Baltasar Garzón, Luis Duhalde, secretario de DD.HH. y Estela Carlotto
"El caso GAL aparece en el cruce de varios
asuntos. El primero y más evidente es la guerra sucia contra la ETA durante los
años 80, el período de mayor actividad de la organización terrorista vasca.
Detrás, aparece una condena a lo que España se llamó "la cultura del pelotazo",
el equivalente de la plata dulce en nuestro país, y cuyos símbolos máximos
fueron Mario Conde, el banquero que vació el Banco Español de Crédito (Banesto),
y Luis Roldán, ex director de la Guardia Civil y condenado por pertenencia a
banda armada y malversación de fondos. Pero por sobre todas las cosas, el caso
GAL aparece como un hecho político doble: influyó en la derrota de los
socialistas en 1996 y marcó un hito en la disputa entre el ex premier y el juez
Baltasar Garzón, que a instancias de Felipe fue candidato a diputado por el
socialismo en 1993, perdió las elecciones y no obtuvo ninguna recompensa en la
forma de cargo de importancia política.
Los escuadrones del Grupo Armado de Liberación (GAL) realizaron
su guerra sucia contra los etarras entre 1983 y 1987, dejando 28 muertos. Las
investigaciones sobre los atentados, secuestros y asesinatos ilegales de los GAL
comenzaron a inicios de la década del 90, pero fue en 1994 donde comenzó a
salpicar políticamente: los ex policías José Amedo y Michel Domínguez,
destinados a ser los chivos expiatorios de la investigación, prendieron el
ventilador y las manchas llegaron hasta el ex secretario de Seguridad del
Estado, Rafael Vera, y al ex ministro del Interior José Barrionuevo. De allí al
entonces premier Felipe González había un solo despacho.
El caso GAL tiene varias ramificaciones. La primera y más
conocida es el sumario abierto por el caso de Segundo Marey, ciudadano vasco
francés secuestrado por error en 1993 y liberado diez días después de su
arresto. En este sumario también figuran los atentados contra el bar Consolation
y Batsoki, en 1986 en Francia, que dejaron seis heridos. Vera y Barrionuevo
fueron condenados en 1998 por este mismo caso, pero su prisión de diez años para
cada uno está por ahora en suspenso. El Tribunal Supremo español había
considerado que no había pruebas suficientes para inculpar a Felipe
González.
Pero, además del caso Marey, están los casos Laza y Zabala,
Monbar, García Goena y Lucía Urigoitía. El juez Garzón abrió esta nueva puerta
en la historia de los GAL por el caso Oñederra, considerado "el acto
fundacional" de estos escuadrones paramilitares. Ramón Oñederra, "Kattu", fue
asesinado en Bayona en 1983, a lo que se agregaron los crímenes de Angel
Gurmindo, "Stein" y Vicente Perurena, "Peru", en 1984, y la muerte de Christian
Olazkoaga. Todas estas acciones fueron cometidas en el sur de Francia y
reivindicadas por los GAL.
La cuestión, para el ahora diputado Felipe González y para la
plana mayor de su largo gobierno (1982-1996), es que el caso GAL parece
infinito, y que para ellos la sed de venganza política de Garzón parece
interminable. Durante los dos primeros años del gobierno conservador de José
María Aznar, el caso GAL los sentó en el banquillo de los acusados, los condenó
y los terminó indultando, al menos para Vera y Barrionuevo. Los héroes de la
cultura del pelotazo, Mario Conde y Luis Roldán, también habían entrado a la
cárcel. Pero con esta nueva puerta abierta por Garzón, y las que aún pueden
abrirse en manos de otros jueces, la catarata mediática contra lo que se conoce
como "el felipismo" comenzará de nuevo. Y no se sabe en qué momento quedará
definitivamente en el pasado. (Seleccionado de una nota de Pablo Rodríguez, web del diario argentino Página 12)
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