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viernes, 23 de marzo de 2012

Garzón en los países de las maravillas





                                                                                                El ex juez español D. Baltasar Garzón


Finalmente, Baltasar Garzón fue juzgado e inhabilitado por hacer lo mismo que hacía el malo del FBI, J. Edgar Hoover: escuchar a los abogados, a los presos y, si se cuadraba (y solía cuadrarse), a las víctimas. No llegó a proceso, en cambio, el asunto del franquismo, que era el que más gracia hacía a sus simpatizantes: estaba en la línea de los sonados juicios a Pinochet y a los torturadores argentinos, donde tampoco le cabía jurisdicción, de haber aceptado el hecho de que la justicia es (y debe ser) territorial y cada pueblo tiene que enfrentarse a su pasado, su presente y su futuro, cosa difícil de asumir por un megalómano. Por el momento, al menos, no le queda al hombre carrera en la que adelantar en España. Como no creo que a ningún banquero le queden arrestos para pagarle harto generosamente giras promocionales en otros lugares del planeta, tendrá que vivir de los frutos de lo que fue sembrando y de los apaños que le fabriquen sus admiradores, es decir, los dirigentes populistas latinoamericanos que tienen la sartén por el mango: por el momento, Cristina Kirchner y Rafael Correa. Aunque el segundo tuvo que reprimir una manifestación de abogados para recibir al exjuez con todas las grandezas de las que lo considera merecedor. Cristina tuvo menos problemas: lo llevó a la inauguración del año legislativo en el Congreso –donde también estuvo Hebe de Bonafini como invitada especial–, lo presentó, lo jaleó y avisó a todo el mundo de que iba a ser su asesor judicial de ahí en más, ya que sus paisanos lo habían echado injustamente y erraba en busca de un hogar; cosas todas ellas que no arrancaron más que aplausos entre los presentes. Creo que si yo hubiese sido un juez argentino, en ese momento me habría sentido ofendido, pero los jueces argentinos en general han perdido la capacidad de ofensa hace rato, y en su mayoría son admiradores de Garzón. 

Hasta conozco uno que, habiendo sido expulsado de la carrera judicial tras un proceso político perpetrado por colegas suyos que simpatizan con Garzón, sigue simpatizando con Garzón. Probablemente porque ellos no pueden hacer una carrera parecida, so riesgo de ser asesinados por unos o por otros, la ETA o el GAL, o los socios del torturador al que tienen que juzgar: la Argentina es un país, por el momento, menos tranquilo que España. De todos modos, los límites de la acción judicial en la Argentina no los fijan los propios jueces, sino el Poder Ejecutivo, Cristina, para el caso, y, en consecuencia, los ideólogos que sustentan a quienes ocupan la presidencia, vale decir, las Madres de Plaza de Mayo y, en particular, Hebe de Bonafini, que no sólo estuvo en la inauguración del año legislativo, sino que entra y sale a placer de la Casa de Gobierno, aun ahora, a pesar del escándalo de las viviendas, que no fue más que una gota de agua en el mar de las irregularidades que ella y su organización cometen a diario. 

Durante años tuvo la Bonafini como mano derecha a Sergio Schoklender, parricida convicto –su hermano, cómplice, continúa en prisión– del que se supone sufrió abusos por parte de la madre; su padre traficaba armas durante y para la dictadura. Entre la madre sin hijos Bonafini y el parricida Schoklender se tejió un lazo casi familiar, pero el muchacho, que ya había sido defraudado por su progenitora, lo fue también por su sustituta, que en cuanto aparecieron los problemas económicos y judiciales lo acusó de todo y lo dejó tirado. La Bonafini es un ejemplar cuando menos curioso. Corren historias acerca de sus hijos, que no habrían desaparecido. Hace años, su exmarido apareció en un programa de televisión y dijo que vivían en París, pero jamás hubo confirmación ni ellos, de estar en condiciones, se dejaron ver. Pero no hace falta ese extremo para definirla: basta con saber que es una ardiente castrista, que apoya a ETA y que celebró el 11-S. Adora a Garzón, y Garzón la ha recibido siempre que ella lo ha pedido. Lo más grave es que pasa por adalid de los derechos humanos. La pregunta es si Garzón es un defensor de los derechos humanos. Cristina cree que sí, y por eso le reserva un sitio en su entorno cercano. Porque en la Argentina la lucha por los derechos humanos es cosa de Gobierno, lo cual roza el absurdo. Es cosa de Gobierno y de las Madres de Plaza de Mayo (sector Bonafini, porque hay otras). ¿Y quién es el presunto violador de los derechos humanos? Los militares, que dejaron el poder hace treinta años, y muchos de los cuales han ido muriendo; pero se parte de la idea de que han sido mal juzgados en su momento, cuando Alfonsín decidió llevarlos ante la justicia, y de que posteriores amnistías e indultos (obediencia debida, punto final) empeoraron aún más la cosa. La verdad es que esos acontecimientos legales dejaron sin efecto varias penas, ninguna capital ni perpetua, y que posteriormente se hizo hincapié en el problema de los delitos de lesa humanidad, como el secuestro, la desaparición y la venta de menores, imprescriptibles. De hecho, se hizo más justicia en la Argentina que en cualquier otro país del mundo en relación con Gobiernos pasados. 

