La Argentina informó a los funcionarios bursátiles de la SEC de los EE.UU su intención de que se apruebe su reingreso a los mercados de capitales. Si así fuera, los títulos de origen argentionos deberían contener obligatoriamente una advertencia, como la de los paquetes de cigarrillos, que diga: “La Argentina tiene un historial de tergiversación, deudas por defecto, repudio de deudas por lo que la adquisición de estos títulos puede resultar peligroso para su salud financiera. No entable negocios con este país emisor, a menos que cuente con un pelotón de hábiles abogados y con la ayuda de la Marina de Guerra. A fin de que lo respalde y que esté preparado para utilizar a ambos”. En la actual crisis económica mundial, el comportamiento financiero de la Argentina es especialmente preocupante. Su condición de mayor deudor de la historia, de una deuda soberana; el repudio sin precedentes, en 2005 de los bonos en poder de los que se mostraron reacios a ingresar a la reestructuración ofrecida por aquél país, dadas las deficientes condiciones, la falta de transperancia y divulgación en cuanto ala recaudación fiscal, es un peligroso ejemplo. Si la SEC no establece condiciones muy severas para el reingreso de la Argentina al mercado de capitales, podría alentar a otros países a que sigan este camino irresponsable.
En 2001 la Argentina estaba en mora, en default de hecho, por la suma de 81 mil millones de dólares, en títulos de la deuda pública. Cuatro años mas tarde, imprevistamente y unilateralmente se declaró en default ofreciendo un inegociable plan de reestructuración de las sumas adeudadas, ofreciendo abonar 25 centavos de dólar por cada unidad de la moneda norteamericana. Aproximadamente la mitad del total de los acreedores, se negó a ingresar al club de la Reestructuración. Ante tal actitud, esos acreedores recibieron el repudio a sus legítimos reclamos.
Ante los tribunales de Nueva York se presentaron un total de 160 demandas, pero los gobiernos argentinos de Néstor Kirchner y luego de su sucesora Cristina Fernández hicieron caso omiso a las sentencias judiciales recaídas en ellas. El juez Griesa manifestó que “no he oído una sola palabra de la Argentiona, salvo para adoptar posturas tendientes a lograr el no pago de sus obligaciones dinerarias con lso demandantes.
Estiman los firmantes de esta nota, que si se tolera que la Argentina concrete sus “fechorías”, ofreciendo terribles condiciones para la reestructuración de esas obligaciones dinerarias y repudiando sus obligaciones como deudora, la posibilidad de futuros incumplimientos por parte de otros países, podría aumentar considerablemente. En el eventual caso de que ello ocurriera, se infligiría un duro golpe al sistema mundial en crisis. El ilegal y felón comportamiento de la Argentina, ya está siendo imitido por Ecuador, quien recientemente repudió y no pagó su deuda soberana, con alegaciones jurídicas futiles y endebles. Tal actitud fue recibida por el mercado, de tal forma, que disminuyó el valor de los bonos. Finalmente, resaltan los autores que es un hecho que, el ocultamiento por parte de la Argentina, de la verdadera situación de sus finanzas, sus casi 35 mil millones de dólares de deuda pendiente impaga, sus acogedoras relaciones con el inmoral régimen de Hugo Chávez en Venezuela, la subestimación de su verdadera tasa de inflación y su actitud reciente, procediendo a expropiar todo tipo de bienes al alcance del gobierno llevan a concluir que inevitablemente, si se aceptaran los ofrecimientos de la Argentina, volverá a ocurrir lo sucedido anteriormente. Hasta el Congreso ha advertido las consecuencias posibles y se han presentado proyectos afin de evitar lo inevitable. La SEC, debería adoptar medidas para proteger la integridad de los mercados que supervisa. (Resumido de un artículo de Robert Shapiro y Nancy Sorderberg,del 27-02-09 aparecido en el The Wall Street Journal)
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