En la "Vuelta de
Obligado", el 20 de noviembre de 1845 (proclamado Día de la Soberanía), el
general Lucio Mansilla y fuerzas muy inferiores en número, a las europeas se
comportan con valor ejemplar. Para evitar el avance de la flota cruza el Paraná
con cadenas que son cortadas por los interventores luego de ingentes esfuerzos
y de abundantes disparos intercambiados con las tropas de Mansilla. Días
después se producen encuentros similares en Tonelero, San Lorenzo y Quebracho.
(1) La génesis del conflicto con Francia (y luego el bloqueo anglo-francés),
obedeció a dos causas inmediatas al conflicto con Francia en 1838: 1) la
insistencia de Rosas en aplicar la ley que obliga a los residentes franceses a
prestar servicio militar; y 2) el mal trato dado por el gobierno porteño a tres
franceses: César Hipólito Bacle, Pedro Lavié y Blas Despouy. No existía guerra
civil ni invasión de indios que justifique a milicias extranjeras. ¿Por qué,
entonces obligar a los franceses a enrolarse cuando bastan las tropas criollas para
el servicio de fronteras? Hipólito Bacle muere el 4 de enero de 1838, a
consecuencia de los malos tratos sufridos en prisión. La colonia francesa
asiste, en pleno, a su entierro; y la indignación que produce el fallecimiento
determina al cónsul Roger a elevar el tono de sus reclamaciones, llegando hasta
la insolencia. Por último, pidió sus pasaportes, los cuales le son extendidos
inmediatamente, saliendo para Montevideo el 16 de marzo de 1838. Ocho días
después, Rosas recibe un ultimátum dirigido por el contralmirante Leblanc, jefe
de las fuerzas navales destacadas en el Plata. En dicha comunicación se insiste
en las reclamaciones formuladas por Roger, exigiéndose, además, una
indemnización para la viuda de Bacle. Rosas contesta, por intermedio de su ministro
Arana, que exigir sobre la boca del cañón privilegios que sólo pueden
concederse por tratados, es lo que este gobierno nunca se someterá. Leblanc
declara bloqueado el puerto de Buenos Aires y todo el litoral del río de la
Plata, el 28 de marzo de 1838, y así comienza un grave conflicto internacional.
El general San Martín, no
informado de los entretelones de la cuestión del Plata, considera a Rosas como
valiente defensor de la independencia americana (por ello, le envió su sable
corvo). El cónsul inglés en Buenos Aires, Henry Mandeville -gran amigo de
Rosas- comunica a éste que Francia no desea verse mezclada en aventuras
guerreras, y que la diplomacia inglesa jamás consentirá en ver trasformado el
bloqueo francés en una operación de mayor envergadura. Sabiendo Rosas que
Francia nunca mandará tropas de desembarco, no duda en rechazar las
reclamaciones y en negarse, por dos años, a transar. Seguro de no correr
peligro por ese lado, levanta la voz y asume el papel de defensor de nuestra
integridad territorial. En 1840, es reelegido con la suma del poder público.
Cuando el general
Lavalle, se repliega hacia el interior buscando unirse a las fuerzas del
general Lamadrid, Rosas considera llegado el momento de poner punto final al conflicto
planteado con Francia. Por ello, el 29 de octubre de 1840, el vicealmirante y
plenipotenciario francés, barón René de Mackau, y el ministro Felipe Arana, suscriben en nombre de los gobiernos de Francia y Buenos Aires un convenio que constituye para Rosas una verdadera
capitulación. En el artículo 1, se conceden las indemnizaciones
exigidas por los franceses. En el artículo 2, se dispone el levantamiento del
bloqueo y la evacuación de la isla Martín García. En el artículo 3, se conviene
una amnistía teórica, porque en definitiva su aplicación quedaba librada a la
discrecionalidad del Restaurador. En el artículo 4, se
ratificó el reconocimiento de la independencia
uruguaya. En el artículo 5, se constituye otro triunfo del gobierno
francés. En efecto, en él obtiene el reconocimiento a sus súbditos del tratado
acordado a las de la nación más favorecida.
Paradójicamente, los
partidarios de Rosas aplaudieron el tratado como si constituyera un triunfo del
gobierno de Buenos Aires. En realidad, tal como lo hemos señalado, era Francia
la victoriosa porque se le acordaba con amplitud lo que sistemáticamente se
había negado a Roger, Leblanc y Martigny. Félix Frías escribe que don Juan
García del Río, afirmó: "El decantado campeón del honor americano concedió
a Francia, al cabo de dos años de bloqueo y calamidades públicas sin cuento,
infinitamente más de lo que desde un principio solicitara el gobierno francés,
y de lo que era justo reconocerle". Los representantes no advirtieron que,
como ya señalamos, el Tratado fue una capitulación suscripta en una de las
fragatas de la escuadra bloqueadora. Tampoco que se inquietan por las
indemnizaciones que se deben pagar de lo dispuesto en el artículo 5 y que
alcanzan finalmente a 173.275 pesos fuertes.
Domingo Faustino Sarmiento,
desterrado de San Juan, , escribe en "El Mercurio" de Valparaíso: La
intervención francesa, no ha sido considerada en América bajo su verdadero
punto de vista. La Francia no atacaba al país, sino a Rosas, como lo declaró
cien veces oficialmente; y Rosas no defendía tampoco al país sino su poder para
encarcelar y matar sin proceso".
Basado en el libro
"Historia Política y Constitucional Argentina" (1776-1989), por
Ambrosio Romero Carranza, Alberto Rodríguez Varela y Eduardo Ventura. Círculo
Militar, 1992, pp. 150/156, 159. Alfredo Nobre Leite.
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