Pero la injusticia es el gran elemento de legitimación de los Gobiernos peronistas del último período (Menem actuó precisamente en el sentido opuesto, cediendo y haciendo ceder a los jueces en no pocos casos). Por eso se miente sin ambages en cosas tan elementales y probadas como el número de desaparecidos, que son 30.000 en las cifras oficiales pero no pasan de 8.750 en la realidad, cifra más que suficiente (4 al día durante toda la dictadura, 1976-1983), pero al parecer escasa a los ojos del Gobierno montonero: los 22.250 restantes son una invención política, una cifra a la que se llegó por razones de propaganda en los años del poder militar, cuando no había modo de demostrar una cosa ni la otra, pero que se demostró falsa cuando se llamó a denunciar. Con eso va a trabajar Garzón. Para ratificar y legitimar esas falacias se lo quiere en Buenos Aires. No sé para qué lo quiere Correa. Chávez, desde luego, también ha mostrado sus simpatías por el exjuez. Saquen ustedes conclusiones. (Seleccionado de la web española del diario Libertad Digital, una nota de Horacio Vázquez-Rial, del 19-03-2012)

jueves, 22 de marzo de 2012

La Emperatriz de Bizancio, Teodora: del Circo al Trono









"Aventurera, prostituta, intrigante, vengativa, ambiciosa, heroína, santa... De todas estas formas se ha descrito a la emperatriz Teodora, la mujer más poderosa de su época y una de las más enigmáticas de todos los tiempos. El misterio que rodea a Teodora se debe tanto al hecho de que gran parte de su vida –la anterior a su matrimonio con el emperador Justiniano– no esté documentada y sólo se haya podido reconstruir sobre suposiciones y rumores, como a que su principal biógrafo fuera al mismo tiempo su más encarnizado detractor: Procopio de Cesarea. Procopio es el historiador más famoso de su época, gracias fundamentalmente a su Historia de las guerras de Justiniano. Además de esta obra, dedicó a la pareja imperial Sobre los edificios, en el que glosa su programa de construcciones en Constantinopla; en realidad, es un panegírico de los soberanos en el que nuestro autor demuestra sus extraordinarias dotes para la adulación. Tanto almíbar se le debió de indigestar; además, estaba resentido con Justiniano y odiaba a Teodora, si bien ignoramos los motivos concretos de su inquina: puede que su nombramiento como prefecto de Bizancio y la concesión del título de Ilustre no fueran suficiente recompensa. El caso es que, ya fuera como pasatiempo, como instrumento de chantaje o como terapia para desahogarse, Procopio escribió una de las obras más venenosas, retorcidas y chismosas de todos los tiempos: la Anekdota, o Historia secreta, en la que retrata a Bizancio como una sociedad enteramente corrupta y degenerada, gobernada por dos demonios de forma humana, Justiniano y Teodora. Esta última es quien peor parada sale: a su lado, Mesalina es una tímida colegiala. No hay vicio, depravación o crimen que le sea ajeno: robo, fraude, prostitución, zoofilia, aborto, tortura, brujería... El problema es que, aunque en la Historia secreta hay anécdotas evidentemente falsas, fruto del odio y la imaginación calenturienta de Procopio o de la chismografía de aquel entonces, no podemos descartar la obra entera: es un buen retrato de la época y hay datos son corroborados por otras fuentes, al menos en lo esencial; otros, si bien no verificados, sí resultan verosímiles, como los que se refieren a los orígenes de Teodora. Teodora debió de nacer en el año 500; en algún lugar indeterminado del Imperio, probablemente en Siria o en Chipre, según las escasas fuentes de las que disponemos. Era la segunda de las tres hijas de un modesto matrimonio. De su madre no conocemos ni el nombre, y de su padre sólo sabemos que trabajaba como domador de osos en el Hipódromo de Constantinopla y que se llamaba, probablemente, Acacio. Los patronos de Acacio eran los miembros de la facción Verde. Éstos no eran los ecologistas de la época, ni mucho menos: la sociedad bizantina estaba radicalmente dividida en dos facciones, los Verdes y los Azules; originariamente no eran más que dos equipos que competían en las carreras del Hipódromo, pero con el tiempo se habían convertido en bandos que dominaban por completo la vida en Constantinopla, y a los que casi podríamos comparar con los partidos políticos actuales. Sus respectivos partidarios se enfrentaban a menudo y causaban desórdenes, que acababan generalmente con intervenciones de la guardia imperial y algunos de los cabecillas en prisión. El padre de Teodora falleció cuando ella tenía seis años, y su madre no tardó en casarse de nuevo. Esperaba que los Verdes contrataran a su nuevo esposo para ocupar el puesto del difunto, pero no fue así. Por ello, esperando conmover al público y que los Verdes no tuvieran más remedio que reconsiderar su decisión, vistió a sus tres hijitas con túnicas y guirnaldas de flores y las hizo aparecer abrazadas a ella en medio de la arena del Hipódromo en uno de los intermedios, suplicando la compasión del respetable. Lo sentimental siempre vende, y aquella no fue una excepción: los Verdes no se ablandaron, pero los Azules sí, y contrataron al padrastro de Teodora. Ésta no olvidó jamás aquello y permaneció fiel a la facción Azul el resto de su vida. Pero las hijas crecen y la madre de Teodora pronto se vio sin recursos para mantenerlas, por lo que las animó a dedicarse al espectáculo. La mayor, Comito, pronto se hizo actriz, con bastante éxito. En aquella época (como en casi todas) las actrices no tenían demasiada buena fama: se las consideraba prácticamente como prostitutas; de hecho, muchas combinaban ambas actividades. La hermana de Teodora parece haber formado parte de esta categoría, y pronto llamó a su hermana, por entonces de unos 12 años, para que la ayudara en calidad de sirvienta. Si hemos de creer a Procopio, Teodora no tardó en desbancar a Comito tanto dentro como fuera del escenario. Omitiremos aquí los pasajes más escabrosos de la vida de nuestra protagonista; los interesados pueden acudir a ese antecedente del Sálvame y similares que es la Historia secreta. El caso es que Teodora acabó a los 16 años convertida en amante de un funcionario al que destinaron a Libia, adonde lo acompañó. La convivencia resultó un desastre, y al poco Teodora decidió regresar a Constantinopla. De vuelta a casa se detuvo en Alejandría, lo que cambió su vida para siempre. Fue acogida por la comunidad monofisita de la ciudad, y al parecer experimentó una conversión espiritual, abrazó el monofisismo y decidió abandonar su antigua vida. Así, en Constantinopla no volvió a los escenarios ni a su disoluta conducta anterior. Una leyenda medieval asegura que se dedicaba a hilar lana en una humilde vivienda cercana al palacio imperial cuando conoció a Justiniano, sobrino del emperador Justino y verdadero soberano en la sombra. Lo más probable, sin embargo, es que ambos se conocieran por mediación de una tal Macedonia, antigua compañera de Teodora en el mundo del espectáculo y una de las informantes de