Prueba
de la estatura de estadista del general Perón son sus propias
palabras que recogemos por ser de actualidad, suena profético lo que
afirmaba en esa época: “Mientras
el
capitalismo
insista en sus abusivos sistemas de explotación humana y la
explotación del hombre por el hombre sea su norma, el
comunismo irá adelante con su ritmo tan rápido,
como intenso sea el egoísmo capitalista en su ritmo de explotación
humana."
"En
último análisis el conflicto se plantea, por ejemplo, sobre la
propiedad. En el sistema capitalista el pueblo no tiene acceso a la
propiedad y su capitalización es algo poco menos que inalcanzable en
las condiciones actuales de la organización capitalista del trabajo.
¿Qué le importa a un trabajador el derecho romano y la propiedad,
si él sabe que son cosas que le están prácticamente vedadas?
Cuando el comunismo le dice que la propiedad es
un prejuicio burgués y que el Estado
debe ser el único propietario en beneficio de la comunidad, es
lógico que el obrero acepte esto como natural, desde
que él considera una injusticia, como en realidad lo es,
su miseria en medio de la abundancia."
"Cuando
nosotros creamos la doctrina justicialista y
pusimos en ejecución sus postulados desde el Gobierno
Constitucional, capitalizando al Pueblo
y asegurando a sus hombres el acceso a la propiedad privada,
en poco tiempo casi
terminamos con los comunistas.
Cuando mediante el plan de viviendas, cada trabajador pudo comprar su
casa. Cuando mediante la jubilación universal cada ciudadano aseguró
su porvenir contra el infortunio. Cuando los obreros mediante el pago
de salarios justos y humanos y el control de los precios ajustados a
lo real, pudieron hacer economías y llegaron a poseer ahorros. El
comunismo no tenía razón de ser y la
gente del Pueblo llegó a reírse, como nos reíamos nosotros,
de su prédica."
"Uno
de los terribles errores del comunismo es
precisamente la supresión de la propiedad,
que ha surgido allí como una consecuencia reaccionaria contra la
desposesión del pueblo ruso en sus antiguas organizaciones un tanto
medievales. Pero hoy ya se habla allí de la necesidad de reimplantar
la propiedad privada, como consecuencia de la experiencia recogida en
casi cuarenta años de colectivización. El
derecho de posesión es consubstancial con el hombre,
desde que el cavernario ocupó la primera cueva que lo fijó a la
tierra, destruyendo su nomadismo inquietante y difícil.
Nosotros,
con el Justicialismo ofrecimos una experiencia y la realidad fue
mucho más allá de cuanto nosotros mismos habíamos imaginado. Por
eso nuestro
predicamento
popular ha sido tan grande, no sólo en nuestro país, sino en el
mundo entero. Es que los pueblos anhelan obtener justicia sin que el
comunismo los invada, pero el egoísmo hace imposible tan justa
demanda y prefiere arrastrado y barrido por las hordas rojas, antes
de claudicar de lo que considera su injusto predominio. En las horas
actuales lo conservador es evolucionar, porque el que se aferra a
conservarlo todo, se expone a perderlo todo, incluso las orejas.
Lo
que ha pasado en la República Argentina no hace sino confirmar lo
anterior. Allí la oligarquía ayudada por el capitalismo y la
metrópoli inglesa, han obrado con una miopía inaudita, dando lugar
a que el comunismo se multiplique aceleradamente, porque el
desesperado "se aferra aún a un clavo ardiendo". Sin
embargo, no creo que allí el comunismo haga camino porque el Pueblo,
que ha probado el Justicialismo, ha de luchar por reimplantarlo,
cueste lo que cueste y caiga quien caiga." Frase profética, si las hay, puesto que se observa en la actualidad que gran parte de la población comienza a desconfiar de quienes ostentan su calidad de "peronistas", vistiendo la camiseta peronista, pero no conocen absolutamente nada del justicialismo y de su historia ya que su ideología no se ajusta a los postulados de ella, ya que son criptomarxistas, son "entristas". Pero, como decía el viejo general: para ver cuando alguien es rengo, no hay nada mejor que dejarlo caminar solo.
Añadía el general Perón "Nosotros,
los argentinos mismos, que hemos trabajado incesantemente durante
estos diez últimos años, para
desterrar el marxismo de las masas,
mediante el único expediente racional de oponerle la prédica y la
realidad de una doctrina mejor, no estamos seguros aún de que
hayamos obteniendo un éxito definitivo. Tal es la fuerza de la
prédica anterior, intensificada por la acción negativa del
capitalismo imperialista de explotación.
Por eso el hombre ha sido insectificado por los sistemas, capitalista
o comunista, que en el orden del humanismo práctico, como extremos,
se tocan.
El comunismo, en nombre de la comunidad y la socialización integral,
mantiene la propiedad estatal. El hombre trabaja para el Estado, el
que le entrega el diez por ciento de su producción, para su
subsistencia en retribución. El capitalismo individualista, en
nombre de la libre empresa y la democracia, respeta la propiedad,
cada uno trabaja lo suyo pero, a fin de año, el Estado, en nombre de
superiores intereses de "supervivencia democrática" le
quita el noventa por ciento de lo producido, para ser empleado en la
defensa de la comunidad democrática. Para el hombre del pueblo que
trabaja, encuadrado en la celda de su humano papel, en una
insectificación similar resultante del Taylorismo o del
Stajanovismo, ¿qué diferencia puede existir entre uno y otro sistema?".
Sigue
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