«Fidel es la viagra de Chávez», sentenció tiempo atrás un embajador de España en Caracas. Y Hugo Chávez sería el combustible para Castro y para el resto de los cubanos, a los que hace llegar alrededor de cien mil barriles diarios de petróleo en pago por los batallones de médicos, entrenadores deportivos y militares y asesores que trabajan en Venezuela.
Según el candidato opositor, Henrique Capriles, Venezuela está «regalando el petróleo», pues de acuerdo con sus cuentas la balanza arroja un saldo desfavorable de 3.000 millones de dólares: «Un médico cubano (hay unos 35.000) le cuesta al país 40.000 bolívares mensuales —unos 7.200 euros— por el intercambio que se hace con crudo. Lo que necesitemos traer de otro país para garantizar los programas sociales lo vamos a hacer, pero vamos a pagar lo que corresponda. No más, porque eso es financiar un modelo político».
No es muy distinta la situación en Bolivia, otro socio «espiritual» y económico de Chávez. Su presidente, Evo Morales, ya ha asegurado que «Chávez va a ganar, el hermano, comandante y presidente de Venezuela es una garantía para la integración». Hasta el 2010, Evo Morales recibía de manos de Hugo Chávez 214 millones de dólares anuales, que repartía personalmente en el interior de Bolivia.
Pero Capriles ya se ha adelantado y, al referirse a la donación de una planta termoeléctrica a Bolivia mientras su país padece de constantes apagones, dijo que «luz en el extranjero y oscuridad en la casa: no hay más regalos a otros países, con todo el respeto a nuestros hermanos».
Sin Chávez no le iría mejor al que, probablemente, sea el régimen más corrupto de toda América, el que barnizado de sandinismo mantiene en el poder en Nicaragua a Daniel Ortega. En los últimos cinco años, el país centroamericano ha recibido de Venezuela, en concepto de cooperación, alrededor de dos mil millones de dólares. Según la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global, con menos de una tercera parte de esa cantidad la pobreza se habría reducido a cero. No ha sido así, porque gran parte de ese dinero es manejado a discreción por Ortega y su familia.
Al no pasar por el Presupuesto General de la República, se desconoce cómo se maneja esa cantidad. «En el balance ha servido para el enriquecimiento desproporcionado de círculos del Gobierno, principalmente los asociados a la familia del gobernante», afirma el opositor Edmundo Jarquín.
Más lejanos en la geografía, pero próximos en las relaciones económicas y políticas, a Bielorrusia, Irán o Rusia también les afectaría una derrota chavista. En caso de imponerse en las urnas, Capriles adelanta que «van a cambiar las relaciones. No quiero decir que vamos a romper relaciones, pero, ¿con quién tenemos más afinidad?... Con Colombia, Brasil, Argentina o Chile».
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