Justiniano. El caso es que el sobrino del emperador quedó totalmente fascinado por ella y la hizo su amante. Ambos vivieron en concubinato varios años, y al parecer incluso tuvieron un hijo, si bien el niño moriría en la infancia. Teodora, por cierto, ya tenía una hija (como se diría ahora, "fruto de una relación anterior"), de la que ignoramos el nombre. Justiniano estaba totalmente hechizado por Teodora (según Procopio, literalmente) y deseaba hacerla su esposa, pero una antigua ley prohibía a las actrices contraer matrimonio con personas de rango; además, la esposa de Justino, Eufemia, se oponía tajantemente al enlace, pues consideraba que aquélla era una mujer de baja estofa indigna de tan alto honor. Seguramente hablaba por experiencia: antes de casarse con Justino era una esclava analfabeta de nombre Lupicina (nombre muy común entre las prostitutas, dicho sea de paso). No fue hasta la muerte de su tía que Justiniano pudo convencer a Justino para que derogara la ley y le permitiera casarse con Teodora, en el año 525. Por extraño que parezca, el matrimonio funcionó. Jamás se separaron ni tuvieron la menor disputa; y, por mucho que fastidiara a Procopio, por lo visto se guardaron fidelidad hasta la muerte. En el 527 fueron coronados coemperadores con Justino, y enseguida, sólo cuatro meses después, a la muerte de éste, se convierten en amos absolutos del Imperio. Por deseo de su esposo, Teodora no fue emperatriz consorte, sino soberana por derecho propio, su igual, su principal consejera y colaboradora. Justiniano era un hombre que, pese a sus orígenes campesinos, había recibido una esmerada educación en Constantinopla y estaba considerado un intelectual. Teodora, si bien carecía de formación, era una mujer inteligente, astuta y, sobre todo, tremendamente ambiciosa. Amaba el poder y no pensaba renunciar a él. Así lo demostró en el acontecimiento más importante de su vida, la revolución llamada Nika. Ya hemos comentado la rivalidad existente entre las facciones Verde y Azul, y los disturbios que provocaban regularmente en Constantinopla. Sin embargo, en el año 532 esas revueltas fueron más allá de las simples algaradas callejeras. Debido al descontento popular con la subida de impuestos y la corrupción generalizada de la administración, al frente de la cual se encontraban Juan de Capadocia y Triboniano. El pueblo exigía su expulsión, y por una vez Verdes y Azules se unieron en la protesta cuando sus cabecillas fueron encarcelados y condenados a muerte. Las algaradas acabaron por convertirse en revolución: el pueblo se negaba a obedecer al ejército, tampoco al mismísimo emperador. Ni siquiera la facción Azul, con la que simpatizaban tanto Justiniano como Teodora, hizo caso del llamamiento a la calma, ni de la oferta de perdón para los alborotadores. Las calles se convirtieron en campos de batalla y Constantinopla se vio envuelta en llamas. Edificios como la antigua basílica de Santa Sofía o el Senado fueron arrasados por el fuego. Justiniano, que, pese a su inteligencia y brillantez, era un hombre bastante indeciso y, por lo visto, cobarde, decidió que lo mejor era huir de la ciudad. Con la ayuda de sus más cercanos, preparó la huida por mar; pero, inesperadamente, Teodora se negó a acompañarle. Hasta el mismo Procopio se vio obligado a señalar que la reacción de la emperatriz fue impecable (puede, incluso, que, llevado por la lírica, adornara en exceso su narración de los hechos); con firmeza, a los presentes en palacio Teodora les dijo que, aunque fuera impropio que una mujer aconsejara a unos hombres asustados, no creía que huir fuera lo más digno. Un emperador jamás debía escapar. Todo el que nace morirá tarde o temprano, y ella prefería hacerlo como emperatriz. Nunca renunciaría a sus vestiduras imperiales ni a la dignidad que le conferían. Si Justiniano quería huir, podía hacerlo sin dificultad. Ella prefería seguir el antiguo dicho según el cual la púrpura es el más noble de los sudarios. Impresionado y animado por el discurso de su esposa, Justiniano cambió radicalmente de actitud. Envió a sus dos mejores hombres, los generales Belisario y Mundo, a sofocar la revolución. Éstos aguardaron a que el pueblo se hallara reunido en el Hipódromo para las carreras, bloquearon todas las salidas y procedieron a la masacre: más de 30.000 hombres, mujeres y niños perecieron. El horror apagó instantáneamente la revuelta. Naturalmente, aquello extinguió la poca popularidad que pudiera quedarle al emperador, y aún más la de la emperatriz, a la que casi todos despreciaban y consideraban instigadora de la represión. De nada sirvieron los magníficos programas de reconstrucción o beneficencia llevados a cabo por la pareja, o las numerosas reformas legales: su fama de crueles no les abandonaría. Muchos vieron como un castigo divino el que la pareja no tuviera hijos. Por mucho que ambos lo desearan, y pese a que ya habían sido padres antes de su matrimonio, Teodora no volvió a concebir. Según los cronistas más piadosos, Teodora dedicó el resto de su vida a ocuparse de los más necesitados y a inspirar a su esposo reformas a favor de las mujeres y los desposeídos. Sin duda, Justiniano impulsó varias reformas en ese sentido, como la que confería a las mujeres el mismo derecho de propiedad que a los hombres, pero no es posible atribuir estas mejoras sólo a la influencia de Teodora, a la que algunos quieren ver como antecedente del feminismo militante y prototipo de las mujeres modernas y liberadas. Las reformas legales de Justiniano, en especial su compilación de las leyes romanas, constituyeron indudablemente un avance histórico, pero no fueron fruto de una decisión súbita o una inspiración genial del emperador, sino el resultado de un proceso que ya llevaba en marcha muchos años y que le precedía. Justiniano y Teodora llevaron a cabo grandes reformas, sí, pero es absurdo y antihistórico atribuirles ideas o modos de pensar progresistas. Lo que es indudable es que Teodora marcó la época. Fiel al monofisismo hasta su muerte, fue la principal valedora de esta corriente ante el emperador, y a muchos de sus protegidos llegó a ocultarlos en sus propias estancias para librarlos de la persecución. Diversos historiadores la consideran culpable de fomentar la división del cristianismo oriental, mientras que otros sostienen que, bien al contrario, Teodora logró retrasar el cisma siquiera unos años. La mujer más poderosa de su tiempo murió en el año 548, probablemente de un cáncer de pecho. Su desolado esposo jamás se recuperó y, pese a no tener herederos, no volvió a contraer matrimonio. La hizo sepultar con todos los honores en la iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla. Diecisiete años más tarde se reuniría allí con ella. Hoy, ambos son venerados como santos por la Iglesia Ortodoxa, que celebra su festividad el 14 de noviembre. Cabe preguntarse qué pensaría de ello el viperino Procopio. (Seleccionado de la web española de Libertad Digital, del 22-03-2012. Un artículo de Carmen Pulín Ferrer)

