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domingo, 10 de diciembre de 2017

Algo mas sobre el Combate de la Vuelta de Obligado



En la "Vuelta de Obligado", el 20 de noviembre de 1845 (proclamado Día de la Soberanía), el general Lucio Mansilla y fuerzas muy inferiores en número, a las europeas se comportan con valor ejemplar. Para evitar el avance de la flota cruza el Paraná con cadenas que son cortadas por los interventores luego de ingentes esfuerzos y de abundantes disparos intercambiados con las tropas de Mansilla. Días después se producen encuentros similares en Tonelero, San Lorenzo y Quebracho. (1) La génesis del conflicto con Francia (y luego el bloqueo anglo-francés), obedeció a dos causas inmediatas al conflicto con Francia en 1838: 1) la insistencia de Rosas en aplicar la ley que obliga a los residentes franceses a prestar servicio militar; y 2) el mal trato dado por el gobierno porteño a tres franceses: César Hipólito Bacle, Pedro Lavié y Blas Despouy. No existía guerra civil ni invasión de indios que justifique a milicias extranjeras. ¿Por qué, entonces obligar a los franceses a enrolarse cuando bastan las tropas criollas para el servicio de fronteras? Hipólito Bacle muere el 4 de enero de 1838, a consecuencia de los malos tratos sufridos en prisión. La colonia francesa asiste, en pleno, a su entierro; y la indignación que produce el fallecimiento determina al cónsul Roger a elevar el tono de sus reclamaciones, llegando hasta la insolencia. Por último, pidió sus pasaportes, los cuales le son extendidos inmediatamente, saliendo para Montevideo el 16 de marzo de 1838. Ocho días después, Rosas recibe un ultimátum dirigido por el contralmirante Leblanc, jefe de las fuerzas navales destacadas en el Plata. En dicha comunicación se insiste en las reclamaciones formuladas por Roger, exigiéndose, además, una indemnización para la viuda de Bacle. Rosas contesta, por intermedio de su ministro Arana, que exigir sobre la boca del cañón privilegios que sólo pueden concederse por tratados, es lo que este gobierno nunca se someterá. Leblanc declara bloqueado el puerto de Buenos Aires y todo el litoral del río de la Plata, el 28 de marzo de 1838, y así comienza un grave conflicto internacional.

El general San Martín, no informado de los entretelones de la cuestión del Plata, considera a Rosas como valiente defensor de la independencia americana (por ello, le envió su sable corvo). El cónsul inglés en Buenos Aires, Henry Mandeville -gran amigo de Rosas- comunica a éste que Francia no desea verse mezclada en aventuras guerreras, y que la diplomacia inglesa jamás consentirá en ver trasformado el bloqueo francés en una operación de mayor envergadura. Sabiendo Rosas que Francia nunca mandará tropas de desembarco, no duda en rechazar las reclamaciones y en negarse, por dos años, a transar. Seguro de no correr peligro por ese lado, levanta la voz y asume el papel de defensor de nuestra integridad territorial. En 1840, es reelegido con la suma del poder público.

Cuando el general Lavalle, se repliega hacia el interior buscando unirse a las fuerzas del general Lamadrid, Rosas considera llegado el momento de poner punto final al conflicto planteado con Francia. Por ello, el 29 de octubre de 1840, el vicealmirante y plenipotenciario francés, barón René de Mackau, y el ministro Felipe Arana, suscriben en nombre de los gobiernos de Francia y Buenos Aires un convenio que constituye para Rosas una verdadera capitulación. En el artículo 1, se conceden las indemnizaciones exigidas por los franceses. En el artículo 2, se dispone el levantamiento del bloqueo y la evacuación de la isla Martín García. En el artículo 3, se conviene una amnistía teórica, porque en definitiva su aplicación quedaba librada a la discrecionalidad del Restaurador. En el artículo 4, se ratificó el reconocimiento de la independencia uruguaya. En el artículo 5, se constituye otro triunfo del gobierno francés. En efecto, en él obtiene el reconocimiento a sus súbditos del tratado acordado a las de la nación más favorecida.

Paradójicamente, los partidarios de Rosas aplaudieron el tratado como si constituyera un triunfo del gobierno de Buenos Aires. En realidad, tal como lo hemos señalado, era Francia la victoriosa porque se le acordaba con amplitud lo que sistemáticamente se había negado a Roger, Leblanc y Martigny. Félix Frías escribe que don Juan García del Río, afirmó: "El decantado campeón del honor americano concedió a Francia, al cabo de dos años de bloqueo y calamidades públicas sin cuento, infinitamente más de lo que desde un principio solicitara el gobierno francés, y de lo que era justo reconocerle". Los representantes no advirtieron que, como ya señalamos, el Tratado fue una capitulación suscripta en una de las fragatas de la escuadra bloqueadora. Tampoco que se inquietan por las indemnizaciones que se deben pagar de lo dispuesto en el artículo 5 y que alcanzan finalmente a 173.275 pesos fuertes.

