercado entre el oficial encargado del embarque y una señora que pretendía montar en él a su hijo de 13 años. El oficial se negaba a permitirlo. La madre finalmente consiguió colarlo. "¡No más muchachos!", gritó el oficial inútilmente

La orquesta se había instalado en cubierta. En lo que constituye una de las notas heroicas de la noche, los músicos interpretaron aires de ragtime hasta que el buque se hundió, llevándolos a todos hasta el fondo del mar. Durante muchos años se discutió cuál fue la última pieza que alcanzó a tocar la banda. Unos testigos aseguraban que se trataba de un himno religioso muy conocido: Más cerca de ti, Dios mío. La verdad es que sí perecieron interpretando música religiosa -el himno Otoño-, pero no lo que les atribuyó la leyenda.

A las 2:07, cuando descendió el último bote, el capitán Smith se dirigió al cuarto de comunicaciones, donde los dos telegrafistas continuaban despachando desesperados mensajes de socorro. -Muchachos -les dijo-. Han cumplido plenamente con su deber. Ya no pueden hacer más. Salgan de la cabina. ¡Que se salve el que pueda!

La misma voz fue repetida por Smith a los demás tripulantes que encontró. De los dos telegrafistas, uno -Harold Bride- logró salvarse. En cuanto al constructor del buque, se le vio la última vez poco antes de que este se fuera definitivamente a pique. Estaba en el salón principal, observando un viejo cuadro marinero. Uno de los marineros le gritó que subiera a cubierta. Andrews respondió que lo haría más tarde. Nunca subió. El capitán Smith, según una versión, fue visto por última vez tratando de salvar a un niño en mitad del océano cuando ya el buque había desaparecido. Según otra historia, gritó a sus compañeros "pórtense como buenos ingleses" y se encerró en su cabina para siempre. Lo cierto es que el trayecto inaugural del Titanic iba a ser, de todos modos, su último viaje, pues pensaba retirarse, por razones de edad, al llegar a Nueva York.

En el desastre perecieron los ocho miembros de la orquesta (siete ingleses y un francés); también los 39 ingenieros operadores de las máquinas; los cinco encargados de los cuartos de correo, donde miles de cartas llevaban las noticias de Europa a Estados Unidos; todos los marineros auxiliares que empacaron las provisiones en los botes, todos los maleteros y 76 de los 84 fogoneros del Titanic. (Seleccionado de la web colombiana del diario El Tiempo, un art.de Daniel Samper Pizarro, del 17-04-2012)