lunes, 19 de marzo de 2012

El Gobierno Español Da Ejemplo de Austeridad





                                                                                         D.Mariano Rajoy Jefe del Gobierno de España

Nuestro país, indudablemente, necesita restringir sus gastos, necesita gastar con calidad, con austeridad y el gobierno debe dar el ejemplo. De tal suerte que la ciudadanía vea en la conducta de sus mandatarios, un ejemplo a seguir. Incluso si hay que pedir un esfuerzo, un sacrificio habida cuenta el estado de la economía, el ejemplo de nuestros gobernantes debe servir como un acicate que contribuya al esfuerzo que se pide. Así lo han entendido, por fin, en el Reino de España donde, haciendo a un lado el populismo imperante durante el aciago período de Rodríguez Zapatero, se ha tomado al toro por las astas como no podía ser de otra forma,  y desde las mas altas esferas hasta al mas humilde de los ciudadanos, comprenden que sin ahorrar no se llega a ninguna parte. Creemos que se trata de un problema cultural. La idiosincrasia argentina es la primera valla a vencer. No es el único obstáculo, posiblemente es el principal, es un formidable muro a derribar. Cada país tiene sus características. Que duda cabe. Pero entre la cultura de España y la de la Argentina, media no un océano como sería lógico, sino que median años de cultura practicada trabajosamente. No existe allí la denominada "viveza criolla". Nadie es mas cuando mas alto se encuentra. Me recuerda un dicho que oí siendo niño: Cuando mas pelagatos son, mas pretensiones tienen. El fletar un avión para llevar sólo el diario del día, o los amigos de los hijos es un gesto de nuevo rico, como decimos en la Argentina. Es indigno de una república que la conducta de los que, ocasionalmente gobiernan, se parezca mas a una monarquía que a un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Sazonando todo ello, con la pequeñez en los restantes Poderes, no auguro un destino glorioso a nuestro país. El ejemplo a seguir, deriva de la siguiente nota. Creemos que se pueden extraer varias y valiosas conclusiones de ella. El milagro seglar de la Internet, nos permite inmunizarnos contra la prédica de quienes de la mentira hacen un culto. 

 "El Gobierno fletará el lunes un solo avión de la fuerza aérea para trasladar a todos los ministros a Cádiz al Bicentenario de la Constitución de 1812, conocida como 'La Pepa', según informaron a Europa Press fuentes del Ejecutivo. El Ejecutivo ha querido ahorrar costes al utilizar un solo avión, que tiene capacidad para 60 personas y en el que también viajarán el resto de autoridades del Estado, como los presidentes de las Cámaras, de los altos tribunales o los portavoces parlamentarios.