Domingo Faustino Sarmiento, desterrado de San Juan, , escribe en "El Mercurio" de Valparaíso: La intervención francesa, no ha sido considerada en América bajo su verdadero punto de vista. La Francia no atacaba al país, sino a Rosas, como lo declaró cien veces oficialmente; y Rosas no defendía tampoco al país sino su poder para encarcelar y matar sin proceso".
Basado en el libro "Historia Política y Constitucional Argentina" (1776-1989), por Ambrosio Romero Carranza, Alberto Rodríguez Varela y Eduardo Ventura. Círculo Militar, 1992, pp. 150/156, 159. Alfredo Nobre Leite.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Recordemos al Rastreador Fournier de la Marina de Guerra Argentina


Recuerdo una tragedia que tuvo lugar entre los días 21 y 22 de septiembre de 1949, que yo sepa nadie reparóa en el hundimiento del rastreador Fournier, de la Armada Argentina. Murieron sus 77 trippulantes, en un lugar cuya profundidad oscilaba entre los 500 y los 700 metros. Su casco quedó en las profundidades del mar. Se rescataron unos pocos cadáves, que fueron conducidos en la fragata Heroína, la que ostentaba su bandera a media asta. Todavía resuenan en mis oídos los comentarios de la gente, en esa época en la que cursaba el colegio secundario. Todos los alumnos estábamos apenados por lo ocurrido al navío y a su tripulación. Mas de 70 años después, recordé este triste episodio. Se brindaron honores a toda la tripulación fallecida, el país estaba de luto. 
Reseña la crónica periodística: "El Fournier zarpó a las 7.40 del 21 de septiembre, dispuesto a internarse por el intrincado estrecho de Magallanes para regresar a Ushuaia. Ese mismo día, a las 16.30, el buque comunicó por radiotelégrafo que estaban pasando frente al Faro de Punta Delgada, en la Primera Angostura del estrecho. En horas de la noche, cuando el buque cruzó frente al faro San Isidro, el pronóstico meteorológico no era favorable para la navegación: soplaban vientos del noroeste a una velocidad de 20 nudos, se anunciaban nevadas y chaparrones, la visibilidad era de 2 a 4 kilómetros y la temperatura estaba por debajo de los 0 grados. 
Llegadas las primeras horas de la mañana del 22 de septiembre de 1949, era imposible comunicarse con el "Fournier" desde la Base Naval Ushuaia, por lo que al día siguiente se inicio su búsqueda por agua y por aire, dificultada por las tempestades y la niebla constantes. Participaron en las operaciones de búsqueda, entre otros, el transporte "San Julián", el rastreador "Spiro", los remolcadores "Chiriguano" y "Sanavirón", el buque hidrográfico "Bahía Blanca" y la fragata "Trinidad". 
Finalmente, el 4 de octubre de ese mismo año, los diarios del país anunciaron en primera plana el naufragio del "Fournier" en Punta Cono, un accidente geográfico de la isla Dawson, rodeada por canales de entre 450 y 530 metros de profundidad promedio, a la entrada de San Gabriel, 60 millas al sur de la ciudad chilena de Punta Arenas. Las circunstancias de su desaparición hacen suponer que el "Fournier" se hundió al chocar contra una piedra, no marcada en la carta de navegación, que abrió un surco en el casco de la nave e hizo que se anegaran los compartimientos, o que, en medio de temporal, una ola lo escoró sin darle tiempo a enderezarse.
La tripulación del "Fournier" estaba integrada por 77 marinos. No hubo sobrevivientes y el casco quedo para siempre en el fondo del mar. Solo fue posible rescatar los cuerpos de algunos tripulantes que fueron trasladados a Buenos Aires por la fragata A.R.A. "Heroína", con su bandera a media asta. La pérdida del rastreador constituyó un verdadero duelo nacional, y en su memoria y en la de sus tripulantes y pasajeros se efectuaron numerosos actos oficiales y privados. "FUENTE: El diario del fin del mundo..
A raíz de este evento sufrido por la Marina de Guerra, se revisaron las normas que para esa época regían en el Cód.Civil Argentino, mediante la sanción de una reforma a los artículos que se referían a la ausencia con presunción de fallecimiento. Se acortaron los plazos para poder, mediante la Justicia, declarar ausente con presunción de fallecimiento, de los marinos víctimas. Con lo que se posibilitó tramitar la sucesión hereditaria de ellos y, en otros casos, se pudo declarardisuelto el vínculo matrimonial, con lo que se hicieron a un lado los plazos por demás extensos que la normativa estipulaba, la que impedía casarse eventualmente a las viudas, las que tendrían que esperar años para poder hacerlo. . La modificación fué dispuesta por la ley 14.394.Mas de 70 años después, hago las comparaciones del caso y creoque soy uno de los pocos que ha podido ser testigo, de la reacción popular en un caso y en el otro, el del submarino de nuestra Armada de Guerra que lamentablemente no ha podido ser ubicado a pesar del constante rastreo. En el caso del rastreador Fournier, no se hizo política con la bajeza que, en la actualidad, se procede.
Otro caso curioso es que Fournier fue un marino italiano,que actuó con patente de corso, en la guerra contra el Imperio del Brasil. Fueascendido por sus hazañas bélicas y llegó a teniente coronel. Ello ocurrió en la década del 20 del siglo XIX. Comisionado por el gobierno nacional de esa época, fue a los EE.UU. a fin de adquir una flota de barcos para el país, y con ellos enfrentó una tormenta que causó el hundimiento de dos de los flamantes navíos de guerra, falleciendo Fournier ya que tripulaba uno de los navíos que se hundieron. Este glorioso marino, padeció el olvido de los historiadores quiees no se ocuparon mayormente de sus hazañas bélicas.