Nos informa el corresponsal en Madrid del diario El País, que los cables que ha examinado dibujan con lujo de detalles, el ambiente de terror en el que viven funcionarios estatales en la Nicaragua sandinista. Destaca que jueces renombrados están al servicio de las bandas criminales. Según señala el corresponsal citado "Los despachos de la Embajada de Estados Unidos en Nicaragua dibujan al régimen que preside Daniel Ortega como un auténtico Estado criminal financiado desde antiguo por las redes internacionales del narcotráfico y, desde hace unos años, "por maletas llenas de dinero" enviadas por el presidente Hugo Chávez desde Venezuela.
No es necesario ser muy inteligente, para poder llegar a la espontánea conclusión, que la metodología utilizada en la emergencia, es curiosamente similar a la que se puso de relieve en ocasión de salir a la luz parte del "Valijagate", en nuestro país. Constituye fundamento suficiente para arribar a tal conclusión, el cable sobre la financiación de los proyectos sociales en Nicaragua con dinero venezolano. Es mas que evidente que el pez por la boca muere. Como podrá suponerse, la financiación de Hugo Chávez, al gobierno del ex-guerrillro Daniel Ortega, no es gratuita.
La comparación, no puede evitarse, en ocasión de leer el cable donde se denuncia que jueces sandinistas ponen en libertad a 'narcos' a cambio de dinero. Se tiene conocimiento que existen denuncias, contra magistrados argentinos, por adoptar idéntica ilegal postura.
Lo que a continuación, nos reseña el citado corresponsal, nos inclina a efectuar comparaciones y de ellas sacamos en conclusión que, de no haberse evitado el triunfo de los sanguinarios guerrilleros subversivos y terroristas, en la Argentina, en este momento estaríamos incluídos en el "cablegate", ocupando un lugar similar al que ocupan tanto Nicaragua, como otros desgraciados países de nuestro continente, donde llegaron al Poder elementos que aprovecharon o la ingenuidad de sus votantes o resquicios de la ley. La norma les sirve para poder acceder a la titularidad de esos países, pero llegado allí se la deja de lado, sin disimulo alguno. Creemos que la lectura del siguiente artículo, podrá ampliar las pautas valorativas que se tienen respecto de lo que sucede en Latinoamèrica. La indiferencia de la ciudadanía, tal como ocurre en la Argentina, las rencillas de los políticos opositores y la consiguiente trituración de las fuerzas políticas contrarias al gobernante de turno, constituyen una inapreciable ayuda, con la que éste sabe que ineludiblemente cuenta. Y por ello no es de extrañar que, habiendo accedido al Poder, utilizando la ley se mantenga en él, a pesar de la ley.
No deja de llamarnos la atención, un evento que, no por repetido, se observa que constituye una norma. Aplicable en todos los casos similares al que nos referimos. En efecto, Chávez critica a lo que llama al "Imperio Norteamericano", pero llegado el caso, se comporta exactamente igual que el país que él critica acerbamente. Para el tirano rojo, el único que puede entrometerse en los asuntos internos de un país, y no ser criticado por ello, es él mismo y sus compañeros de ruta.
"Junto al nombre de su informante, el embajador Robert J. Callahan anota entre paréntesis: "Estrictamente protegido". No es un formulismo. No al menos en la Nicaragua de Daniel Ortega. Un cable secreto enviado en la primavera de 2009 desde la embajada en Managua a distintos departamentos de Washington dibuja con todo lujo de detalles el ambiente de terror que viven algunos altos funcionarios nicaragüenses. "El presidente está completamente loco", dice un informante, "se ha convertido en una amenaza para el país. Hasta cree que las monjas viejas están rezando para que lo asesinen".
Otros cuatro documentos -emitidos desde 2006 a 2008 y firmados por el embajador Paul Trivelli- van mucho más allá. Uno de ellos constata que, durante la campaña electoral que lo llevó al poder a principios de 2007, Ortega y su partido, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), obtuvieron dinero del narcotráfico internacional "a cambio de que los jueces sandinistas pusieran en libertad a traficantes capturados por la policía y los militares". También atestigua la Embajada de EEUU en el cable 153018, que, según informes de primera mano, funcionarios nicaragüenses reciben "maletas llenas de dinero" en sus viajes a Caracas.