Una vez que aterrice el aparato, los invitados serán trasladados en autobuses al acto de celebración del Bicentenario, que tendrá lugar al mediodía del lunes en el oratorio de San Felipe Neri, donde se promulgó la Constitución de Cádiz en el día de San José de hace dos siglos. En ese vuelo viajarán todos los ministros del Gobierno, salvo el de Agricultura, Miguel Arias Cañete, que tiene previsto trasladarse a Bruselas, donde se reunirá con el comisario europeo de Agricultura y asistirá al Consejo de Pesca. Por su parte, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la vicepresidenta y ministra portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría, viajarán el día anterior a Cádiz, ya que ambos asistirán a un mitin de la campaña electoral de las andaluzas que tendrá lugar el domingo por la tarde en esa provincia. Las fuentes consultadas explicaron que ambos viajarán en vuelo regular y no utilizarán el Falcon de la Fuerza Aérea, ya que el jefe del Ejecutivo no está utilizando los aviones oficiales para ir a actos de campaña, sino que viaja en vuelos regulares o en el AVE.  (Seleccionado de la web de Europa Press)

jueves, 8 de marzo de 2012

El Juez Garzón y un caso múltiple que amenaza no cerrarse nunca.





                                                                         Baltasar Garzón, Luis Duhalde, secretario de DD.HH. y Estela Carlotto


"El caso GAL aparece en el cruce de varios asuntos. El primero y más evidente es la guerra sucia contra la ETA durante los años 80, el período de mayor actividad de la organización terrorista vasca. Detrás, aparece una condena a lo que España se llamó "la cultura del pelotazo", el equivalente de la plata dulce en nuestro país, y cuyos símbolos máximos fueron Mario Conde, el banquero que vació el Banco Español de Crédito (Banesto), y Luis Roldán, ex director de la Guardia Civil y condenado por pertenencia a banda armada y malversación de fondos. Pero por sobre todas las cosas, el caso GAL aparece como un hecho político doble: influyó en la derrota de los socialistas en 1996 y marcó un hito en la disputa entre el ex premier y el juez Baltasar Garzón, que a instancias de Felipe fue candidato a diputado por el socialismo en 1993, perdió las elecciones y no obtuvo ninguna recompensa en la forma de cargo de importancia política.

Los escuadrones del Grupo Armado de Liberación (GAL) realizaron su guerra sucia contra los etarras entre 1983 y 1987, dejando 28 muertos. Las investigaciones sobre los atentados, secuestros y asesinatos ilegales de los GAL comenzaron a inicios de la década del 90, pero fue en 1994 donde comenzó a salpicar políticamente: los ex policías José Amedo y Michel Domínguez, destinados a ser los chivos expiatorios de la investigación, prendieron el ventilador y las manchas llegaron hasta el ex secretario de Seguridad del Estado, Rafael Vera, y al ex ministro del Interior José Barrionuevo. De allí al entonces premier Felipe González había un solo despacho.

El caso GAL tiene varias ramificaciones. La primera y más conocida es el sumario abierto por el caso de Segundo Marey, ciudadano vasco francés secuestrado por error en 1993 y liberado diez días después de su arresto. En este sumario también figuran los atentados contra el bar Consolation y Batsoki, en 1986 en Francia, que dejaron seis heridos. Vera y Barrionuevo fueron condenados en 1998 por este mismo caso, pero su prisión de diez años para cada uno está por ahora en suspenso. El Tribunal Supremo español había considerado que no había pruebas suficientes para inculpar a Felipe González.

Pero, además del caso Marey, están los casos Laza y Zabala, Monbar, García Goena y Lucía Urigoitía. El juez Garzón abrió esta nueva puerta en la historia de los GAL por el caso Oñederra, considerado "el acto fundacional" de estos escuadrones paramilitares. Ramón Oñederra, "Kattu", fue asesinado en Bayona en 1983, a lo que se agregaron los crímenes de Angel Gurmindo, "Stein" y Vicente Perurena, "Peru", en 1984, y la muerte de Christian Olazkoaga. Todas estas acciones fueron cometidas en el sur de Francia y reivindicadas por los GAL.

La cuestión, para el ahora diputado Felipe González y para la plana mayor de su largo gobierno (1982-1996), es que el caso GAL parece infinito, y que para ellos la sed de venganza política de Garzón parece interminable. Durante los dos primeros años del gobierno conservador de José María Aznar, el caso GAL los sentó en el banquillo de los acusados, los condenó y los terminó indultando, al menos para Vera y Barrionuevo. Los héroes de la cultura del pelotazo, Mario Conde y Luis Roldán, también habían entrado a la cárcel. Pero con esta nueva puerta abierta por Garzón, y las que aún pueden abrirse en manos de otros jueces, la catarata mediática contra lo que se conoce como "el felipismo" comenzará de nuevo. Y no se sabe en qué momento quedará definitivamente en el pasado. (Seleccionado de una nota de Pablo Rodríguez, web del diario argentino Página 12)

Algo mas sobre la actividad del Super Juez D. Baltasar Garzón






El otrora juez Baltasar Garzón, encontró en su momento nuevas evidencias, que vincularían al otrora Jefe de Gobierno D. Felipe González, con  la banda terrorista G.A.L. En efecto, los medios dieron cuenta que el juez encontró nuevas evidencias que  vincularían a Felipe González con tal organización de funesta fama.  Tales  “evidencias”  determinaron que el entonces magistrado solicitara al Tribunal Supremo, el procesamiento del ex jefe de gobierno español. A título ilustrativo, para el gran público argentino, posiblemente esta circunstancia nada dice y se trata de una noticia más sobre Garzón, el Juez Estrella o el Superjuez, como quiera denominársele. Lo cierto es que en España, durante el gobierno de Felipillo González, actuó la banda de delincuentes subversivos conocida como ETA. 

