En su oportunidad exhibimos nuestra oposición al cambio, en la Argentina, del sistema de jubilaciones. Sabíamos de la necesidad del gobierno de apelar a estos fondos, para poder solventar sus gastos, ya que le era imposible acudir al financiamiento externo. También lo sabían los legisladores, pero lo callaron. Se sancionó la nueva norma legal, a pesar de todas las críticas al "cambio", y quienes sostenían al nuevo regimen sancionado, nada dicen, mientras que los que tibiamente apoyaban, tampoco nada dicen. Hasta el mas ignorante en la materia, suponía que todo ésto, se debía a la urgente necesidad del Gobierno de hacerse de dinero. Los gobernantes echaron mano al dinero de los futuros jubilados, confiscando lo ahorrado por ellos durante el curso de los años. Ocultaron que el fin de ellos era compènsar la falta de crédito ya que nadie nos presta un peso. Algunos se tragaron la píldora, otros reaccionaron. Adjunto información de España, donde hasta el gobernador del mas importante banco, el Banco de España, salió a criticar con dureza, el sistema que rige allí. Auguró la posible existencia de problemas, en un futuro no muy lejano. El sistema previsional español es muy similar al actual de la Argentina, por lo que el menos avisado se dará cuenta que el peligro que se augura alla, por tan importante dignatario, es el mismo que corremos acá . Cuando suceda, muchos de los defensores de la estatización, estarán en la vereda de enfrente afirmando, a quien quiera oir, que ellos siempre fueron "privatistas". Tanto el gobierno argentino, como los políticos y los sindicatos que apoyan al nuevo sistema, callan ante la actitud del Poder Ejecutivo, que se permite administrar, como le viene en gana, los fondos previsionales. Antes de votar la nueva ley, a ningún legislador se le ocurrió exigir del Poder administrador garantías acerca de la inversión no aleatoria de los fondos de los futuros jubilados. He aquí las críticas:"La semana pasada asistimos a unas declaraciones del Gobernador del Banco de España acerca de las dificultades que puede encontrar el actual sistema de pensiones en poco más de una decena de años si no se acometen reformas estructurales sobre el mismo. Estas declaraciones fueron muy criticadas por el Gobierno y los sindicatos y tuvieron mucha cobertura informativa.
Estas declaraciones, que considero basadas en la más absoluta realidad, la podemos resumir en una idea: la generación que nació en los 60 va a percibir pensiones inferiores a las actuales en términos reales. Ya he dicho alguna vez que cuando se promulga la Ley de Bases de la Seguridad Social en 1963, la edad de jubilación era prácticamente igual a la esperanza media de vida.
Afortunadamente, eso ha cambiado actualmente y nos encontramos que, según el INE, la esperanza de vida al nacimiento en España en 2005 era superior a los 80 años. Y probablemente sea superior a fecha de hoy.
En un esquema de “prestación definida” como el de la Seguridad Social española, las pensiones se sostienen por las aportaciones de los trabajadores en activo. Es un sistema piramidal controlado por el Estado en los que los trabajadores en activo cotizan sin saber cuánto dinero van a poder cobrar cuando se jubilen.
Lo que el Gobernador del Banco de España ha dicho es que, viendo la evolución de la población española, es mejor ir pensando en cómo y cuándo se puede cambiar este modelo, que hoy por hoy está abocado, sin ninguna discusión, a sufrir problemas en un futuro no tan lejano. La tasa de natalidad en España es de las más bajas de Europa y eso significa menos trabajadores cotizantes en las siguientes décadas.
Así que si unimos menos trabajadores en activo, la generación del “baby boom” de los 60 y 70 jubilada y cobrando su pensión, y cada vez más pensiones no contributivas, el sistema parece abocado a un déficit inexorable. Es decir, que si todo sigue como está, los trabajadores de hoy tendrán que trabajar más para cobrar menos pensiones.
Estos esquemas ya han fracasado en el ámbito privado. Las cargas que suponen las pensiones de prestación definida en British Airways, por ejemplo, están siendo un freno a su fusión con Iberia. En Estados Unidos, los grandes de la industria automovilística llevan sufriendo décadas el problema de unas cargas enormes que sólo crecen y que les impiden ser tan flexibles como los japoneses o los europeos.
¿Cómo evitar la crisis de las pensiones futuras? Algunos países (empezó Chile a principio de los años 80 del siglo pasado) han desarrollado sistemas más o menos complejos de “contribución definida”, en el que la pensión de los trabajadores se calcula en función de sus aportaciones y del beneficio obtenido por las mismas a lo largo de la vida laboral del individuo.
El cambio es radical, y es imposible hacerlo de golpe. Pero los sistemas occidentales deberían mirarse en el espejo de países llamados emergentes que sí están afrontando el problema: Chile, México, Brasil, Ucrania, Perú… Otra acción complementaria sería promover las pensiones privadas, favorecer el ahorro a largo plazo.
Pero nadie parece en España muy interesado en esto. Los planes de pensiones son mayoritariamente caros, con rentabilidades muy justas y parecen pensados para una franja de la población muy pudiente, que se ahorra impuestos (y el sistema distribuye parte de este ahorro en gestoras de pensiones y bancos comercializadores por las altas comisiones cobradas) más que para hacer aumentar la pensión futura del trabajador.
No hay soluciones fáciles, pero todas pasan por un diálogo necesario entre fuerzas políticas, sociales (tanto sindicatos como empresarios) y el sector financiero para llegar a un consenso sobre un sistema de pensiones que fomente la riqueza de los trabajadores para su jubilación y que contribuya también a la riqueza de toda la sociedad española. Ganaríamos todos.(Seleccionado de la web española de El Confidencial, del 22-04-09)
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