"Tenemos informes de que funcionarios del Gobierno nicaragüense reciben regalos de funcionarios venezolanos durante viajes oficiales a Caracas. También creemos que Ortega retiró el año pasado su demanda de que los Consejos del Poder Ciudadano (CPC) sean financiados con fondos públicos debido en parte al hecho de que el dinero venezolano ya había llegado. Múltiples contactos nos han dicho que Ortega utiliza dinero del petróleo venezolano para financiar los Consejos del Poder Ciudadano y las campañas de las elecciones municipales del FSLN. Varios informes no confirmados indican que Ortega tendrá 500 millones de dólares a su disposición en el transcurso de 2008".
La Embajada de EE UU no solo acusa a Ortega de financiarse gracias a su apoyo a Chávez. En un largo despacho, el 63040, firmado también por el embajador Trivelli y elaborado como un compendio de los supuestos horrores del sandinismo, se llega a asegurar: "Daniel Ortega y los sandinistas reciben dinero regularmente para financiar las campañas electorales del FSLN de parte de traficantes internacionales de drogas, por lo general a cambio de ordenar a los jueces sandinistas que permitan salir en libertad a los traficantes capturados por los policías y los militares". Estas operaciones turbias, según Trivelli, estaban orquestadas por Lenin Cerna, ex director de Seguridad del Estado, y supervisadas por jueces sandinistas de la Corte Suprema como Rafael Solís y Roger Camilo Argüello. En el mismo cable, el embajador añade: "En 1984, Daniel Ortega negoció un acuerdo con el 'narco' colombiano Pablo Escobar y lo refugió durante varios meses en Nicaragua después de que Escobar ordenara el asesinato del ministro colombiano de Justicia".
Según EE UU, en aquel tiempo los aviones de Escobar utilizaban Nicaragua para cargar cocaína con destino a Estados Unidos. A cambio, "Ortega y el FSLN recibieron grandes pagos en efectivo de Escobar". Pero hay más. Según el embajador Trivelli, el entonces ministro del Interior de Nicaragua, Tomás Borge, y sus subordinados llegaron a ayudar a la gente de Escobar con la carga y descarga de drogas en sus aviones durante su escala nicaragüense. "La DEA logró colocar una cámara oculta en uno de los aviones y obtuvo la película de Escobar y de funcionarios del Ministerio del Interior cargando cocaína en un avión de Escobar en el aeropuerto internacional de Managua".
En un cable de medidados de 2006, el 63026, el diplomático dibuja a Daniel Ortega como un tipo sin escrúpulos capaz de cualquier cosa con tal de conseguir dinero: "En septiembre de 2004, el boxeador Ricardo Mayorga violó supuestamente a una joven en un hotel de Managua. Al detectar la oportunidad de chantajear a Mayorga, Ortega y el FSLN acordaron proteger al boxeador en los tribunales a cambio de una parte de las ganancias de sus combates y de hacer publicidad para Daniel. Mayorga estuvo de acuerdo y un juez del FSLN no lo encontró culpable en diciembre". Según los informes de los norteamericanos, gran parte de las ganancias de Mayorga fueron a parar al bolsillo de Ortega y cuando, en agosto de 2005, el boxeador peleó en Chicago, dedicó el combate a Daniel Ortega y exhibió los colores del FSLN.
Teniendo estos antecedentes, no es raro que el actual embajador de Estados Unidos, Robert Callahan, en un informe enviado a Washington el 25 de febrero de 2010, no le dé credibilidad al repentino interés de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo por limar asperezas con Estados Unidos. El embajador hace una humorística mención a una popular obra teatral de Nicaragua, El Güegüense (El Viejo), en la que los actores utilizan diferentes máscaras para representar el engaño, la desconfianza mutua: "Las máscaras sonrientes proyectan una apariencia externa de cortesía y respeto, mientras sus verdaderos rostros y sentimientos permanecen ocultos". Callahan acude a su experiencia para concluir que la amable ofensiva de Ortega y de su esposa son "de corta duración y poco sincera". (Seleccionado de la web española del diario El País, del 06-12-10)
Otros cuatro documentos -emitidos desde 2006 a 2008 y firmados por el embajador Paul Trivelli- van mucho más allá. Uno de ellos constata que, durante la campaña electoral que lo llevó al poder a principios de 2007, Ortega y su partido, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), obtuvieron dinero del narcotráfico internacional "a cambio de que los jueces sandinistas pusieran en libertad a traficantes capturados por la policía y los militares". También atestigua la Embajada de EEUU en el cable 153018, que, según informes de primera mano, funcionarios nicaragüenses reciben "maletas llenas de dinero" en sus viajes a Caracas.