La actividad de sus integrantes, nos recuerda la intervención que en la Década del 70 tuvieron tanto el Ejército Revolucionario del Pueblo, como Montoneros y otras organizaciones delictivas de idéntico jaez. La magistratura española, hasta la fecha, se resiste a llamar a las cosas por su nombre y es así que ha calificado, en cuanta ocasión tuvo, el accionar de ellos como terrorismo. A este delito se lo clasifica como delito común y, a pesar de ciertos intentos por parte de los damnificados, consideran los jueces que no es factible, hasta este momento, calificar los delitos cometidos por sus integrantes, como delitos internacionales. Todo ello a pesar, a nuestro entender, que han aprobado en forma  “brillante” todas las “materias” necesarias, exigidas como para poder calificar su accionar de aberrante y adscribirlo al tipo internacional de delitos de lesa humanidad.

Ante la casi imposibilidad de poner fin a la actividad criminal de ETA, resolvió España, por medio de su entonces gobierno combatir a tal organización utilizando los medios que adoptó en nuestro país,  la conocida como Triple A, de triste fama.  Recordemos que en la Argentina, el Estado facilitó la tarea de tal organización, haciendo la vista gorda en cuanto a los actos delictivos de sus integrantes. Al decir del general Juan Domingo Perón, se trataba de una suerte de “Samatán”, también de triste fama en la región catalana. Los GAL surgieron del riñón del poder, en el propio ministerio que se suponía que le correspondía combatir el accionar de ETA y de otros delincuentes. Los funcionarios que se ocupaban de la tarea de los GAL, se ocuparon también de ocultar al pueblo, la actividad de sus integrantes. El Estado colaboró en tal tarea. Los mismos que facilitaron la actividad de los GAL para esa época, fueron los que años más tarde se “asombraban” y criticaban, los delitos cometidos por la Triple A en la Argentina. Toda una hipocresía.

El magistrado Baltasar Garzón, conocido defensor de los derechos humanos, al punto que algunos lo ven como un ícono de la defensa de los mismos, cuando se enfrentó con Felipe González, por cosas de la política, regresó a su juzgado y resolvió desempolvar la causa seguida contra los GAL, con el resultado que da cuenta la nota periodística que a renglón seguido transcribimos.
“El juez español Baltasar Garzón, que mantiene procesado al ex dictador chileno Augusto Pinochet, ha pedido al Tribunal Supremo que se pronuncie sobre si el ex presidente del gobierno socialista, Felipe González, decidió la creación de la banda terrorista Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). El magistrado remitió el pasado jueves una exposición a la Sala Segunda del Alto Tribunal en la que da cuenta de que en el sumario que instruye por el "caso Oñederra", en el que se investiga la creación de la banda y de cuatro asesinatos cometidos por sus miembros, existen indicios delictivos que afectan a González y que, como éste tiene la condición de aforado, debe ser el Supremo el que valore si esos indicios son suficientes o no para proceder contra él. El fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, anunció que recurrirá la decisión del juez y recordó que el fiscal encargado del caso, Pedro Rubira, el 7 de julio de 1998, ya pidió que se levantasen las medidas cautelares contra los imputados y que no se procesase a nadie por entender que en el sumario no existían pruebas suficientes. Esta postura, según Fungairiño, permanece inalterable. Fuentes del Supremo señalaron que los magistrados de la Sala Segunda se reunirán la próxima semana con carácter de urgencia para resolver sobre la cuestión planteada.”

“El 5 de noviembre de 1996, la Sala Segunda del Supremo, por seis votos contra cuatro, decidió no citar a declarar a Felipe González como imputado en el "caso Marey" (un secuestro y primera acción de los GAL) por considerar que no había suficientes elementos para inculparlo. El caso Oñederra investiga "el surgimiento de la organización terrorista" GAL en 1983, el asesinato del etarra Ramón Oñederra el 21 de diciembre del mismo año, los asesinatos de los también etarras Angel Gurmindo y Vicente Perurena --el 8 de febrero de 1984-- y el atentado que costó la vida al ciudadano francés Christian Olaskoaga y graves heridas a su hermano Claude, el 18 de noviembre de 1984. Garzón menciona en su escrito que en la causa "se contienen una serie de datos que directa o indirectamente están referidos al Excmo. Sr. Presidente del Gobierno en ejercicio en 1983". Parte de ellos fueron tenidos en cuenta por el Supremo cuando decidió que no eran suficientes para abrir un procedimiento contra González. Aquellos datos se referían a las declaraciones del secretario de los socialistas de Vizcaya, Ricardo García Damborenea, y el ex director de la Seguridad del Estado, Julián Sancristóbal, que implicaban a Felipe González en la creación de los GAL. Después han aparecido otros indicios que apuntan a González y que se concretan en los documentos del Cesid desclasificados por el gobierno y, en especial, el llamado "Acta fundacional de los GAL" de 6 de julio de 1983, otra nota de despacho, una de 28 de setiembre de 1983 sobre el inicio de acciones violentas en el sur de Francia, de forma inmediata, y otra que se corresponde con la nota anterior en la que el director del centro, Emilio Alonso Manglano, anota: "Me lo quedo, Pte. para el viernes".

“El juez entiende que los meros documentos del Cesid, aislados, serían suficientes para elevar el escrito al Supremo, pero que "unidos a los que en su momento se tuvieron formalmente en cuenta, estos nuevos datos pueden motivar un punto de vista diverso o confirmar el adoptado, rechazando la eficacia de los nuevos elementos. En todo caso, unos y otros sólo pueden y deben ser valorados por el único órgano judicial autorizado para ello, la Sala Segunda del Supremo". "Si no se tomara esta decisión --dice Garzón--, tales aspectos quedarían permanentemente sin resolver", al no poder la Audiencia Nacional pronunciarse sobre los mismos ni partir de ellos y mucho menos rechazarlos, a no ser que fueran absolutamente incongruentes, cosa que no sucede en este caso al hallarse incorporados a documentos oficiales, con registro en un archivo público, con custodia gubernamental y amparados por la legislación de secretos oficiales". Garzón señala en su escrito que en este momento tienen pendiente decidir sobre si procesa a algunos imputados, como el ex director del Cesid, Emilio Alonso Manglano, y el que fuera jefe de su Agrupación Operativa, el coronel Juan Alberto Perote, pero que no puede pronunciarse hasta que el Supremo valore "la eventual implicación del entonces presidente del gobierno, o por el contrario éste es ajeno a la trama delictiva que se pone en marcha entre julio y setiembre de 1983, desde el seno de las instituciones del Estado". La causa no puede avanzar, dice el juez, "hasta tanto no se fije el límite de responsabilidad, desde arriba".

“Tras conocer el auto de procesamiento de Garzón, Felipe González declaró que "no tengo la menor idea del auto. No lo sé (si las resoluciones judiciales han influido en las decisiones políticas y viceversa). Una vez oí al juez Garzón en el Tribunal Supremo hace muy poco tiempo en que afirmaba, prácticamente textual, refiriéndose a otros jueces de la Audiencia Nacional que en sus conversaciones decían que había que acabar con el sistema político corrupto y con el felipismo, y que ésa era su misión en la vida. Lo decía el juez Garzón como testigo bajo juramento en el Tribunal Supremo, no hace todavía dos meses. Es la declaración más confirmatoria y con más credibilidad de aquella vieja teoría de la conspiración de hace unos años. Y no lo decía refiriéndose a periodistas o políticos sino que se refería a jueces. Y no lo digo yo. Lo que a mí no me falta es memoria".
"No tengo ninguna información y no puedo pronunciarme al respecto. El único recuerdo que tengo es que a la mañana siguiente de las elecciones catalanas el señor De Grandes (portavoz parlamentario del PP) anunció algo de eso como una especie de amenaza velada, y yo le contesté el 28 de octubre que siempre me he tomado en serio las amenazas de la derecha, pero que no voy a cambiar de actitud y seguiré haciendo lo que debo hacer. A lo mejor él sabía algo. No estoy haciendo nada más que valorar esa declaración política. Lo demás, como no lo sé, pues no logro estar preocupado".

“González agregó que "la verdad es que tengo la impresión de que proceden de papeles del Cesid (el auto de Garzón). Pueden ser valoraciones de carácter judicial. Creo que en la desclasificación de estos papeles a que se refiere el asunto está dentro del 'caso Marey' (primera acción del terrorista de Estado de los GAL, con el secuestro del ciudadano francés Segundo Marey). Pues probablemente hace un año que se pudiera haber pedido, cuando se dictó la sentencia de aquel caso. No sé por qué se pide en este momento y para qué, o si se basa en alguna intencionalidad que no conozco. La única referencia que tengo es una declaración política amenazante. Y esto sí me parece extraño a la transición política española, que se ha basado fundamentalmente en la superación del rencor. Cuando se hacen estas declaraciones amenazantes desde la política, uno se acuerda de la vieja derecha de siempre, de la vieja derecha que amenazaba y cumplía sus amenazas. Pero en absoluto va a cambiar mi vida y mi actividad. Seguiré haciendo exactamente lo que hago. Y no creo que haya que entrar en esta dinámica y yo no lo voy a hacer", concluyó el ex presidente.”

“Ramón Oñederra, alias Kattu, fue la primera víctima mortal de los GAL. El 19 de diciembre de 1983, hacia las siete y media de la tarde, fue tiroteado por tres individuos en el bar Caiette, de Bayona (Francia), en el que trabajaba como camarero. Según amigos suyos, temía por su vida tras haber recibido amenazas varios meses antes”. (Seleccionado de la web argentina del diario Página 12, un artículo de José  Yoldi. Corresponsal en Madrid). 

jueves, 1 de marzo de 2012

El ex juez Baltasar Garzón no es reconocido como paladín de los DD.HH.por nuestra Justicia pero es invitado por el Poder Ejecutivo de la Nación.




En ocasión de proceder la señora presidente, a la apertura de sesiones del año legislativo, se encontraba en un palco del recinto de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, entre otros, el que fuera juez de España D. Baltasar Garzón, al parecer invitado por nuestras autoridades oficiales a fin de presenciar la ceremonia. Al observar que, al lado del mismo se encontraba Hebe Pastore de Bonafini, y otras damas con un pañuelo blanco en la cabeza, no pude menos que advertir que nos  encontrábamos ante una insólita situación. ¿Qué hacía este conocido ex juez español? Estaba entre las Madres de Plaza de Mayo, ya que al parecer lo ligan lazos con esta conocida entidad, pública defensora de los derechos humanos. No todos conocen que la labor de ellas ha encontrado eco en quien fuera magistrado. Y tampoco conocen que otro de los amigos de doña  Hebe, además del distinguido paladín de los derechos humanos,  es el ciudadano español  Jesús María Lariz Iriondo. Quien también se encuentra ligado a Baltasar Garzón, pero no por lazos de amistad, como en el caso de doña Hebe, sino que el citado  ex juez resolvió procesarlo oportunamente ante su Juzgado.