"Tenemos informes de que funcionarios del Gobierno nicaragüense reciben regalos de funcionarios venezolanos durante viajes oficiales a Caracas. También creemos que Ortega retiró el año pasado su demanda de que los Consejos del Poder Ciudadano (CPC) sean financiados con fondos públicos debido en parte al hecho de que el dinero venezolano ya había llegado. Múltiples contactos nos han dicho que Ortega utiliza dinero del petróleo venezolano para financiar los Consejos del Poder Ciudadano y las campañas de las elecciones municipales del FSLN. Varios informes no confirmados indican que Ortega tendrá 500 millones de dólares a su disposición en el transcurso de 2008".
La Embajada de EE UU no solo acusa a Ortega de financiarse gracias a su apoyo a Chávez. En un largo despacho, el 63040, firmado también por el embajador Trivelli y elaborado como un compendio de los supuestos horrores del sandinismo, se llega a asegurar: "Daniel Ortega y los sandinistas reciben dinero regularmente para financiar las campañas electorales del FSLN de parte de traficantes internacionales de drogas, por lo general a cambio de ordenar a los jueces sandinistas que permitan salir en libertad a los traficantes capturados por los policías y los militares". Estas operaciones turbias, según Trivelli, estaban orquestadas por Lenin Cerna, ex director de Seguridad del Estado, y supervisadas por jueces sandinistas de la Corte Suprema como Rafael Solís y Roger Camilo Argüello. En el mismo cable, el embajador añade: "En 1984, Daniel Ortega negoció un acuerdo con el 'narco' colombiano Pablo Escobar y lo refugió durante varios meses en Nicaragua después de que Escobar ordenara el asesinato del ministro colombiano de Justicia".
Según EE UU, en aquel tiempo los aviones de Escobar utilizaban Nicaragua para cargar cocaína con destino a Estados Unidos. A cambio, "Ortega y el FSLN recibieron grandes pagos en efectivo de Escobar". Pero hay más. Según el embajador Trivelli, el entonces ministro del Interior de Nicaragua, Tomás Borge, y sus subordinados llegaron a ayudar a la gente de Escobar con la carga y descarga de drogas en sus aviones durante su escala nicaragüense. "La DEA logró colocar una cámara oculta en uno de los aviones y obtuvo la película de Escobar y de funcionarios del Ministerio del Interior cargando cocaína en un avión de Escobar en el aeropuerto internacional de Managua".
En un cable de medidados de 2006, el 63026, el diplomático dibuja a Daniel Ortega como un tipo sin escrúpulos capaz de cualquier cosa con tal de conseguir dinero: "En septiembre de 2004, el boxeador Ricardo Mayorga violó supuestamente a una joven en un hotel de Managua. Al detectar la oportunidad de chantajear a Mayorga, Ortega y el FSLN acordaron proteger al boxeador en los tribunales a cambio de una parte de las ganancias de sus combates y de hacer publicidad para Daniel. Mayorga estuvo de acuerdo y un juez del FSLN no lo encontró culpable en diciembre". Según los informes de los norteamericanos, gran parte de las ganancias de Mayorga fueron a parar al bolsillo de Ortega y cuando, en agosto de 2005, el boxeador peleó en Chicago, dedicó el combate a Daniel Ortega y exhibió los colores del FSLN.
Teniendo estos antecedentes, no es raro que el actual embajador de Estados Unidos, Robert Callahan, en un informe enviado a Washington el 25 de febrero de 2010, no le dé credibilidad al repentino interés de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo por limar asperezas con Estados Unidos. El embajador hace una humorística mención a una popular obra teatral de Nicaragua, El Güegüense (El Viejo), en la que los actores utilizan diferentes máscaras para representar el engaño, la desconfianza mutua: "Las máscaras sonrientes proyectan una apariencia externa de cortesía y respeto, mientras sus verdaderos rostros y sentimientos permanecen ocultos". Callahan acude a su experiencia para concluir que la amable ofensiva de Ortega y de su esposa son "de corta duración y poco sincera". (Seleccionado de la web española del diario El País, del 06-12-10)
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