                                                                                             Lariz Iriondo con la madre de todos los argentinos

A Jesús María Lariz Iriondo se le acusó de ser el presunto responsable de un atentado cometido en Eibar en 1984 contra un vehículo de la Policía Nacional en el que resultaron heridas dos personas. Entre sus antecedentes, facilitados por el entonces juez Baltasar Garzón, podemos encontrar que se encontraba imputado por los siguientes eventos: 8 de diciembre de 1982, colocación de una bomba en el Banco  Santander de Azcotia – España;  9 de enero de 1983, colocación de  una bomba en el Banco  Guipuzcoano de Deva –España; 11 de junio de 1983 colocación de una bomba en el Banco Santander de Vergara- España; 15 de agosto de 1983, colocación de una bomba en el Banco Vizcaya  de Métrico- España y el último hecho que se le imputó en el pedido de extradición, que data del 9 de octubre de 1984, fue constituir con otros cuatro etarras un  comando terrorista para secuestrar a punta de pistola a un ciudadano español  y hacerse de su vehículo  con el objeto de llevar a cabo un atentado con  bombas a un coche policial, provocando heridas de consideración a dos auxiliares de policía, su conductor y logrando la destrucción total del  rodado estatal. Fue requerido por Garzón, quien a la sazón libró solicitud de extradición. La Argentina, habida cuenta la violación de los derechos humanos que se le imputaba a este integrante de la organización terrorista ETA, no respondió a las expectativas del entonces juez Baltasar Garzón. Luego de las consabidas idas y vueltas, fue denegado el pedido y, en la actualidad el imputado, este personaje siniestro, se encuentra gozando de su libertad en nuestro país. Recordamos que, en ocasión de pronunciarse el juzgado pertinente, en el pedido de Garzón,  en la primera fila se abrazaban la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini; el actor Norman Briski y el escritor Osvaldo Bayer. Los festejos llegaron hasta la avenida Comodoro Py, donde se habían congregado alrededor de 200 manifestantes de la agrupación Quebracho y de los grupos piqueteros Movimiento de Unidad Popular y Tendencia Clasista 29 de Mayo. Nuestra Corte Suprema de Justicia, que alardea de defender irrestrictamente los de los derechos humanos de todos, no accedió al pedido por considerar que el terrorismo no siempre es delito de lesa humanidad. El Máximo Tribunal usó ese argumento para rechazar el pedido de España para la extradición del Lariz Iriondo, presunto miembro de ETA. El gobierno español presentó quejas. Una presentación absolutamente inane. Sintetizando: el absurdo es contemplar, nada menos que al defensor de los derechos humanos por antonomasia al Dr. Garzón acompañando a una persona que tiene, entre sus amigos, nada menos que a un terrorista. A un personaje buscado por la justicia española, por ser activista e integrar una organización terrorista, enumerada como tal por la O.N.U. 

"El Tribunal considera que en el derecho internacional no existe un desarrollo progresivo suficiente que permita concluir que todos y cada uno de los actos que a partir de tratados internacionales pasan a ser calificados como 'actos de terrorismo' puedan reputarse, tan sólo por esa circunstancia delitos de lesa humanidad", consigna el fallo de la Corte. Al parecer el Tribunal hace a un lado lo que surge de la aplicación del derecho penal internacional consuetudinario y de las obligaciones de los Estados, consignadas en Tratados internacionales que ha rubricado la Argentina. La Corte consideró el asesinato del matrimonio Prats como un crimen de lesa humanidad y, consecuentemente, sostuvo que la acción penal no ha prescripto por el paso del tiempo. Así las cosas, confirmó la condena a reclusión perpetua que pesa sobre Arancibia. En cambio, al analizar el proceso a Lariz Iriondo la Corte dijo que el delito ha prescripto porque los hechos atribuidos al supuesto miembro de la ETA no pueden considerarse crímenes de lesa humanidad. 

Lo mas trascendente de todo es que el pronunciamiento de primera instancia,  que denegó la extradición del etarra, sostuvo que existía una fuerte presunción de que en España, de accederse a lo pedido por el juez Garzón, Lariz Iriondo sería torturado. Recordemos que el juez español que solicitó la extradición de este imputado, constituye toda una garantía en materia de derechos humanos, al menos en materia de militares imputados, cuando se trata de librar rogatorias requiriendo su extradición. Lo contradictorio es que los atribuidos a ellos, los militares, no prescriben, pero los que se imputan a estos terroristas, demuestran la ecuanimidad de la izquierda, cuando se trata de derechos humanos. Lo curioso de este especial caso es que
el juez federal que esta semana denegó la petición de extradición a España de Jesús María Lariz Iriondo, recomendó en su fallo que si, finalmente, el presunto etarra es entregado a su país de nacimiento por la Corte Suprema, se le pida al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que «no se le cubran los ojos con vendas y la cabeza con una capucha». De igual modo, según el magistrado argentino, tienen que «garantizar la integridad física y psíquica» del detenido.